El desarrollo de la civilización conlleva un impacto sobre el medio ambiente que muchas veces no es tenido en cuenta. Las acciones de los humanos pueden alterar el frágil equilibrio que existe en los ecosistemas con el potencial de acarrear inciertas consecuencias para todos los seres vivos que los habitan, humanos incluidos.
La deforestación incansable, el exterminio de miles de especies de animales, o el calentamiento global, son algunos de los ejemplos que pueden alterar el adecuado funcionamiento de los hábitats naturales.
Asimismo, existe otra piedra angular con la que tiene que lidiar el progreso sostenible y que consiste en hacer frente a la contaminación a gran escala que sufren los ecosistemas, fruto, en parte, del desarrollo industrial, con vertidos de sustancias nocivas a los ecosistemas, o la contaminación atmosférica.
Pero también se puede encontrar otro tipo de contaminación, más silenciosa pero igualmente preocupante, la que se deriva de los hábitos de consumo de fármacos o sustancias ilícitas y que indirectamente van a formar parte del medio ambiente.
En este sentido, la veterinaria María Eugenia Sancho Santos, doctorada en la Universidad del Sur de Bohemia, en la República Checa, ha participado en un estudio en el que se ha investigado la repercusión que pueden tener el consumo de metanfetamina por parte de la población humana sobre el comportamiento de los organismos acuáticos, especialmente las truchas.
En declaraciones a Diario Veterinario, Sancho comenta los motivos que la llevaron a realizar esta investigación, y explica que “los ecosistemas fluviales son los más contaminados, y están surgiendo evidencias de que existen contaminantes con los que nunca se habían contado, como pueden ser los fármacos u otras sustancias que causan problema sobre la fauna acuática”.
En base a ello, en palabras de la veterinaria, “existen investigaciones a este respecto, pero es necesaria mucha más información para comprender el alcance de estos contaminantes. Asimismo, también son necesarios ciertos modelos para comprender mejor la circulación de estas sustancias por los ecosistemas en el ámbito global”.
Por desgracia, lamenta la especialista, la realización de estos estudios generales por ahora resulta complejo. “De momento se intenta comprender el efecto en estudios de laboratorio, en los que se controlan todas las características del ecosistema, o extrayendo animales del medio acuático para medir las concentraciones de estas sustancias psicoactivas en su organismo y evaluar el impacto sobre el comportamiento normal”.
TRABAJOS BASADOS EN “UNA SOLA SALUD”
El concepto “Una Sola Salud” es un enfoque clave de la veterinaria, y prueba de ello es la realización de este tipo de investigaciones, que resalta la estrecha relación entre los humanos, los animales y el medio ambiente.
Tal y como comenta Sancho, este trabajo es “un ejemplo clarísimo de este concepto, ya que es un reflejo de un problema que existe en la sociedad y que afecta a los ecosistemas”.
En este sentido, “el problema de la drogadicción o el consumo de sustancias como pueden ser antidepresivos, también está afectando a otros ecosistemas con los que no se contaba en un primer momento”.
Por lo tanto, la veterinaria considera que se deberían impulsar más este tipo de investigaciones para conocer el impacto potencial sobre los ecosistemas acuáticos, “ya no solo por los microplásticos, también productos de limpieza o productos de cosmética, u otras sustancias emergentes”.
No obstante, en base a los hallazgos de esta clase de trabajos, “considero que, ahora que se conoce el efecto de las sustancias psicoactivas sobre la fauna, van a surgir más investigaciones sobre ello”, se muestra esperanzadora.
ESTUDIOS EN EL ÁMBITO SALVAJE
La investigación se ha realizado en condiciones laboratoriales que recrean los ecosistemas naturales. Pero dados los relevantes hallazgos obtenidos, Sancho considera que estas investigaciones deben realizarse en el ecosistema natural.
No obstante, matiza y explica que “se debe ir paso a paso, y conocer primero si la sustancia afecta a concentraciones bajas, antes de lanzarte a estudiar el medio ambiente salvaje”.
“Estudiar en concreto el impacto de los contaminantes en el comportamiento de los animales salvajes, puede resultar algo complicado, pero estoy segura de que en un futuro se harán”, añade.
En conclusión, los resultados de esta investigación “son un ejemplo más de como nuestros problemas se trasladan al medio ambiente, y de como todavía existen ciertos tipos de contaminantes a los que aún no se les da la importancia que precisan, y que al ser vertidos al medio ambiente pueden tener efectos directos sobre la fauna”, advierte Sancho.