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Las abejas, amenazadas con extinguirse siendo esenciales para los ecosistemas
EDICIÓN

Las abejas, amenazadas con extinguirse siendo esenciales para los ecosistemas

El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, que busca concienciar sobre su importancia y los riesgos que sufren
Abejas apicultor
Las abejas y otros polinizadores están, cada vez más, amenazados por los efectos de la actividad humana.

Las abejas y otros polinizadores, están cada vez más, amenazados por los efectos de la actividad humana. La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas y esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Casi el 90 % de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse; asimismo, el 75 % de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización, al igual que el 35 % de las tierras agrícolas mundiales. 


Para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, las Naciones Unidas declararon el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas. Se celebra este día porque coincide con el aniversario del nacimiento de Anton Janša que, en el siglo XVIII, fue pionero de la apicultura moderna en su Eslovenia natal. Janša elogiaba lo buenas trabajadoras que son las abejas y la poca supervisión que necesitan de su trabajo.


El objetivo principal del Día Mundial de las Abejas es proteger a estas y a otros polinizadores para que puedan contribuir de forma significativa a resolver los problemas relacionados con el suministro de alimentos en el mundo y acabar con el hambre en los países en desarrollo.


UNA NECESIDAD REAL DE ACTUAR


Las abejas corren el peligro de extinguirse. Casi el 35 % de los polinizadores invertebrados –en particular las abejas y las mariposas–, y alrededor del diecisiete por ciento de los polinizadores vertebrados –como los murciélagos– están en peligro de extinción a nivel mundial. Sin embargo, la población de polinizadores –en especial abejas y mariposas– ha disminuido de manera preocupante, debido principalmente a prácticas agrícolas intensivas, cambios en el uso de la tierra, plaguicidas (incluidos los insecticidas neonicotinoides), especies exóticas invasoras, enfermedades, plagas y el cambio climático.


Los agricultores y los responsables de las políticas tienen un papel importante que desempeñar en la protección de los polinizadores. En ese sentido, la ONU recomienda a estos profesionales: reservar algunas zonas como hábitat natural, crear barreras vegetales, reducir o modificar el uso de pesticidas, respetar los lugares de anidación y sembrar atractivos de cultivo alrededor del campo.


No solo eso, sino que insta a los gobiernos y a las instituciones a fomentar la participación, el intercambio de conocimientos y empoderamiento de los pueblos rurales e indígenas, así como de las comunidades locales. También les pide aplicar medidas estratégicas, incluidos incentivos económicos para promover el cambio, incrementar la colaboración entre organizaciones nacionales e internacionales, instituciones académicas y redes de investigación para gestionar, investigar y evaluar a los polinizadores y los servicios de polinización.


PAPEL DE LAS ABEJAS EN LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS


El veterinario, biólogo y apicultor, Enrique Simó Zaragoza, ha recogido hasta ahora más de 100.000 firmas para su campaña "Protejamos las abejas: Declaren la apicultura Patrimonio de la Humanidad" a través de una iniciativa en Change.org.


Según Simó, sin abejas no habría alimentos, ni vida en el planeta. Por ello, a través de esta firma, anima a todo el mundo a solicitar a la Unesco que declare patrimonio de la humanidad “el milenario oficio de la apicultura para garantizar la protección de las abejas y la de un sector imprescindible”.


La apicultura es imprescindible para los ecosistemas naturales y agrarios. Cada vez que consumimos miel de los productores, estamos ayudando a la polinización de los ecosistemas. “La polinización contribuye directamente en la regeneración de ecosistemas y en la conservación de especies amenazadas (vegetales y animales), favoreciendo así la fructificación y la producción de semillas de especies cultivadas y silvestres”,  contaba.


LA APICULTURA, UN SECTOR AMENAZADO


Hace un par de meses recogíamos el llamamiento que hacía el veterinario y presidente de la Fundación Amigos de las Abejas, Jesús Llorente, ante la falta de recursos empleados en el sector. “La apicultura como actividad económica no ha representado, frente a otro tipo de ganaderías, un gran aliciente para la investigación, desarrollo y puesta a punto de productos para controlar las enfermedades de las abejas”, denunciaba. 


En la mayoría de los casos, esta falta de interés supone “un gran problema para los apicultores, y todo ello lo podemos resumir en que, actualmente, salvo medicamentos acaricidas, no están en el mercado debidamente autorizados para su uso antibióticos y sulfamidas, que en ocasiones son compuestos necesarios para el control o erradicación de las enfermedades, tanto de la cría como de las abejas adultas”, agregaba.


Por otro lado, a pesar de que la pérdida de abejas es importante es importante en España, el censo de colmenas está aumentando, como nos indica el censo oficial que nos proporciona el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. No obstante, Llorente insistía en la necesidad de intensificar los esfuerzos, especialmente para combatir la pérdida de hábitats en los paisajes agrícolas y los efectos de los plaguicidas, “podemos decir que evitando las actuales amenazas estaríamos en el mejor camino para combatir la desaparición de las abejas”, aseguraba.

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