Durante miles de años, los burros formaron parte de la vida cotidiana de muchas comunidades, desempeñando una función esencial en el arado de las tierras agrícolas y el transporte de mercancías, agua potable y personas. Por ello, la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE, por sus siglas en inglés), recuerda que "es muy importante preservar su sanidad y bienestar para mantener los medios de subsistencia de muchas poblaciones en el mundo".
Los burros son animales que ayudan a reforzar la resiliencia y tienen un impacto socioeconómico transformador en muchas partes del mundo. Por ejemplo, según estimaciones de 2014, se descubrió que la mayoría de los propietarios de burros en Malí ganan el triple del ingreso mensual promedio. En México, los équidos de trabajo podían generar el 30 % del salario mínimo diario (por no mencionar el ahorro que implica utilizar a estos animales sin coste de transporte). Además, son animales con una función determinante en algunas zonas urbanas, sobre todo en la India, donde participan en el transporte de ladrillos para la industria de la construcción.
En muchos casos, su participación en las actividades agrícolas y de transporte deja más tiempo libre a las familias para que las mujeres participen en actividades económicas y los niños accedan a la educación. En las comunidades rurales más remotas del mundo, los équidos suelen ser el único medio de transporte disponible para que los niños vayan a la escuela.
Desde el transporte de personas hasta su asistencia, la capacidad de llegar a zonas de difícil acceso también es esencial en países con ingresos bajos y medios afectados por desastres, como el caso de Nepal tras el terremoto de 2015. Dado que los fenómenos meteorológicos extremos, las catástrofes y las sequías prolongadas son cada vez más frecuentes, contar con équidos sanos será vital para las comunidades vulnerables, ya que son animales capaces de sobrevivir en zonas de vegetación escasa y con poca agua.
SU BIENESTAR SE DESCUIDA CON FRECUENCIA
Desgraciadamente, la OIE asegura que la sanidad y el bienestar de estos animales se descuida con frecuencia, "dada la falta de recursos de sus propietarios que no tienen los conocimientos suficientes para brindarles los cuidados necesarios. Ciertos contextos peligrosos, como el trabajo en la industria de la construcción o en entornos difíciles, también suponen un particular riesgo para su bienestar".
La OIE dispone de normas específicas para el bienestar de los équidos de trabajo que tienen como objetivo mejorar las condiciones de vida de los burros. Estas Incluyen numerosas recomendaciones relativas a sus necesidades fisiológicas y de comportamiento, como la alimentación, el suministro de agua, el alojamiento, la gestión de enfermedades y lesiones, las prácticas de manejo y el sacrificio. La implementación de buenas prácticas contribuye a la prevención de enfermedades, y la garantía de un espacio de descanso limpio y suficientemente amplio es esencial para el bienestar de los équidos. Además, evita el riesgo de contagio del muermo, una enfermedad muy contagiosa y a menudo mortal que afecta principalmente a los équidos, pero que también puede transmitirse a los seres humanos", explica la OIE.
DEMANDA DE PRODUCTOS DERIVADOS DE BURROS
En los últimos años, se ha disparado la demanda de productos derivados de los burros. Los productos medicinales y de belleza elaborados con la gelatina de la piel de burro se han hecho demasiado populares, lo que representa una gran amenaza para estos animales y para los millones de personas que dependen de ellos. Por ejemplo, en Nigeria, esta tendencia ha llevado a los burros al borde de la extinción y las autoridades nacionales debieron prohibir su venta o sacrificio para el consumo hasta que se observe una recuperación de la población de burros. Por esta misma razón, se calcula que la población de burros en China ha disminuido en un 76 % desde 1992.
Como consecuencia, el aumento de la demanda de burros ha disparado su valor de forma exponencial, lo que impide a veces que lo compren las personas que más los necesitan y da lugar a actividades delictivas como el robo y el comercio ilegal. Se calcula que 500 millones de personas de las comunidades más pobres del mundo dependen de los équidos de trabajo, como los burros y sus híbridos, y estas tendencias pueden extenderse a las regiones más vulnerables con consecuencias devastadoras para sus medios de vida.