En los últimos 15 años, la cirugía mínimamente invasiva ha mostrado una tasa de éxito creciente en medicina veterinaria y se están proponiendo numerosas técnicas para muchos procedimientos quirúrgicos. Entre ellas, la ovariectomía (OVE) y la ovariohisterectomía (OHE) son algunas de las técnicas quirúrgicas más comunes realizadas en pequeños animales.
Al evaluar las principales ventajas de los procedimientos de castración laparoscópica en comparación con los convencionales, la mayoría de los autores destacan un menor traumatismo asociado con incisiones más pequeñas, así como un menor número de complicaciones postoperatorias. Además, también observan tasas más bajas de sangrado durante la cirugía, menos dolor perioperatorio, tasas de infección reducidas, disminución de la morbilidad y de las estancias hospitalarias.
Si bien, aunque la cirugía laparoscópica tiene muchas ventajas, se han descrito algunas complicaciones, principalmente asociadas con el acceso quirúrgico, el manejo anestésico y otros procedimientos propios de las técnicas laparoscópicas. Asimismo, las alteraciones fisiopatológicas también se han relacionado con la insuflación del abdomen con CO2, que da lugar a la instauración de neumoperitoneo (PNP). En concreto, el PNP conduce a una elevación de la presión intraabdominal (PIA) con el consiguiente desplazamiento craneal del diafragma, lo que induce cambios en la dinámica ventilatoria y cardiovascular, como disminución del retorno venoso, aumento de la resistencia vascular periférica, disminución del gasto cardíaco, aumento de la resistencia a la expansión torácica y disminución del volumen pulmonar.
Ahora, con el objetivo de evaluar cuantitativamente los posibles cambios cardiorrespiratorios y sanguíneos asociados con el establecimiento de neumoperitoneo en ovariectomía laparoscópica y compararlos con la cirugía abierta convencional, un equipo de veterinarios de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Santiago de Compostela ha realizado un estudio.
Según el conocimiento de los investigadores, “no existen estudios en perros que hayan examinado las posibles diferencias fisiopatológicas globales y los requisitos de inhalación de gas entre ambas técnicas quirúrgicas de ovariectomía”.
Para ello, los autores recopilaron parámetros cardiovasculares y ventilatorios y realizaron análisis gasométricos, electrolíticos, bioquímicos y hematológicos durante el acto quirúrgico. También examinaron los requisitos para la concentración alveolar mínima de gas inhalado durante la anestesia.
El estudio se realizó en 16 perras sometidas a esterilización, la mitad de las cuales se esterilizó mediante cirugía laparoscópica y la otra mitad mediante cirugía convencional.
Los valores de concentración de sevoflurano cardiorrespiratorio y espiratorio final se registraron de la siguiente manera: al inicio de la cirugía, después de la resección del ovario derecho, después de la resección del ovario izquierdo y después del cierre quirúrgico. Además, se tomaron muestras de sangre antes y después de la instauración del neumoperitoneo.
VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LA TÉCNICA LAPAROSCÓPICA
Tras la finalización del estudio, entre los parámetros cardiorrespiratorios, “no se observaron diferencias en los valores de CO2 al final de la espiración, volumen minuto y frecuencia cardíaca”.
Por otra parte, los investigadores han podido concluir que el establecimiento de un neumoperitoneo durante la realización de la ovariectomía por medio de técnicas laparoscópicas, “resulta en cambios ventilatorios significativos con respecto a la cirugía convencional, determinando una reducción en la distensibilidad pulmonar y aumento de las presiones inspiratorias”.
Sin embargo, el uso de ventilación mecánica a bajos volúmenes, “con la aplicación de una presión positiva al final de la espiración, se puede proporcionar una ventilación eficaz y compensar la hipercapnia inducida tras la absorción de CO2 a través de la cavidad abdominal”. Por tanto, “los efectos fisiopatológicos asociados con el neumoperitoneo parecen ser transitorios y bien tolerados por perros sanos”.
En la misma línea, en el estudio de los requerimientos de la concentración alveolar mínima de de sevoflurano, “determinamos porcentajes significativamente mayores de concentraciones del gas en el grupo sometido a ovariectomía mediante cirugía abierta ordinaria, durante la resección ovárica, coincidiendo con los valores máximos de presión arterial registrados, y determinándose como el mayor estímulo de dolor intraoperatorio”.
En relación a los parámetros hematoquímicos, “no se determinaron diferencias significativas según la técnica quirúrgica empleada”.
Sin embargo, consideran que, aunque todos los valores permanecieron dentro de los rangos normales, “algunos de los parámetros evaluados en la toma de muestras de sangre postoperatoria podrían indicar un mayor estrés quirúrgico en el grupo de cirugía abierta con respecto a la técnica mínimamente invasiva”.
“Estos hallazgos pueden respaldar las numerosas ventajas de la cirugía mínimamente invasiva en comparación con la cirugía tradicional para esterilizar perras”, concluyen.