La veterinaria es una profesión clave desde muchos aspectos. No solo desde el papel del veterinario clínico de pequeños o grandes animales, también aportan valor a la hora de garantizar el suministro de alimentos de calidad a la población, o la supervisión de los procesos de producción en las granjas y explotaciones ganaderas, entre otras facetas.
A lo largo de los últimos meses, ha quedado expuesta la escasez de veterinarios, en todas o algunas de sus vertientes, en varios países del mundo. Los motivos de dicha escasez son variados y particulares de cada país, o incluso de cada temporada.
Por ejemplo, como en su día adelantamos en Diario Veterinario, el Brexit supuso para el Reino Unido un déficit de veterinarios que no podía ser fácilmente cubierto.
La investigación del Comité de Asuntos Rurales y Alimenticios del Medio Ambiente de la Cámara de los Comunes (EfraCom, por sus siglas en inglés) reconocía el papel esencial que desempeñan los profesionales veterinarios dentro de la cadena alimentaria, y lamentaba el aumento de los requisitos para la certificación que les afectaría con la aplicación del Brexit.
El presidente de los veterinarios británicos, James Rusell, señalaba que “se sabe desde hace mucho tiempo que la profesión veterinaria del Reino Unido depende en gran medida de veterinarios formados en la Unión Europea, especialmente en funciones de salud pública, y es vital que las políticas de inmigración reflejen ese hecho”.
LA PANDEMIA COMO CAUSA PRINCIPAL DE LA ESCASEZ DE VETERINARIOS
Por otra parte, la pandemia y las vacaciones de verano de los trabajadores han sido los detonantes de la falta de profesionales clínicos en Suecia.
Como en su día explicábamos, la Asociación de Veterinarios de Suecia había informado que la disponibilidad de servicios veterinarios en varias partes del país sería muy limitada, lo que podía dar lugar a largos tiempos de espera, desplazamientos largos a las clínicas y, en algunos casos, los animales podían incluso no recibir una adecuada atención veterinaria.
Según comentaba la asociación, “hasta cierto punto, esta situación puede explicarse por la pandemia en curso. Pero la escasez de personal veterinario se viene detectando mucho antes de la crisis del coronavirus, y no hay una respuesta simple y directa sobre cómo lidiar con ella”.
Por otro lado, el país vecino Finlandia también sufre esta escasez, con unas causas similares, aunque añaden la variable de las condiciones laborales como un posible motivo. El presidente de la Asociación de Veterinarios Finlandeses, Katri Kiviniemen, explica que “las vacaciones de verano demostraron los pocos veterinarios que hay en Finlandia”.
“En algunos lugares, la llegada de trabajadores veterinarios puede verse obstaculizada por deficiencias en el salario, o las condiciones de trabajo. Por tanto, es probable que algunos veterinarios se hayan trasladado a nuevos trabajos, quizás más lucrativos, creados al margen de la industria clínica, como la industria farmacéutica o los fabricantes de alimentos”, añade Kiviniemen.
Causas similares son las implicadas en la falta de veterinarios que sufre Canadá, con la crisis del coronavirus como principal desencadenante. Según explica Sherri Dennett, directora de un hospital veterinario de Ottawa, “la pandemia empeoró la escasez, ya que las personas que trabajaban desde casa aprovecharon la oportunidad para adquirir mascotas. Al mismo tiempo, la fuerza laboral veterinaria se redujo en un 20 por ciento debido a enfermedades, cuarentena y necesidades familiares".
Más compleja parece la situación en Nueva Zelanda, donde también lamentan la falta de estos profesionales, especialmente en el sector de la clínica. Desde la asociación de veterinarios de Nueva Zelanda explican que “hay muchos factores que influyen en el abandono del trabajo clínico. Reconocemos las realidades detrás de cuestiones como la remuneración, al ambiente del lugar de trabajo, las presiones en el lugar de trabajo, la atención a los clientes fuera del horario de trabajo, la falta de apoyo colegiado y los entornos de trabajo inflexibles, que contribuyen a que los veterinarios abandonen la práctica clínica”.