La población de rata negra (Rattus rattus) en Madrid ha aumentado notablemente en los últimos dos años y la situación no es mucho mejor en otras importantes ciudades del territorio español como es el caso de Valladolid. Así ha quedado patente en el marco de la jornada ‘Rata negra: especie reemergente, situación actual, evolución y tratamiento’, organizada por la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) ayer jueves 18 de noviembre en la sede de la CEOE de Madrid, en la que han participado diversos expertos, representantes tanto de la Administración Pública como de empresas de sanidad ambiental, quienes han abordado la situación actual de esta especie en nuestro país y sus riesgos asociados, además de su evolución y gestión.
Vector transmisor de graves enfermedades como la leptospirosis, la toxoplasmosis o el hantavirus, entre otras muchas, la rata negra se está expandiendo con rapidez en algunas ciudades españolas. El caso de Madrid es paradigmático: con apenas una decena de focos detectados y controlados en 2019, su radio de acción se ha ido ensanchando hasta sumar, a día de hoy, hasta 35 focos.
Así lo ha reconocido Jose María Cámara, del Departamento de Control de Vectores de Madrid Salud, en el marco de esta jornada. “La presencia de rata negra en Madrid ha venido aumentando en los últimos años y para controlar esta situación de forma adecuada resulta imprescindible una actuación rápida desde la primera detección, además de la necesaria colaboración entre todos los ámbitos implicados: Ayuntamiento y empresas de gestión de plagas por descontado, pero también es importante establecer sinergias con la propia ciudadanía, los trabajadores de parques y jardines, etc.”.
Y es que el ámbito de actuación de la rata negra suele estar circunscrito sobre todo a parques y jardines, no accediendo en ningún caso a sistemas de alcantarillado exterior o saneamientos interiores. Asimismo, “suelen realizar nidos en los árboles, que son difícilmente diferenciables de los de las aves”.
“Aquí reside el principal reto de esta especie”, destaca el presidente de Anecpla, Sergio Monge. “Hasta ahora, tanto las empresas de sanidad ambiental como los planes de prevención de los ayuntamientos estaban especializados en las ratas de alcantarilla (Rattus norvegicus), cuyo tratamiento se lleva a cabo en el interior del propio alcantarillado y ante las cuales se asume una tolerancia de una mínima población. Sin embargo, con la rata negra nos encontramos ante un ejemplar que se mueve en jardines y zonas verdes, cercanos a colegios y parques infantiles, con un intenso tránsito de personas y animales domésticos, lo que complica en gran medida su gestión. Y ante la que no está tan clara esa tolerancia de una mínima densidad de población, tanto por criterios sanitarios como económicos y de imagen”, afirma.
CONTROL DE RESIDUOS URBANOS
Otro de los aspectos clave a la hora de atajar este problema, y que ha sido destacado por todos los ponentes, es la importancia de evitar que ningún ciudadano alimente a palomas, gatos, etc. en la vía pública porque, tal y como recuerda a su vez Jorge Galván, director general de Anecpla, “los restos de alimentos que queden en la calle atraerán indudablemente a ejemplares también de rata negra, fomentando su expansión y reproducción”.
Por ello, insisten en la importancia de la prevención como mejor herramienta de control de esta especie y hace un llamamiento a la ciudadanía para que no deposite residuos en la vía pública fuera de los contenedores destinados a tal efecto. Así lo solicita Galván, quien declara que, “además de los tratamientos de gestión de rata negra que ya están siendo llevados a cabo por parte de las empresas de gestión de plagas en colaboración con los distintos ayuntamientos, es muy importante también que los ciudadanos y ciudadanas de la capital lleven a cabo la gestión de sus residuos con el mayor de los civismos, para evitar así focos de basura que puedan atraer a este tipo de animales”.