La invasión rusa de Ucrania nos ha dejado a todos asustados. En pleno siglo XXI, parecía impensable volver a ver imágenes de tanques entrando en las ciudades, bombas sobre civiles o colas de mujeres y niños huyendo del terror de su país natal. Ante todo, queremos expresar un rechazo absoluto a esta guerra incomprensible.
Las consecuencias de los conflictos armados son siempre desastrosas. Pero esta guerra, además del drama humanitario, ha provocado muchos efectos que ni esperábamos ni sospechábamos. Hemos visto el gas, la electricidad y el petróleo a precios que jamás habríamos pensado. Estamos viendo el encarecimiento de muchos productos alimenticios básicos. Y la profesión veterinaria también se verá implicada.
Siempre se ha dicho que Ucrania es el granero de Europa. Efectivamente, muchos países, entre ellos Cataluña, dependen del maíz ucraniano. La falta de abastecimiento de este cereal podría tener consecuencias desastrosas, pero sabemos que la Unión Europea está buscando alternativas para abastecerse de ellos en otros países. Sin embargo, estas alternativas no son fáciles de gestionar: para importar maíz de Estados Unidos o de Argentina, la Unión Europea debe flexibilizar las exigencias, puesto que en estos países la producción no se rige por las normas vigentes en la UE.
El control sanitario de los animales de compañía es otro importante riesgo. Las personas desplazadas de Ucrania son en su mayoría mujeres y niños, que a menudo están acompañados por sus mascotas. En estos momentos tan dramáticos, para un niño la compañía de su mascota supone un apoyo emocional importante, y los veterinarios podemos ayudar muchísimo atendiendo a estas mascotas, que en ocasiones llegarán sin identificar, mal vacunadas o mal desparasitadas. Pero no podemos olvidar los riesgos sanitarios: Ucrania es un país endémico de rabia y es muy importante garantizar el control de todas estas entradas. Desde el primer día de la crisis, el Colegio ha estado en contacto con el Departamento de Acción Climática para coordinar conjuntamente el control de estas mascotas. Queremos preparar un cuerpo de veterinarios voluntarios para atender a estos animales, pero primero hay que tener muy claro qué protocolos deben aplicarse y cómo deben hacerse las cuarentenas, y necesitamos coordinarnos con el Departamento. Queremos hacerlo bien, puesto que la responsabilidad del veterinario es grande. No queremos que las ganas de ayudar nos lleven a hacerlo rápido y mal. Os hemos ido informando de todo lo que puede hacer si desea colaborar, y lo continuaremos haciendo a medida que avancen los días.
También sabemos que muchos de ustedes desea colaborar con la recogida de material para hacer llegar a Ucrania. Toda ayuda es buena, y ya hay algunas entidades que trabajan en ella. Ayudaremos en todo lo necesario, pero los veterinarios debemos centrarnos en aquello en lo que mejor podemos ayudar: los controles sanitarios de las mascotas.
Todos los correos electrónicos y llamadas que recibimos en el Colegio pidiendo que nos impliquemos ponen en evidencia la solidaridad de nuestro país y de los veterinarios en particular. Ya lo demostramos durante la pandemia aportando respiradores y material para los hospitales. Desde el Colegio lo haremos, pero queremos hacerlo bien. Muchas gracias a todos vosotros, veterinarias y veterinarios, por su solidaridad. Esa actitud es un orgullo para nuestra profesión.