Los patógenos de múltiples hospedadores que emergen y resurgen en la interfaz entre la vida silvestre y los animales domésticos afectan a la gestión y conservación de la vida silvestre.
Este es el caso del virus del moquillo canino (CDV, por sus siglas en inglés), un paramixovirus estrechamente relacionado con el virus del sarampión humano y el virus de la peste bovina del ganado. Para conocer más acerca de él, un grupo de investigadores y veterinarios españoles han estudiado su presencia en la vida silvestre presente en Asturias.
Con una superficie de 10.603 km2, la región de Asturias en España es un punto caliente de diversidad de carnívoros, que incluye las poblaciones más grandes de lobo (Canis lupus) y oso pardo euroasiático (Ursus arctos arctos) en el suroeste de Europa.
En 2020-21 registraron la muerte por moquillo en cuatro especies de carnívoros, incluidos tres mustélidos (el tejón euroasiático Meles meles, la marta europea Martes martes y el turón europeo Mustela putorius) y un cánido (zorro rojo, Vulpes vulpes). “Los signos clínicos y la patología fueron similares en todas las especies y coincidieron con la aparición de una cepa viral altamente patógena, con antígeno CDV localizado principalmente en el sistema nervioso central, pulmones, bazo y ganglios linfáticos”, explican los autores del estudio.
El estudio incluyó ocho especies de carnívoros silvestres, además de lobo ibérico, el oso pardo euroasiático, el visón americano y la garduña. La investigación reveló un 19,51 % (16/82) de positividad.
Según explican los autores, el análisis filogenético demostró que el CDV pertenecía al linaje europeo descrito con anterioridad. Una encuesta serológica retrospectiva (2008-2020) mostró una alta seroprevalencia de anticuerpos contra el CDV (43,4 %) en 684 tejones analizados, “lo que indica una circulación viral a largo plazo, aunque no estable, en esta comunidad de múltiples huéspedes”.