Este miércoles 15 de septiembre, el Parlamento Europeo se ha mostrado en contra de la moción aprobada el pasado julio en la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo (ENVI), sobre el acto delegado de la Comisión Europea 2021/2718 que trata los criterios para la designación de antibióticos reservados para el tratamiento de determinadas infecciones en humanos.
En una votación mayoritaria, los miembros del Parlamento Europeo votaron para garantizar que los veterinarios mantengan el acceso a tratamientos específicos que salvan vidas tanto para los animales de granja como para los de compañía, según lo recomendado por la Agencia Europea de Medicamentos y con el apoyo de los Estados miembros de la UE.
La moción ha estado abanderada por el eurodiputado Martin Häusling, portavoz de política agrícola de los Verdes y miembro de ENVI, que buscaba endurecer las restricciones del uso de antibióticos en animales.
Uno de los motivos que llevó a Häusling a presentar dicha moción fue que el acto delegado permite que, aquellos antimicrobianos esenciales que representan la única posibilidad de recuperación o cura de los animales, y siempre bajo criterio del veterinario, no pueden ser de uso exclusivo para las terapias humanas.
Häusling pidió que se revisara la propuesta de la Comisión de tal manera que los antibióticos, que en principio están reservados para tratamientos en la medicina humana, ya no se puedan utilizar eventualmente para el tratamiento de animales de ningún modo.
En este sentido, la propuesta de la moción incluía la prohibición total del uso en animales de todos los antimicrobianos críticos de máxima prioridad de la OMS: colistina, macrólidos, fluoroquinolonas de tercera y cuarta generación, así como cefalosporinas. De esta manera, ninguno de ellos se hubiera podido utilizar en animales domésticos o de producción.
En palabras del eurodiputado, “el número de agentes antimicrobianos que todavía están disponibles para su uso en animales debe reducirse al mínimo absoluto”.
Gracias a esta votación, el acto delegado, que complementa la nueva normativa europea sobre medicamentos veterinarios, el Reglamento (UE) 2019/6, podrá continuar adelante y la nueva norma entrará en vigor el próximo enero de 2022.
Votación de los europarlamentarios a la moción presentada por Martin Häusling.
OBJECIONES A LA MOCIÓN
Este planteamiento a favor de establecer nuevas restricciones a los antibióticos para uso veterinario generó una gran polémica entre muchas asociaciones veterinarias y científicas del ámbito europeo y nacional.
Según explicaban, el acto delegado de la Comisión ya está diseñado para apoyar los esfuerzos de la UE para combatir la resistencia a los antimicrobianos. “Apoyamos el acto delegado propuesto y lo consideramos equilibrado, basado en la ciencia y que cumple con el enfoque de Una sola salud”, indicaban desde la Plataforma Europea para el Uso Responsable de Medicamentos en los Animales (EPRUMA).
Asimismo, en un intento por disuadir a los europarlamentarios de respaldar la moción de Häusling, la comisaria de Salud de la Unión Europea, Stella Kyriakides, mostraba recientemente su rechazo: “Creo que el rechazo del acto delegado con el apoyo a la moción, será un gran revés en nuestros esfuerzos por abordar urgentemente la resistencia a los antimicrobianos en la UE”.
Kyriakides explicó que se ha trabajado en el acto delegado durante el último año utilizando la evidencia científica de la Agencia de medicamentos de la UE (EMA).
La eurodiputada belga Hilde Vautmans también se pronunció para pedir el voto en contra de la moción: “La propuesta de los Verdes contra el uso de ciertos antibióticos en animales va demasiado lejos. La prohibición sería un desastre para la salud y el bienestar de los seres humanos y los animales”.
Por otra parte, la Federación Europea de Veterinarios (FVE), junto a EPRUMA, remitieron una carta en la que pedían a los miembros del Parlamento Europeo que votaran en contra de la moción de la ENVI.
Nancy De Briyne, directora ejecutiva de FVE, señaló que “las restricciones a los antibióticos para animales que vayan más allá de las justificadas por la evidencia científica resultarían en enfermedades, sufrimientos y pérdidas innecesarias de los animales”.
La carta señalaba que la resistencia a los antibióticos es “una amenaza tanto para los animales como para las personas, y el sector de la salud animal ha apoyado los esfuerzos de colaboración para abordar la amenaza de la resistencia sin comprometer la salud y el bienestar del ganado y los animales de compañía”.
La FVE ha argumentado que “de todas clases de antimicrobianos, solamente 14 se utilizan para tratar animales. Por lo tanto, la nueva moción sugiere reservar solo 4 clases para el tratamiento veterinario. Los veterinarios quedaran desarmados para tratar enfermedades especificas que amenacen la vida de los animales”.
En España, la Organización Colegial Veterinaria, consideraba que “ninguna medida política relacionada con la salud pública o la sanidad animal debe adoptarse sin estar sustentada en sólidos criterios científicos, y esta moción no tiene en cuenta el asesoramiento científico de las agencias de la UE ni sigue los criterios marcados por la OMS y por la OIE”.
Además, añadían que “la moción impone una prohibición excesiva de los antibióticos, lo que haría un daño irreparable a la salud animal y causaría un sufrimiento innecesario a los animales, tanto en las granjas como en los hogares. Esto supone, a su vez, una amenaza para la salud pública”.
En la misma línea, la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC) rechazaba la moción al acto delegado, explicando que “consideramos esta moción no tiene en cuenta el asesoramiento científico de las agencias de la UE desarrollado con la aportación de expertos en salud humana y animal. Restringe la disponibilidad de tratamientos antimicrobianos apropiados y puede ser una amenaza para la salud y bienestar de los animales por falta de tratamiento. Además, no sigue el enfoque One Health defendido por muchos organismos y necesario en la sociedad actual”.
RESISTENCIA ANTIBIÓTICA, LA “PANDEMIA SILENCIOSA”
La resistencia antibiótica es denominada la "pandemia silenciosa", responsable de unas 33.000 muertes al año en la UE, lo que cuesta 1.500 millones de euros al año en costes sanitarios y pérdidas de productividad.
El acto delegado de la Comisión se presentó en mayo como parte de los esfuerzos para abordar la cuestión de la resistencia a los antimicrobianos.
Cabe destacar que la tendencia del uso de antibióticos ha disminuido de forma más notable en animales productores de alimentos que en humanos, según recoge el último informe publicado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC).