La diabetes mellitus es una enfermedad que comparten los humanos y las mascotas. Diagnosticar la enfermedad en perros y gatos es bastante sencillo, pero el tratamiento y la monitorización pueden resultar complejos.
Por otra parte, la obesidad es un factor de riesgo para la diabetes, tanto en su desarrollo como en su tratamiento, y más de la mitad de los gatos y perros en los Estados Unidos tienen sobrepeso, según la Asociación para la Prevención de la Obesidad de las Mascotas.
Entre los recursos más innovadores para ayudar a los veterinarios a tratar a las mascotas diabéticas se encuentran las pautas para el manejo de la diabetes para perros y gatos de la Asociación Estadounidense de Hospitales Veterinarios y el kit de herramientas educativas sobre la diabetes para el manejo de gatos, publicado por la Asociación Estadounidense de Veterinarios de Felinos.
"La diabetes mellitus (DM) es una condición tratable que requiere un esfuerzo comprometido por parte del veterinario y el cliente", de acuerdo con las pautas de la Asociación Estadounidense de Hospitales Veterinarios. “Debido a muchos factores que afectan el estado diabético, la condición cambiante de una mascota y la respuesta variable a la terapia, el manejo de la DM suele ser complicado. El éxito requiere la comprensión de la evidencia científica actual y un juicio clínico sólido. Cada paciente precisa un plan de tratamiento individualizado, reevaluaciones frecuentes y modificaciones de ese plan en función de la respuesta del paciente".
Las guías apuntan que el diagnóstico de diabetes mellitus se basa en la persistencia de glucosuria e hiperglucemia y la presencia de signos clínicos característicos como poliuria, polidipsia, polifagia y pérdida de peso.
Por otra parte, la terapia con la insulina y las modificaciones dietéticas son los pilares del tratamiento de la diabetes mellitus en perros y gatos. Asimismo, la remisión de la enfermedad es posible en gatos.
Según las herramientas educativas sobre diabetes de la Asociación Estadounidense de Veterinarios de Felinos, “el tratamiento eficaz se basa en una combinación de los objetivos del cliente, su capacidad económica, la implementación del plan de tratamiento y la respuesta del paciente. Es muy importante establecer metas con el propietario al inicio del tratamiento y mantener un diálogo abierto y frecuente”.
Para los gatos, el kit de herramientas recomienda una dieta baja en carbohidratos junto con el mantenimiento del peso si el gato tiene una buena puntuación de condición corporal o controla la obesidad. El kit de herramientas enumera también insulina glargina, insulina protamina zinc, e insulina Detemir como opciones de insulina para gatos.
En el caso de los perros, el tratamiento de la diabetes mellitus siempre requiere insulina. Las pautas enumeran la insulina glargina, protamina zinc y la insulina Protamina Neutra Hagedorn, como opciones de insulina para perros.
Además, recomiendan dietas ricas en fibra para perros diabéticos, ya sean dietas diseñadas para el mantenimiento de peso en perros que no son obesos o dietas diseñadas para adelgazar en perros obesos.
MONITORIZAR A LAS MASCOTAS DIABÉTICAS PUEDE SER UN DESAFÍO
La monitorización de las mascotas enfermas puede resultar complejo en algunos casos. Entre varios métodos de control, “una curva de glucosa en sangre es la única forma de saber cómo cambiar adecuadamente una dosis de insulina”, aseguran.
En este aspecto, el enfoque tradicional para obtener una curva de glucosa implica hospitalizar al paciente para que se tomen las mediciones. No obstante, recientemente, los veterinarios han comenzado a utilizar monitores de glucosa continuos para evaluar las curvas de glucosa en el hogar
El Dr. Lawren Durocher-Babek, especialista en medicina interna de pequeños animales de Hong Kong, ha hablado sobre el uso racional de los monitores flash continuos de glucosa (FCGM) en la medicina de pequeños animales.
Según explica el experto, “los FCGM consisten en un sensor que se conecta a un animal durante hasta dos semanas junto con un lector o teléfono inteligente para recopilar datos. Es decir, son monitores de glucosa continuos que controlan la glucosa en todo momento”.
El sensor tiene un filamento que toma muestras de líquido intersticial una vez por minuto para medir la glucosa. Los puntos de datos se combinan cada 15 minutos y se mantienen en el sensor hasta ocho horas. Se utiliza un lector o un teléfono inteligente para escanear el sensor, y luego los datos se transfieren a la web, donde se analizan y almacenan, indica el especialista.
No obstante, Durocher-Babek indica que los problemas con los FCGM incluyen que son inexactos en rangos muy bajos de glucosa, y la deshidratación puede causar errores. Además, no siempre duran dos semanas, y las mascotas pueden tener reacciones cutáneas y los dueños alarmarse.
A pesar de estos aspectos negativos, el experto señala que “los FCGM pueden detectar la hiperglucemia de rebote después de una dosis de insulina demasiado alta, lo que puede conducir a una mejor regulación”. Asimismo, existe una menor respuesta al estrés en las mascotas, en comparación con las extracciones de sangre y, por lo general, una estancia en el hospital. Es posible que el sistema sea más barato a largo plazo, y los FCGM permiten que los dueños de mascotas se involucren más.
Para el experto, entre los pacientes ideales para FCGM se encuentran los diabéticos recién diagnosticados y difíciles de controlar, las mascotas con cetoacidosis diabética, los gatos en remisión y los pacientes quirúrgicos. Entre los clientes ideales, están aquellos que no están demasiado ansiosos, escuchan las instrucciones y quieren involucrarse.
En su práctica, Durocher-Babek explica que coloca el FCGM mientras el paciente está en el hospital, y que reemplaza el sensor cada dos semanas hasta que el paciente esté regulado. Luego, coloca un sensor cada tres a seis meses. Cuando el sensor está en su lugar, los propietarios le envían un correo electrónico semanalmente con actualizaciones y luego analiza los datos.
En palabras de Durocher-Babek, "esta es una buena herramienta, pero no reemplaza a un buen veterinario".
DIABÉTICOS DIFÍCILES
Por su parte, la Dra. Pritchard, veterinaria de pequeños animales, manifiesta que sus “objetivos para el control de la diabetes en perros y gatos son controlar los signos clínicos y tener una ausencia de hipoglucemia”. En su opinión, “los diabéticos difíciles de controlar son mascotas con hipoglucemia recurrente o mascotas con hiperglucemia persistente y signos clínicos”.
Para la aproximación inicial al paciente, Pritchard indica que hay que “comenzar por garantizar un manejo adecuado de la insulina. Hay que observar cómo el dueño administra la insulina, y preguntar: ¿Se agita la insulina? ¿Dónde se almacena? ¿Quién administra la insulina habitualmente?”.
A continuación, también conviene comprobar los hábitos a la hora de comer. “Es importante saber si el propietario está alimentando a las horas de las comidas o alimentando libremente, si está dando picoteo entre comidas, o si ha habido cambios en la dieta recientemente, por ejemplo”, subraya la veterinaria.
Por otra parte, si la mascota no come su dieta, “intente cambiar la dieta a algo que la mascota coma de mejor forma. Otras opciones pueden ser un estimulante del apetito o una sonda de alimentación. Si otra mascota está comiendo la comida, pruebe con un comedero con identificación por radiofrecuencia”.
También conviene obtener un historial farmacológico completo. “Entre las cosas que pueden causar resistencia a la insulina se encuentran los esteroides y la ciclosporina, además de las hormonas, y las rutas alternativas de exposición, como las cremas hormonales de los dueños”.
Por lo tanto, “si los medicamentos de las mascotas son el problema, asegúrese de que los medicamentos sean necesarios, evalúe las vías de administración alternativas, evalúe los medicamentos alternativos o aumente la dosis de insulina”, recomienda la experta.
Para la investigación de la mascota diabética no controlada, Pritchard concluye recordando que “no hay sustituto para una buena historia clínica y un examen físico. ¿El propietario ha notado algo nuevo en casa? ¿Ha habido cambios en el pelaje o cambios dentales? ¿Ha aparecido bocio? ¿La mascota ha aumentado de peso hasta el punto de la obesidad?”.