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Estudian la esclerosis múltiple con un modelo de enfermedad canina
EDICIÓN

Estudian la esclerosis múltiple con un modelo de enfermedad canina

Investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria encontraron que la meningoencefalomielitis granulomatosa canina comparte muchas características patológicas e inmunológicas con la esclerosis múltiple
Investigación laboratorio

La meningoencefalomielitis granulomatosa canina (GME, por sus siglas en inglés), es la enfermedad neuroinflamatoria más común que puede afectar a los perros. Este proceso patológico comparte características clave de su patología e inmunología con la esclerosis múltiple (EM).


En este sentido, una investigación sobre la GME, realizada por un equipo de científicos dirigido por Molly Church y Jorge Iván Alvarez, de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania (EEUU), ha analizado en profundidad la patología de ambas enfermedades.


En el estudio, mediante la incorporación de imágenes de resonancia magnética y estudios del tejido cerebral, los expertos encontraron que las características causantes de la EM, en particular la acumulación de células B en los tejidos que recubren el sistema nervioso central, también estaban presentes en perros con GME.


SIMILITUDES ENTRE PERROS Y HUMANOS


Las células B son un tipo de glóbulo blanco que participa en las respuestas inmunitarias. En las personas sanas, estas células inmunes están presentes en cantidades muy bajas en las membranas que recubren la columna vertebral y el cerebro, conocidas como meninges.


“Ese es un aspecto novedoso de la enfermedad que sufren los perros, y que refleja el proceso patológico similar que sufren los humanos”, explica Álvarez. “Y es algo que los investigadores no pueden replicar en modelos de ratón. Por lo tanto, creemos que al estudiar perros con GME, podemos ampliar el conocimiento de la enfermedad humana y contribuir a la urgente necesidad que también existe de comprender la enfermedad que afecta a los perros".


Por su parte, Church comenta que han observado estas acumulaciones de células B en las meninges de los perros y vieron similitudes sorprendentes con la EM. “Esas acumulaciones específicas en las meninges que cubren el cerebro nunca se han analizado en perros con GME”. Por lo tanto, "describir este nuevo componente de GME que aún no se había considerado podría abrir el camino hacia la realización de mejores diagnósticos, así como mejores terapias para aumentar la eficacia y disponibilidad de lo que ya está en uso".


DOS ENFERMEDADES POCO CONOCIDAS


Aproximadamente 2.500.000 personas tienen esclerosis múltiple en el mundo, 770.000 de ellas en Europa. La enfermedad se caracteriza por la destrucción gradual del revestimiento protector de las células nerviosas, lo que da lugar a una amplia gama de síntomas, desde problemas de visión hasta dolor y fatiga. Asimismo, la gravedad de la sintomatología puede variar de un paciente a otro.


Sin embargo, a pesar de su alta prevalencia, muchos de los aspectos que rodean a la EM siguen siendo un misterio. Solo se ha empezado a estudiar en profundidad desde la década de 1970. No obstante, a día de hoy, en muchas ocasiones resulta difícil llevar a cabo un diagnóstico certero y un tratamiento eficaz. Y es que, si bien existen más de una docena de medicamentos aprobados para tratar sus formas recurrentes y remitentes, tratar sus formas progresivas más avanzadas ha resultado ser un desafío.


Por otra parte, la meningoencefalomielitis granulomatosa canina es una enfermedad que solo se ha caracterizado en las últimas décadas, y generalmente se diagnostica por exclusión de otras enfermedades. Algunos perros responden bien al tratamiento inmunosupresor, otros se estabilizan clínicamente durante un breve periodo de tiempo, y otros decaen rápidamente después del diagnóstico.


Ambas enfermedades son más comunes en los pacientes femeninos, y tienden a afectar más a los individuos jóvenes y de mediana edad.


IMPLICACIÓN DE LAS CÉLULAS B EN EL DESARROLLO DE AMBAS ENFERMEDADES


En la EM, un alto grado de inflamación se relacionó con peores resultados, y se creía que las células T, otro tipo de células inmunes, eran las culpables. “La mayoría de los medicamentos desarrollados en los años 90 y 2000 tenían como objetivo esos tipos de células”, señala Álvarez. "Es solo en los últimos 10 años que los investigadores han llegado a reconocer que las células B juegan un papel relevante en el desarrollo de la enfermedad".


Dada la importante función de las células B en la aparición de la enfermedad humana, Alvarez y Church colaboraron con Amit Bar-Or, jefe del centro de esclerosis múltiple y trastornos relacionados de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania, para que aportase otra perspectiva de la enfermedad humana a los hallazgos de los investigadores.


“Los avances en el estudio de la EM se han visto obstaculizados, en parte, por la falta de modelos animales que reproduzcan fielmente la implicación de las células B en la enfermedad”, declaran los investigadores. Este ha sido uno de los motivos que ha propiciado que se llevara a cabo el estudio de la GME.


VALOR DE LOS PERROS COMO MODELO DE ESTUDIO DE ENFERMEDADES HUMANAS


Incluido en el mismo nombre de la enfermedad canina, el término granulomatoso se refiere a la implicación de los macrófagos, un componente del sistema inmunológico innato, que responde a la infección y puede resultar en inflamación. Pero en el nuevo estudio, Álvarez, Church y su equipo, han arrojado más luz sobre este proceso de inflamación.


En 13 perros diagnosticados con GME, así como en cuatro perros no afectados, los investigadores examinaron áreas del cerebro que normalmente no se estudiaban durante el diagnóstico de GME. Las imágenes de resonancia magnética analizadas mostraron un mayor contraste en las meninges. Al evaluar el tejido correspondiente de las muestras de los perros, encontraron acumulaciones de células inflamatorias, y de células B, específicamente, en esas áreas.


El laboratorio de Álvarez, que se centra en el vínculo entre la inflamación del sistema nervioso central y la EM, evaluó los componentes de estas regiones inflamadas de las meninges y encontró una acumulación de células B.


“En los seres humanos, se ha demostrado que esas colecciones de células B se correlacionan con la patología subyacente en el cerebro, y observamos la misma característica en GME. Por eso creemos que este modelo tiene un gran potencial”, explica Álvarez.


El hecho de que los perros y los humanos a menudo compartan un mismo o similar entorno, y que la biología de los perros sea más similar a la de los humanos que la de los ratones que se utilizan a menudo en los estudios preclínicos de EM, se suma al valor de estudiar la GME como modelo de EM, subrayan los expertos.


“Todos podemos aprender del estudio de esta enfermedad en los perros como un modelo para la enfermedad humana, pero lo maravilloso que puede surgir de estudios comparativos como este es que no solo ayudamos a las personas, también ayudamos a nuestros perros", explican los autores del estudio.

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