Investigaciones científicas recientes, que en su día recogió Diario Veterinario, han demostrado una alta prevalencia de la infección por SARS-CoV-2 en las poblaciones de ciervos de cola blanca en América del Norte.
Sobre este asunto, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, por sus siglas en inglés) ha manifestado que “esta es la primera vez que se detecta el virus a niveles de población en la vida silvestre. Este descubrimiento requiere más investigación para determinar si el venado cola blanca podría convertirse en un reservorio de SARS-CoV-2 y para evaluar otras implicaciones para la salud pública o animal”.
Como no muestran signos clínicos de infección, “se debe vigilar al venado cola blanca para detectar la posibilidad de que se convierta en un reservorio silencioso”, insisten.
Actualmente no hay evidencia de transmisión del SARS-CoV-2 del venado de cola blanca a los humanos, pero “si parece que ha habido múltiples introducciones del virus en las poblaciones de venado de cola blanca por parte de los humanos”. Por lo tanto, “alentamos a los países a crear conciencia, tanto con los cazadores como con aquellos que viven o trabajan con la vida silvestre, para evitar interacciones innecesarias con la vida silvestre y evitar dejar desechos humanos u objetos en áreas boscosas que puedan ser ingeridos o tocados por ciervos u otros animales silvestres”.
A pesar de la amplia circulación del SARS-CoV-2 en las poblaciones de venado cola blanca, según la OIE el virus no parece haber mutado significativamente. Si bien esto disminuye la preocupación por la aparición de nuevas cepas de virus que pueden ser dañinas para los humanos, “se debe recopilar más información para comprender los efectos de la introducción del virus en la vida silvestre en el ecosistema”.
Por lo tanto, la OIE insta a los países y otras partes interesadas a fomentar la colaboración entre los servicios veterinarios nacionales y las autoridades nacionales de vida silvestre, cuya asociación es clave para promover la salud animal y salvaguardar la salud humana y ambiental.
Asimismo, animan a “informar a la OIE sobre los esfuerzos actuales de vigilancia y seguimiento de la vida silvestre para el SARS-CoV-2, incluidos los estudios científicos pertinentes sobre el venado cola blanca u otros cérvidos”.
También recomiendan testear a las poblaciones de cérvidos en todas las regiones para comprender mejor la propagación de la infección dentro de la población de ciervos de cola blanca y entre otras especies de ciervos y vida silvestre, y a compartir todos los datos de la secuencia genética de los estudios de vigilancia animal a través de bases de datos disponibles públicamente.
Por último, alientan a informar de los casos animales confirmados de SARS-CoV-2 a la OIE a través del sistema mundial de información zoosanitaria.
80 % DE LOS CIERVOS ANALIZADOS ESTABAN INFECTADOS CON EL VIRUS
Para conocer la gravedad del asunto, la Universidad Estatal de Pensilvania realizó un estudio donde se evaluaron 283 muestras de ganglios linfáticos retrofaríngeos recolectadas de 151 ciervos en libertad y 132 en cautiverio en Iowa, desde abril de 2020 hasta diciembre de 2020 para detectar la presencia de SARS-CoV-2.
Del estudio se extrajo que, entre abril y diciembre del año pasado, el 30 % de los ciervos analizados resultaron positivos tras la realización de una prueba de PCR, mientras que entre el 23 de noviembre y el 10 de enero, durante una ola de frío en el estado de Iowa, casi el 80 % de los ciervos analizados estaban infectados con el virus.
"Si el virus tiene la oportunidad de encontrar un huésped alternativo además de los humanos, lo que llamaríamos un reservorio, eso creará un refugio seguro donde el virus puede continuar circulando incluso si toda la población humana se vuelve inmune, Y así se vuelve cada vez más complicado manejar o incluso erradicar el virus”, señalaba Suresh Kuchipudi, coautor del estudio.