A lo largo de los años de domesticación, los perros han desarrollado una variedad de habilidades para vincularse con los seres humanos. Su capacidad para dar sentido a las acciones humanas, como entender las órdenes de “sentarse", "acostarse" y "darse la vuelta", son solo una de esas habilidades. Pero no está claro si los perros entienden las intenciones humanas o simplemente responden a los resultados. La capacidad de reconocer las intenciones de los demás, o al menos de concebirlas, es un componente básico de la teoría de la mente, la capacidad de atribuir estados mentales a uno mismo y a los demás han sido considerados durante mucho tiempo como exclusivo de los humanos.
Para responder a la pregunta sobre si los perros tienen la capacidad de distinguir las acciones realizadas a propósitos de las realizadas por accidente, un equipo de investigadores en Alemania llevó a cabo un experimento que examinó cómo reaccionaban los perros cuando se retenían las recompensas de comida, tanto de forma intencionada como no intencionada.
Descubrieron que los perros responden de manera diferente dependiendo de si las acciones del humano fueron intencionales o no. Esto, según explican los investigadores en su estudio, muestra que los perros pueden distinguir entre acciones que se realizaron a propósito o accidentalmente.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores llevaron a cabo un experimento, examinando si los animales de la prueba reaccionan de manera diferente hacia un humano que intencionalmente (la condición de no querer) o involuntariamente (la condición de incapacidad) les niega las recompensas. A pesar de ser un paradigma establecido en los estudios de la cognición humana y animal, esta metodología nunca se había utilizado anteriormente para investigar perros.
MEDICIÓN DEL TIEMPO DE ESPERA
El experimento se realizó con 51 perros, cada uno de los cuales se probó en tres condiciones. En cada ensayo, el perro estaba separado del probador humano por una barrera transparente. La situación básica fue que el humano alimentaba al animal con trozos de comida para perros a través de un espacio en la barrera.
En la condición de "no querer", uno de los participantes en la investigación retiró repentinamente la recompensa través del espacio en la barrera y lo colocó frente a ella. Por otra parte, en la condición de "incapaz", se llevó la recompensa al espacio en la barrera y trató de pasarla a través del espacio, pero luego la dejó caer "accidentalmente".
Asimismo, en la condición de "incapacidad bloqueada", el experimentador nuevamente intentó darle una recompensa al perro, pero no pudo porque la brecha en la barrera estaba bloqueada. En todas las condiciones, la recompensa permaneció en el lado de la barrera del probador.
"Si los perros son realmente capaces de atribuir la intención en acción a los humanos, esperaríamos que mostraran reacciones diferentes en la condición de no querer en comparación con las dos condiciones de incapacidad. Y esto es exactamente lo que nosotros observamos", explica Juliane Bräuer, una de las autoras del estudio.
El comportamiento principal medido por los investigadores fue el tiempo que los perros esperaron antes de acercarse a la recompensa que se les negó. Los investigadores predijeron que, si los perros son capaces de identificar las intenciones humanas, esperarían más antes de acercarse a la recompensa en la condición de no querer, donde no se suponía que tendrían la recompensa, que en las dos condiciones de incapacidad en las que la recompensa estaba, en efecto, destinado a ellos.
Los perros no solo esperaban más tiempo en la condición de no querer que en la de incapacidad, sino que también era más probable que se sentaran o se tumbaran (acciones que a menudo se interpretan como comportamientos apaciguadores) y dejaran de mover la cola.
"Los perros en nuestro estudio claramente se comportaron de manera diferente dependiendo de si las acciones de un experimentador humano fueron intencionales o no", explica Britta Schünemann, otra de las autoras del estudio.
El equipo reconoce que sus hallazgos pueden ser “recibidos con escepticismo y que se necesitan más estudios para abordar explicaciones alternativas, como las señales de comportamiento por parte de los experimentadores o la transferencia de conocimientos del adiestramiento previo del perro”.
No obstante, "los hallazgos presentan una importante evidencia inicial de que los perros pueden tener al menos un aspecto de la teoría de la mente: la capacidad de reconocer la intención en acción, Otros animales que muestran tal habilidad son los loros grises africanos y los caballos", concluyen los autores.