El gato doméstico (Felis catus) es el carnívoro más abundante en áreas urbanas y periurbanas con alta densidad humana. Los gatos salvajes incluyen no solo a las crías de gatos domésticos adaptados a vivir solos en áreas rurales y urbanas, sino también a individuos sin dueño que han abandonado o perdido su hogar doméstico, sobreviviendo en el entorno urbano como gatos callejeros.
Así, dado que más del 75 % de las enfermedades infecciosas humanas emergentes son de origen zoonótico, se necesita información sobre los patógenos que pueden transmitirse a los animales salvajes o a los seres humanos. En este contexto, los gatos en libertad son un importante problema de salud pública debido a sus grandes poblaciones en contacto con humanos y su capacidad para albergar patógenos que producen enfermedades tanto en humanos como en animales.
A pesar de la preocupación pública sobre el papel de los gatos en libertad como reservorios de agentes zoonóticos, se sabe poco sobre la influencia de los paisajes urbanos y periurbanos en el riesgo de exposición.
Para ello, investigadores de la Universidad de Murcia, en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona y universidades de Italia y Portugal, han evaluado la seroprevalencia de tres agentes zoonóticos (Chlamydia felis, Coxiella burnetii y Toxoplasma gondii) en gatos domésticos.
19 % DE LOS GATOS INFECTADOS CON DOS O MÁS PATOGENOS
Para llevar a cabo la investigación, se capturaron 291 gatos en libertad en la región de Murcia, y se analizaron sus sueros para anticuerpos específicos contra T. gondii mediante una prueba de aglutinación modificada, y para C. felis y C. burnetiiy, así como para anticuerpos contra el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV) con técnica ELISA.
Se calculó la seroprevalencia de los patógenos para cada sexo y categoría de edad (hasta 12 meses y más de 12 meses). El papel de la densidad de población humana y las características del paisaje urbano en el riesgo de exposición a patógenos en la población de gatos se exploró utilizando modelos generalizados. Los investigadores encontraron seropositividad contra un solo patógeno en el 60 % de los gatos, mientras que el 19 % fue seropositivo para dos o tres patógenos.
En cuanto a los patógenos particulares, la seroprevalencia de C. felis fue del 8 %, del 37 % para C. burnetii y del 42 % para T. gondii. Además de estos tres patógenos, la seropositividad para FIV fue baja 1 %. Además, los gatos adultos tenían más probabilidades de ser seropositivos para C. burnetii que los individuos jóvenes. Los autores del estudio no observaron diferencias de sexo o clase de edad en la seroprevalencia para el resto de los patógenos.
La seropositividad se correlacionó con las superficies de agua disponibles para la prevalencia C. felis y no con las áreas de cultivo. Por su parte, la seropositividad a Coxiella burnetii se correlacionó con el porcentaje de áreas urbanas (continuas con solo edificios, y discontinuas, que incluyen edificios, parques y áreas verdes peatonales y urbanas), el tamaño de la población humana y las áreas periurbanas con arbustos, y no se correlacionó con otros paisajes agrícolas (huertas y áreas de cultivo). Sin embargo, la seroprevalencia de T. gondii solo se asoció con paisajes agrícolas como los huertos.
Ante estos datos, señalan que “la detección de áreas críticas de alto riesgo de exposición a patógenos es la base para que los servicios municipales implementen campañas de vigilancia y control de factores de riesgo en áreas de riesgo específico”.
Según los autores, estos planes deben incluir “una gestión sanitaria eficiente de las colonias de gatos urbanos por ubicación geográfica, censo de población y estado de salud seguimiento de los componentes de cada colonia de gatos, así como una mejora de las condiciones higiénicas y sanitarias en los puntos de alimentación de la colonia de gatos, y un trampeo de gatos en libertad para el seguimiento sanitario y, a largo plazo, para conocer la evolución del estado de salud de sus poblaciones”.
“La dinámica de la enfermedad en áreas urbanas y periurbanas es compleja, ya que implica la presencia de huéspedes variados en una interfaz humano-doméstico-silvestre”, añaden.
Por lo tanto, concluyen que “es necesario un enfoque de One Health que reúna a profesionales de medicina humana, medicina veterinaria, biología, geografía y paisajismo, para abordar los desafíos que plantea la propagación de patógenos zoonóticos en áreas con alta densidad de población humana”.