Los veterinarios tienen cuatro veces más probabilidades de cometer un suicidio que el resto de la población general. La salud mental en veterinaria está siendo objeto de estudio ante los preocupantes datos que se han conocido en los últimos años sobre el suicidio en la profesión veterinaria.
Las investigaciones apuntan al estrés, la soledad en el ejercicio de la profesión frente a otros sanitarios o la mayor proximidad con productos eutanásicos, como algunos de los elementos que influyen directamente en esta tragedia personal y profesional.
La empresa Vetlife ha desarrollado una guía para abordar este tabú entre los familiares y amigos de las personas que deciden quitarse la vida, tanto a nivel personal como a nivel profesional en las clínicas y hospitales veterinarios.
VETERINARIA Y SALUD MENTAL
La incidencia del suicidio en la profesión veterinaria es el doble que lo registrado en otros profesionales de la salud. Estrés, cansancio emocional o el síndrome de burnout, tan de moda como consecuencia-efecto de la pandemia, son algunos de los factores que alimentan estas trágicas estadísticas.
El veterinario es, en la gran mayoría de los casos, un profesional autónomo que debe compaginar el ritmo de su día a día, con la búsqueda de clientes, el reciclado continuo y las frustraciones propias de quien en muchos casos aplica soluciones finales. A esto se le suma que el veterinario no tiene el prestigio ni la consideración de la que gozan los médicos u otras profesiones sanitarias, ni los sueldos de aquellos.
Todo ello prepara un terreno trágico de suicidios en veterinaria. El autoenvenenamiento con barbitúricos es el responsable del 75 % de los veterinarios que acabaron con su vida en Reino Unido, según un estudio del colegio de veterinarios del país. En Estados Unidos, el uso de armas de fuego ha sido tradicionalmente el principal método de suicidio de veterinarios, según el estudio publicado en Journal of the American Veterinary Medical Association.
Estas investigaciones sobre la problemática de la salud mental en la profesión veterinaria coinciden en señalar el estrés laboral, las largas jornadas de trabajo, las expectativas de los clientes, la gestión de la comunicación de las malas noticias (fatiga por compasión) y la frecuente y activa exposición a la muerte como los principales factores de riesgo.
CÓMO ACTUAR ANTE UN CASO DE SUICIDIO
La guía incluye algunas recomendaciones destinadas a amigos, familiares y compañeros de trabajo para afrontar una pérdida humana a consecuencia de un acto suicida. El documento presenta varios puntos principales a abordar en caso de ser testigo o sufrir de forma cercana este tipo de tragedia.
Según explican los especialistas, los elementos centrales de apoyo después del suicidio incluyen la escucha activa, la flexibilidad, la empatía y la comunicación efectiva. Las personas afectadas por el suicidio a menudo experimentan una variedad de reacciones, que incluyen desgana, ira, vergüenza, tristeza o impotencia.
Por ello, “el apoyo es más importante en el primer mes después de la muerte. Si las personas aún experimentan reacciones negativas significativas más de un mes después de la tragedia, y estas reacciones no mejoran, se debe buscar asesoramiento profesional”.
Por otra parte, en el entorno laboral, los expertos explican que puede haber consideraciones específicas después de una muerte por suicidio, “incluidos los impactos en el personal que pudo haber encontrado a un compañero fallecido, o el uso de medicamentos y equipos del trabajo en el acto suicida”.
En este sentido, recomiendan que la posvención del suicidio y la elaboración de un protocolo ante estos casos y otros aspectos de cuidado de bienestar de los trabajadores, “deben considerarse como parte los planes de emergencia existentes en los centros. Los lugares de trabajo estarán mejor preparados y podrán ofrecer un apoyo efectivo si se ha acordado un enfoque posterior a la tragedia”.
Sobre este punto, la guía expone que la comunicación abierta, honesta y accesible es vital en todo momento. “Algunas personas pueden preferir que no se haga referencia a la muerte como un posible suicidio. Sin embargo, es importante no mentir a los empleados ni distorsionar la información”. Según indican, “la confianza es vital. Se debe dar prioridad a la confidencialidad, la sensibilidad, el respeto y la dignidad”.
No obstante, matizan que, a la hora de comunicar el hecho, no se debe entrar en demasiados detalles sobre el método utilizado (cantidades de medicamentos, etc...), ya que “es desaconsejable porque puede aumentar el riesgo de comportamiento suicida entre compañeros vulnerables”.
La guía completa sobre cómo afrontar un suicidio en la profesión veterinaria está disponible en el siguiente enlace.