La Unión Europea ha solicitado a sus Estados miembros que autoricen el desplazamiento sin ánimo comercial a su territorio de animales de compañía, siempre que se cumplan unas condiciones mínimas a nivel comunitario (solicitud previa autorizada y aislamiento de los animales con determinadas condiciones).
Esta situación provocó que España elaborase un protocolo de actuación homogéneo en todo el territorio para mitigar los riesgos inherentes a la llegada de animales de compañía que no cumplan las condiciones de entrada en la UE, ya que Ucrania es el único país de Europa donde la rabia está muy extendida entre los animales y las personas, y también es un país endémico de Echinococcus multilocularis.
El riesgo de la importación de casos potenciales de rabia se torna especialmente importante en la zona norte de España, ya que no es obligatoria la vacunación canina contra la rabia en Galicia, Cataluña y País Vasco, y en Asturias es solo obligatoria en perros ‘potencialmente peligrosos’.
Para conocer los protocolos y las actuaciones llevadas a cabo en estas comunidades, Diario Veterinario ha tenido la oportunidad de charlar con algunos representantes colegiales de diferentes provincias, que han explicado cómo se está gestionando la llegada de estos animales y el protocolo de actuación.
Sobre el protocolo lanzado por parte del Gobierno, Armando Solís, presidente del Colegio de Veterinarios de Asturias, considera que, en general, “es correcto”, pero menciona la particularidad de la falta de obligatoriedad de la vacunación antirrábica en las comunidades del norte de España. Por ello, han “instado al Principado de Asturias para que saque una norma cuanto antes, que obligue a vacunar a todos los perros, gatos y hurones, ya que hay una incongruencia que hay que solventar”.
Por su parte, Fernando Pérez, presidente del Colegio de Veterinarios de Álava, ha señalado que “tenemos una comunidad autónoma especial al no tener una vacunación obligatoria”, y también reivindica la necesidad de establecer la obligatoriedad de la misma, que”es mucho más que una vacuna, ya que supone una comprobación general del estado de salud del animal”.
La opinión de Álvaro Mateos, presidente del Colegio de Veterinarios de Vizcaya y vicepresidente del Consejo de Veterinarios del País Vasco, es que “el protocolo se ha olvidado de las comunidades donde no tenemos vacunación antirrábica obligatoria”.
Los presidentes coinciden en las particularidades de las regiones en cuanto al riesgo de importación de un posible caso de rabia y, por ello, “hemos estado trabajando en un protocolo que ha adaptado el protocolo estatal”, declara Mateos.
En el caso de País Vasco, las cuarentenas de los animales recién llegados se llevarán a cabo en núcleos zoológicos que cumplan con los requisitos establecidos, “y que la administración los confirme, y con el adecuado control veterinario, como no podía ser de otra manera”.
Ante esta adaptación, el presidente del Colegio Veterinario de Vizcaya añade que “desde la profesión veterinaria nos encargamos de adoptar medidas, los veterinarios trabajamos mucho en la prevención”, ya que no se ha pensado mucho en las “coyunturas que supone en estas comunidades la no obligatoriedad de la vacuna de la rabia”.
COMPROMISO DE LOS VETERINARIOS
En todas las comunidades autónomas se está solicitando la colaboración altruista de los veterinarios para poder llevar a cabo correctamente el protocolo, “el compromiso de los veterinarios ha sido brutal, y si no hubiera sido por nuestra profesión, esto hubiera sido un desastre”, asegura el presidente de Álava.
“Existe compromiso por parte de todo el mundo, ya que estamos en una situación de emergencia sanitaria, tanto de la administración como de los colegios veterinarios y los veterinarios clínicos”, apunta Armando Solís, presidente asturiano. El Colegio de Asturias ha mostrado su compromiso sufragando los gastos derivados de la “vacunación antirrábica, identificación, desparasitación frente al Echinococcus multilocularis, y el envío de la sangre para la titulación de los anticuerpos frente a la rabia al laboratorio de Santa Fe”, y los veterinarios clínicos voluntarios se encargan “de las labores clínicas, como la extracción de sangre o vacunación”.
Álvaro Mateos también se muestra muy agradecido a todos los veterinarios y resalta la labor de los compañeros polacos “que han establecido un primer cribado”, y gracias a ello “muchos animales ya vienen identificados, lo que facilita la gestión”. Del mismo modo, el Consejo de Veterinarios del País Vasco también será el encargado de sufragar los costes derivados, importe que posteriormente será devuelto por la administración del País Vasco.
Para organizar la participación de los veterinarios voluntarios, en el caso de Asturias se ha establecido una lista abierta “que ya cuenta con 15 centros inscritos”, en palabras del presidente, “suficientes para dar la cobertura necesaria, ya que no tenemos un aluvión”.
En el País Vasco no se han establecido listas, ya que “absolutamente nadie se ha negado”, declara Mateos. Además, añade, que, al margen de las ayudas ofrecidas por el colegio, “existen compañeros que han decidido sufragar ellos mismos los costes”. Por tanto, “los refugiados pueden a acudir a cualquier clínica”, aunque matiza que, “cualquier profesional, en un momento dado, puede rehusar a un paciente o cliente”.
GESTIÓN DE RESULTADOS Y RIESGO DE RABIA
El protocolo establece la obligatoriedad de realizar una titulación de anticuerpos de la rabia a los animales procedentes de Ucrania.
En este punto, Álvaro Mateos matiza que los resultados de los análisis, el laboratorio nacional de referencia de Santa Fe (Granada), “exclusivamente se los está mandando a las autoridades, y a mí me parece un auténtico error. Tendrían que también remitírselos al clínico que ha extraído la muestra y que conoce el caso, ya que así le permitirían adaptar aquellas medidas oportunas”.
De este modo, el veterinario demanda la complementación, “sin sustituir a nadie”, ya que la colaboración “debería ser doble, entre la administración y el clínico”, y si el laboratorio nacional tiene dificultades, “debería poder comunicar los resultados a los colegios veterinarios, que estaremos encantados de realizar esta gestión de comunicación para que la información fluya lo más rápido posible y se adopten las medidas pertinentes para cada caso”.
Otro aspecto que destacan los veterinarios es que el protocolo se aplica exclusivamente a los animales de compañía que acompañan a los refugiados. En este sentido, en cuanto a los animales callejeros, Fernando Pérez considera que representan un riesgo mayor. Por tanto, señalan que la información sobre el riesgo de importación de la rabia se debe transmitir “a las asociaciones de animales y a la población en general, para que no traigan animales descontrolados”.
CENTROS DE REFUGIADOS EN ALICANTE
Una situación excepcional se da en la Comunidad Valenciana, ya que Alicante cuenta con uno de los tres principales centros de refugiados habilitados, junto con Madrid y Barcelona. En este centro, según ha declarado Gonzalo Moreno del Val, presidente del Colegio Veterinario de Alicante, no está permitida la estancia de animales.
Por ello, explica que su colegio ha recibido quejas de varios veterinarios, “que han recibido animales para ser alojados en su centro veterinario, cuando no se había hablado de nada de ello”. Por tanto, considera que “ya estamos haciendo bastante resolviendo el problema sanitario, pero el problema del alojamiento no tiene nada que ver con nosotros”.
Ante esta situación, explica que la respuesta dada por la Conselleria de Agricultura de la comunidad es “que las competencias sobre la acogida son suyas, pero no nos dan una solución. Todavía no existe ningún centro oficial de acogida para estos animales”, lo que hace que estén siendo los veterinarios los encargados de estas acogidas en sus propios centros.
“No hay medios y los recursos públicos destinados para la acogida de los animales de los refugiados son nulos”, denuncia. Además, manifiesta que han sido “los veterinarios valencianos los que decidimos sufragar de manera completa todos los gastos que tienen que ver con el proceso de acogida de estos animales, y la implicación de los veterinarios en esta labor está siendo impresionante, pero nuestra solidaridad tiene un límite”.