Big Data para combatir el comercio ilegal de animales

A medida que los gobiernos de todo el mundo recurrieron a bloqueos y restricciones de movimiento para evitar la propagación del virus Covid-19, los contrabandistas de animales silvestres utilizaron las redes sociales para encontrar nuevas formas de conectar con los potenciales clientes.

Los traficantes ilegales de animales han descubierto un sistema para sortear los obstáculos impuestos por las administraciones. El comercio actual de vida silvestre y productos derivados ha pasado de los mercados físicos a los mercados online donde los traficantes aplican modelos de comercio electrónico y usan mensajes encriptados en un intento de evadir la detección por parte de las fuerzas del orden.

Si bien el movimiento hacia las plataformas online comenzó varios años antes de la pandemia COVID-19, las restricciones impuestas para contener el virus aceleraron esta transformación digital.

Según explica la Interpol, “los traficantes publicitan y venden vida silvestre y productos derivados a través de plataformas de redes sociales. Al obtener acceso a un gran mercado internacional y siguiendo las mismas rutas que otros delitos como el contrabando de drogas y armas, el tráfico de vida silvestre está aumentando entre un 5 % y un 7 % anual”.

NUEVAS TECNOLOGÍAS FRENTE AL COMERCIO ILEGAL

Enrico Di Minin, profesor de geografía de la conservación, comenta que “la información disponible para investigar el comercio ilegal de vida silvestre a menudo está incompleta. Como tal, no podemos obtener una imagen adecuada. Desde 2015, cuando el comercio ilegal de vida silvestre comenzó a moverse cada vez más hacia los mercados digitales, comencé a investigar el comercio de vida silvestre desde plataformas digitales".

En base a esta nueva tendencia, es cómo surgió el concepto del proyecto WILDTRADE, que se encarga de cuantificar los patrones y tendencias globales del comercio ilegal de vida silvestre e investigar cómo las fuerzas del mercado les dan forma.

La idea del proyecto es utilizar el “big data” extraídos de plataformas de redes sociales en combinación con métodos de aprendizaje automático y datos recopilados de encuestas en línea y revisiones de literatura, para identificar qué especies y productos de vida silvestre se comercializan en línea.

“La innovación del uso de métodos de aprendizaje automático es que podemos identificar automáticamente datos de muchas plataformas digitales y para muchas especies y productos al mismo tiempo sin necesidad de revisar manualmente este contenido'', indica Di Minin.

El equipo interdisciplinario de Di Minin, formado por informáticos y científicos expertos, analiza la avalancha de datos utilizando algoritmos de aprendizaje automático. “Al filtrar y analizar los datos, podemos proporcionar nuevos conocimientos sobre los puntos críticos del comercio, las cantidades comercializadas y los precios. Estos son aspectos que aún son poco conocidos a nivel mundial”, añade.

Por otra parte, “también estamos particularmente interesados en saber cómo la rareza (cuán rara es una especie en el mercado o en la naturaleza) afecta las preferencias de las personas que usan estos productos”.

Una de las áreas en las que los investigadores están centrando su atención es el sudeste asiático. “En un estudio reciente, investigamos el mercado online de pájaros cantores en Indonesia, donde la cría de pájaros cantores como mascotas tiene fuertes tradiciones culturales. Descubrimos que el comercio por Internet no se limitaba a las principales ciudades, sino que se extendía por todo el país. También descubrimos que los precios en estos mercados eran significativamente más altos que los precios indicados en las encuestas de consumidores”.

AMENAZA PARA LA SEGURIDAD MUNDIAL

El examen de los datos puede contar una historia mucho más amplia que el impacto en la vida silvestre, revelando las complejas razones por las que las personas se ven envueltas en la caza furtiva y el tráfico, como la pobreza o los malos gobiernos.

La profesora Rosaleen Duffy, de la Universidad de Sheffield, coordina el proyecto BIOSEC, que destacó el posible daño a la vida silvestre y a las personas al catalogar el comercio como un delito y un problema de seguridad.

Así, advierte que “este tráfico puede ocultar algunos de los impulsores subyacentes del comercio ilegal de vida silvestre, como la demanda de las comunidades más ricas del mundo”.

En este sentido, Duffy considera que “es importante abordar por qué algunas personas continúan participando en la caza ilegal. Puede ser porque no tienen oportunidades alternativas o porque no reconocen la legitimidad de las leyes coloniales que prohíben el acceso a la vida silvestre en el área”.

Después de todo, son estos “puntos ciegos los que eventualmente resultan en una formulación de políticas ineficaces y socialmente injustas, lo que impacta tanto a los conservacionistas como a las personas que viven con la vida silvestre", agrega.

Sobre el terreno, esto significa, en palabras de la experta, que es necesario “comprender mejor las complejidades de las amenazas a la vida silvestre, como los elefantes, y diseñar soluciones de conservación efectivas y socialmente justas”.

El trabajo también se centró en las especies europeas que se pasan por alto en los debates sobre el comercio ilegal de vida silvestre, como pájaros cantores, madera y caviar. “A menudo se asume que el comercio ilegal de vida silvestre es un problema de Asia y África, que ignora el papel de Europa como región de origen, consumidor y tránsito”, finaliza la experta.