Investigadores italianos han diagnosticado el primer caso de encefalitis transmitida por garrapatas (TBE, Tick Borne Encephalitis) en un corzo, en la provincia de Belluno, una zona donde la enfermedad es endémica. Hasta la fecha nunca se han notificado casos clínicos de virus TBE en cérvidos.
Este caso, además del interés en términos de diagnóstico diferencial, llama la atención sobre la importancia de la vigilancia epidemiológica de las zoonosis en un entorno en constante cambio.
La TBE es una zoonosis viral aguda del sistema nervioso central, transmitida principalmente a través de picaduras de garrapatas infectadas. Los vectores de la enfermedad en Europa son principalmente las garrapatas Ixodes ricinus. Hasta la fecha se conocen cinco subtipos virales, clasificados filogenéticamente y caracterizados por diferente distribución geográfica y severidad de la patología inducida en humanos. En Europa occidental, prevalece el subtipo europeo, con una tasa de mortalidad inferior al 2 %.
El ciclo de TBE depende de varios factores interconectados, como el clima, el tipo de territorio y la densidad de garrapatas y animales huéspedes en los que se alimentan. Tanto los animales competentes en la transmisión del virus a las garrapatas, como los pequeños roedores, asi como otros animales, como los ungulados salvajes, juegan un papel fundamental. De hecho, estos últimos, aunque no sean competentes en la transmisión del virus, juegan un papel importante para garantizar la supervivencia y abundancia de las poblaciones de garrapatas. Por esta razón, los brotes de TBE tienen una distribución irregular, que va desde unos pocos metros cuadrados hasta varios kilómetros cuadrados.
Aunque este hallazgo no debe interpretarse como una alerta, “destaca la importancia de la vigilancia de la salud animal y su ubicación en el contexto ecológico, ya que señala por primera vez la posibilidad de un impacto clínico de la infección en rumiantes salvajes”.
Por lo tanto, “es importante estar atento a las variaciones impredecibles en la epidemiología de la enfermedad que pueden aumentar el riesgo de infección para los humanos”.
DIVERSOS PATÓGENOS EN CORZOS HOLANDESES
En la misma línea, otro estudio reciente ha determinado la prevalencia de varios patógenos transmitidos por vectores en corzos en los Países Bajos.
Los autores encontraron la siguiente prevalencia en corzos: A. phagocytophilum 77,9 %, Bartonella spp. 77,7 %, Babesia spp. 17,4 %, Rickettsia spp. 3,3 %, B. burgdorferi sensu lato 0,2 %. Además, se hallaron varias coinfecciones, de las cuales A. phagocytophilum y Bartonella spp. (49,7 % de los corzos infectados) y A. phagocytophilum, Bartonella spp. y Babesia spp. (12,2 % de los corzos infectados) fueron los más frecuentes.
Ante estos datos, los autores explican que la alta prevalencia de A. phagocytophilum, Bartonella spp.y Babesia spp. es evidencia del papel del corzo como reservorio de estos patógenos. Además, “los resultados sugieren un papel de apoyo del corzo en el ciclo de vida de Rickettsia spp. en los Países Bajos”.