Investigadores de la Universidad de Lincoln, Reino Unido, llevaron a cabo el estudio para determinar el impacto de la relación entre las personas a las que se les ha diagnosticado un trastorno del espectro autista y su perro.
Para realizar el estudio, se preguntó a una muestra de 36 dueños que sufren autismo sobre su relación con su perro y cómo afectaba a su bienestar mental. Seis de estos encuestados confesaron que sus perros les habían impedido quitarse la vida.
Los encuestados indicaron que esto se debió al impacto positivo del cariño del perro, así como a una preocupación por la responsabilidad del cuidado del animal.
Los investigadores señalan cómo las interacciones afectivas de los dueños de perros, como los abrazos y los paseos, mejoraron las emociones y los estados de ánimo de los dueños con autismo con mayor frecuencia. Las actividades de rutina, como alimentar a la mascota, también mejoraron particularmente el funcionamiento de la vida.
Los científicos señalan en el estudio que el impacto positivo de los perros en las personas con autismo no parece estar particularmente relacionado con la edad, raza o incluso tamaño del animal. Cualquier perro tiene el potencial de mejorar la felicidad de su dueño si existe afecto entre ellos y se minimizan los posibles aspectos negativos de tener un perro, como los problemas de comportamiento.
“Convivir con un perro, tener una rutina de cuidarlo y e interactuar con él parecen ser factores claves que ayudan a mejorar la salud mental de las personas con autismo”, defiende Ana María Barcelos, estudiante de doctorado de la Universidad que dirigió la investigación.
La investigadora añade que, en general la población de dueños de perros disfruta de la relación con el animal, pero “aquellos que sufren autismo parecen beneficiarse más de esta relación. La simple presencia del perro parece permitirles hacer cosas que de otro modo no harían. Por ejemplo, salir de tiendas y dar paseos con regularidad. Las personas que hemos encuestado parecen sentirse, en general, más confiados en presencia de su mascota”, concluye.
El estudio, publicado en Scientific Reports, sugiere que tener un perro podría mejorar en gran medida el bienestar de muchos adultos autistas y ayudar a las estrategias de prevención del suicidio en este grupo de alto riesgo.
Los problemas de salud mental afectan de manera desproporcionada a los adultos autistas. En general, alrededor del 25 % de los adultos del Reino Unido sufren un problema de salud mental diagnosticado, en comparación con el 80 % de los adultos en el espectro del autismo.
La depresión y la ansiedad son los principales problemas de salud mental que experimentan las personas autistas y el suicidio es una de las principales causas de muerte prematura entre estas personas. Esto está relacionado con numerosos factores, incluida la falta de apoyo.
“Aunque los adultos con autismo pueden tener dificultades con las relaciones sociales, eso no significa que se sientan solos. Un perro no te defraudará ni te traicionará, y eso es algo que muchas personas encuentran tranquilizador, el solo hecho de que el perro esté allí ayuda a las personas a sentirse más seguras sobre todo tipo de cosas", explica Daniel Mills, profesor de Medicina Veterinaria del Comportamiento en la Universidad de Lincoln, especializado en interacciones entre humanos y animales de compañía.
La investigadora Barcelos espera que este estudio pueda tener “implicaciones en la sociedad y quizás incluso reducir la tasa de suicidio en personas con autismo".