El exceso de peso corporal (obesidad o sobrepeso) es el trastorno nutricional más común en perros y gatos. Se estima que del 40 al 60 % de la población canina mundial tiene sobrepeso u obesidad, y este porcentaje ha aumentado progresivamente a lo largo de los años.
Varias condiciones clínicas crónicas se atribuyen con frecuencia a la condición de sobrepeso, especialmente alteraciones del aparato locomotor, endocrinopatías, mayor riesgo de desarrollar neoplasias y disminución de la esperanza de vida. Asimismo, el sobrepeso se asocia frecuentemente con resistencia a la insulina y alteraciones metabólicas involucradas en el control de la saciedad.
Así, recuperar una puntuación de condición corporal ideal puede restablecer las concentraciones de insulina plasmática a valores fisiológicos, así como reducir la producción de citocinas inflamatorias, lo que resalta la importancia de tratar y reducir la obesidad canina.
El tratamiento exitoso de la obesidad se define como la pérdida de peso corporal y su mantenimiento efectivo posterior. Por lo tanto, es necesario inducir un balance energético negativo a través de la restricción calórica y aumentar el gasto energético.
La restricción calórica es considerada el mayor obstáculo durante el período de pérdida de peso debido a la manifestación del hambre, lo que en consecuencia lleva al animal a buscar y mendigar comida y, a menudo, puede comprometer el compromiso del dueño con el tratamiento. Por lo tanto, el desarrollo de estrategias que beneficien el control de la saciedad son de gran interés para el manejo de estos animales.
La composición de la dieta utilizada en el tratamiento de la obesidad, especialmente en cuanto al contenido de proteína y fibra, contribuye significativamente para el control del hambre. Los beta-glucanos son polisacáridos compuestos por monómeros de glucosa que están unidos por enlaces β-glucosídicos. Estos polisacáridos son los principales componentes estructurales de la pared celular de levaduras, hongos y algunas bacterias. Los cereales, como la cebada y la avena, también contienen betaglucanos como parte de la pared celular y el endospermo.
Debido a su complejo mecanismo de acción en el cuerpo, ya se han asociado varios efectos relacionados con la suplementación con beta-glucano en humanos, cerdos, perros, ratas y peces, como respuestas inmunitarias modificadas, respuestas inflamatorias reducidas, y alteración del metabolismo de la glucosa y de los lípidos.
CAMBIOS EN MARCADORES GLUCÉMICOS
En este contexto, un grupo de investigadores ha desarrollado un estudio que tuvo como objetivo evaluar los efectos de la suplementación dietética con beta-glucano al 0,1 % sobre diferentes marcadores glucémicos, insulinémicos, triglicéridos séricos, colesterol, citoquinas inflamatorias y saciedad en perros obesos.
Para llevar a cabo la investigación, se utilizaron grupos de perros que se categorizaron en función de sus respectivas condiciones corporales. Se utilizaron datos de animales obesos con datos previos y posteriores a la suplementación con beta-glucano, así como datos de animales delgados.
En perros obesos, los investigadores explican que la dieta suplementada con beta-glucano al 0,1 % indujo cambios importantes en distintas variables glucémicas, niveles basales de insulina sérica y niveles de triglicéridos, y estos parámetros se asemejaron a los perros delgados.
Para las demás variables glucémicas evaluadas, se encontraron valores intermedios entre los perros obesos suplementados y los grupos de perros delgados. Además, ninguno de los perros obesos del estudio “manifestó un comportamiento de mendicidad, intentando obtener más comida”, destacan los autores.
En resumen, “estos resultados son novedosos e importantes para reconocer la posibilidad de usar beta-glucano en la prevención y tratamiento de la obesidad”.