Cuando un perro o un gato están enfermos y acuden a un profesional, el veterinario le puede recetar varios medicamentos en función del proceso patológico que sufra el animal, pero con las mascotas, como con las personas, pueden ocurrir errores de medicación que pueden poner en peligro el tratamiento.
Según Linda Kim-Jung, revisora de seguridad de la División de Seguridad de Productos Veterinarios del Centro de Medicina Veterinaria de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU, "varios de los errores de medicación que ocurren en el tratamiento de las personas son los mismos que vemos en el tratamiento de animales". Por esta razón, el CVM colabora con el centro de medicamentos para humanos de la FDA, para compartir, aprender y difundir el trabajo de divulgación sobre la prevención de errores de medicación.
Las recetas para mascotas a veces se surten en las mismas farmacias que atienden a los pacientes humanos. Los errores pueden comenzar con algo tan simple como una abreviatura. "Las abreviaturas médicas poco claras son una causa común de los errores de medicación que revisamos en el CVM", indica Kim-Jung.
Las abreviaturas que comúnmente se usan en la medicina para humanos y veterinaria, se usan con mayor frecuencia cuando un veterinario escribe órdenes de medicamentos o documenta información en el historial médico. Las abreviaturas médicas no son universales; tampoco lo son las variaciones. Como resultado, las abreviaturas y símbolos ambiguos pueden provocar errores de transcripción.
Por ejemplo, un farmacéutico en una farmacia para humanos puede no estar familiarizado con ciertas abreviaturas veterinarias para diferentes cantidades de dosificación. El CVM ha descubierto que la abreviatura "SID" (una vez al día), que a veces se utiliza en prescripciones veterinarias, se malinterpreta como "BID" (dos veces al día) y "QID" (cuatro veces al día), lo que provoca sobredosis de medicamentos.
"Si el veterinario ha recetado un medicamento en el que existe una fuerte correlación entre la dosis y la gravedad de los efectos secundarios, una sobredosis puede tener consecuencias graves. La mala caligrafía también puede agravar el problema", explica Kim-Jung.
Por otra parte, existen abreviaturas problemáticas como "u" (unidades) o la letra griega μ (mu). También la letra "o" o el número cero "0". Además, la abreviatura "mcg" de microgramo podría confundirse con "mg" (miligramo).
Adicionalmente, la experta explica que cuando las recetas se escriben sin un cero inicial o con un cero final, puede provocar un error de sobredosis peligroso. "Entonces, una dosis de 5 mg escrita como 5.0 mg puede malinterpretarse como 50 mg, lo que podría resultar en una sobredosis de 10 veces si la orden no está escrita con claridad".
Además, los errores de selección de medicamentos pueden ocurrir debido a etiquetas o embalajes que se parezcan. De manera similar, la farmacia puede dispensar un medicamento incorrecto si los nombres de los medicamentos se parecen cuando están escritos en una receta, o si los nombres de los medicamentos suenan igual durante los pedidos verbales.
Por lo tanto, existen numerosas oportunidades a lo largo del proceso de tratamiento (desde que se escribe una receta hasta que se administra un medicamento) para que distintas personas malinterpreten o lean mal lo que está escrito, o incluso mecanografiado en la etiqueta del medicamento. "Pueden ocurrir errores en la clínica veterinaria, pero también en la farmacia que surte la receta y en casa, cuando el dueño de la mascota le da los medicamentos al animal", indica Kim-Jung.
CONSEJOS PARA PREVENIR ESTOS ERRORES
La experta explica que hay varias cosas que se pueden hacer antes de salir del consultorio del veterinario para evitar esos errores. “Empiece por hacer preguntas, como cuál es el nombre del medicamento, o para qué se supone que sirve”.
Si el medicamento viene con un dispositivo medidor, la especialista recomienda pedir al veterinario explicaciones de cómo usarlo correctamente.
Por otra parte, conviene solicitar información sobre la posología, es decir, “preguntar por cuantas veces al día, que cantidad debe tomar el animal de cada vez, o si se debe administrar junto a las comidas, por ejemplo”. En este sentido, compartir información es responsabilidad de ambas partes, señala Kim-Jung, “especialmente si está recibiendo una nueva receta o está viendo a un nuevo veterinario”.
Por último, hay algunos pasos sencillos que se pueden seguir en casa para evitar errores de medicación. La experta recomienda mantener los medicamentos para animales almacenados lejos de los productos farmacéuticos para humanos para evitar confusiones. “La exposición accidental a algunos medicamentos para humanos puede ser peligrosa y causarles la muerte a los animales”.
Además, la especialista advierte sobre no compartir el medicamento de un animal con otro animal a menos que se lo indique el veterinario. También hace hincapié en que “no le dé medicamentos para humanos a su animal a menos que se lo indique el veterinario”.