Modifican el alcantarillado de Barcelona para luchar contra los mosquitos

Los mosquitos son una importante fuente de molestias para las poblaciones humanas debido al comportamiento de picadura de sus hembras y su participación en la transmisión de patógenos, que son responsables de más de 700.000 muertes humanas/año.

Si bien la densidad de mosquitos en las áreas urbanas tiende a ser menor que en las áreas rurales, esto no siempre es cierto, y algunas especies han encontrado áreas adecuadas para reproducirse cerca de las viviendas humanas. Este es el caso de Culex pipiens, un mosquito ampliamente distribuido, y que es vector potencial para la transmisión de varios virus relevantes para la salud pública y animal. Algunas especies invasoras del género Aedes también se han adaptado particularmente bien a la reproducción en áreas urbanas debido a su capacidad de usar una variedad de pequeños cuerpos de agua para poner sus huevos.

Por tanto, reducir las poblaciones de mosquitos nativos e invasores en áreas urbanas es clave para reducir el riesgo de transmisión de patógenos y molestias para los ciudadanos.

En las zonas públicas, las alcantarillas proporcionan a los mosquitos lugares adecuados para reproducirse, y numerosos pueblos y ciudades llevan a cabo programas de vigilancia y control que incluyen, entre otras medidas, el tratamiento regular de las alcantarillas con biocidas con un gasto económico considerable.

Para reducir estos costes, se ha llevado a cabo un proyecto piloto en la ciudad de Barcelona para reducir la reproducción de mosquitos mediante la modificación de las estructuras de alcantarillado. La hipótesis estudiada es que la colocación de una capa de hormigón en el fondo de las alcantarillas, evitaría la acumulación de agua y sería útil para controlar la reproducción de los mosquitos.

Durante 2019 se transformó la estructura de 19 desagües al agregar una capa de hormigón que llegaba hasta el nivel inferior de la tubería de descarga y se inclinaba hacia la tubería para evitar la acumulación de agua. En 2020, las alcantarillas, se visitaron en intervalos de aproximadamente dos semanas entre el 27 de abril y el 25 de noviembre registrar la actividad de los mosquitos.

Los autores descubrieron que las alcantarillas de control se inundaron con mayor frecuencia y tuvieron más larvas que las alcantarillas modificadas.

“La actividad larvaria fue significativamente menor en las cloacas modificadas que en las cloacas de control”. Además, en 2020, “ninguna de las visitas a las alcantarillas modificadas registró larvas o pupas de mosquitos”, explican los autores.

Los resultados de este experimento piloto “demuestran cómo una modificación rápida y de bajo coste de la estructura del alcantarillado convierte a los alcantarillados en lugares inadecuados para la reproducción de mosquitos y, por lo tanto, excluye la necesidad de realizar un seguimiento específico o tratamientos con biocidas”.