Un equipo científico ha comprobado si el agua de los pozos de agua africanos y mongoles y las muestras de sangre de sanguijuelas del sudeste asiático contenían virus de mamíferos. Los científicos analizaron las muestras para identificar virus, tanto conocidos como desconocidos. Asimismo, han tratado de validar si “este podría ser un método eficaz de detección de virus, ya que los mamíferos en cuestión no tendrían que ser rastreados y capturados”.
Ambos enfoques han demostrado que pueden ser herramientas adecuadas para la investigación y prevención de pandemias porque permiten encontrar y monitorizar reservorios de virus en la vida silvestre. Por ejemplo, se identificó un coronavirus previamente desconocido, que probablemente se asocia con ciervos del sudeste asiático.
“Es un gran desafío encontrar y monitorear los reservorios de virus de animales salvajes como el SARS-CoV-2, cuyo origen aún se desconoce”, explican los investigadores en su estudio. “Muchas áreas son de difícil acceso y las especies residentes en la zona en cuestión son difíciles de encontrar o capturar”.
Para prevenir futuras pandemias, como la COVID-19, existe una necesidad urgente de métodos nuevos y efectivos para detectar y monitorizar los virus que circulan en los animales salvajes. Los nuevos enfoques basados en el ADN ambiental, combinados con la secuenciación de alto rendimiento, podrían ampliar las herramientas disponibles para hacer frente a estos desafíos.
El equipo científico probó este enfoque utilizando muestras de agua de pozos de agua y muestras de sangre de sanguijuelas para buscar virus de mamíferos, que pueden haber sido excretado en el agua o ingerido por las sanguijuelas de los mamíferos huéspedes.
Dado que el ADN viral en las muestras ambientales es de baja cantidad y calidad, utilizaron un enfoque moderno de "unión por hibridación" para enriquecer el ADN viral. Este método les permitió detectar e identificar virus en el agua y en las muestras de sanguijuelas.
El ADN de las muestras de agua reveló varios virus encontrados en cebras y asnos salvajes. “Esto era de esperar ya que estos animales a menudo visitan los abrevaderos en grandes cantidades”, aseguran.
LEER EL MEDIO AMBIENTE PARA DETECTAR VIRUS
En el caso de los virus que se encontraron en los pozos de agua africanos, demostraron que estos virus aún son infecciosos en el agua, lo que sugiere que el agua misma podría transmitir los patógenos.
También se han identificado varios virus, nuevos y desconocidos, en las sanguijuelas del sudeste asiático. De particular interés es un coronavirus previamente desconocido, que puede representar un nuevo género en la familia Coronaviridae y que parece estar asociado con especies de ciervos. "Aún se desconoce el origen exacto de muchos de los virus más letales como el ébola", indican.
“La pandemia actual muestra que todavía sabemos muy poco sobre la diversidad viral en la naturaleza. Los nuevos métodos podrían ayudarnos a identificar virus previamente desconocidos y sus huéspedes potenciales, sin los problemas logísticos y éticos habituales asociados con la recolección directa de muestras de animales salvajes”, añaden.
El ADN ambiental se ha utilizado para muchas preguntas científicas. Por ejemplo, se podría registrar la diversidad biológica en regiones inaccesibles. Recientemente, estas fuentes de ADN ambiental también se han utilizado para la investigación de patógenos. En palabras de los autores, “el ADN ambiental del agua y los invertebrados chupadores de sangre puede ser útil en una variedad de entornos”.
“Las sanguijuelas terrestres son muy comunes en áreas del sudeste asiático donde se han descubierto nuevos virus con frecuencia en el pasado. Su ingesta de sangre se puede utilizar para identificar tanto a sus huéspedes mamíferos como a los patógenos presentes en la sangre de los mamíferos”.
“En las muestras de sanguijuelas identificamos virus de mamíferos de cinco familias de virus diferentes. Lo más interesante fue el descubrimiento de un nuevo tipo de coronavirus, ya que esto demostró que con nuestro método podemos descubrir patógenos virales previamente desconocidos que circulan en animales salvajes”, señalan. “Esto puede ayudar a identificar virus potencialmente infecciosos en una etapa temprana y, por lo tanto, contribuir de manera decisiva a prevenir futuras epidemias”.
No obstante, "es necesaria más investigación para caracterizar los virus descubiertos, por ejemplo, secuenciando sus genomas completos y confirmando las relaciones del virus huésped". Donde no hay pozos de agua o sanguijuelas, el suelo (o sedimentos en cursos de ríos resecos), heces y otros insectos chupadores de sangre podrían ser otras fuentes de ácidos nucleicos que podrían usarse para complementar muestras directas de animales. Esto podría mejorar la capacidad de detectar y monitorear virus.