Los láseres de bajo nivel, más específicamente los usos no térmicos de los láseres, tienen profundos efectos sobre los tejidos, incluida una mayor proliferación celular, aceleración del proceso de curación, promoción de la regeneración de tejidos, previniendo la muerte celular, alivio del dolor, y actividad antiinflamatoria.
A diferencia de los procedimientos más comunes, la información sobre la terapia con láser en veterinaria proviene de la investigación en humanos, y se han transferido más usos e indicaciones médicas a la medicina veterinaria.
En este sentido, Ernesto Leal-Junior, del Laboratorio de Fototerapia y Tecnologías Innovadoras y Sanitarias de la Universidad Nove de Julho (Brasil), e Iker Asteinza Castro, Diplomado en Medicina y Cirugía de Pequeños Animales y dueño de dos hospitales veterinarios de referencia en la Ciudad de México, han elaborado una guía sobre el uso correcto de esta terapia, y su aplicación en la medicina veterinaria.
UNA LONGITUD DE ONDA PARA CADA DOLENCIA
Los láseres terapéuticos utilizan luz de una longitud de onda específica para estimular o inhibir la función biológica que promueve la reparación y la analgesia. Casi todos los dispositivos terapéuticos utilizan longitudes de onda rojas (620 nm a 750 nm) o infrarrojas cercanas (750 nm a 950 nm). En este sentido, se entiende que el efecto biológico deseado está asociado con una longitud de onda concreta.
Por ejemplo, las longitudes de onda rojas tienden a activar efectos fotoquímicos en el cuerpo, como reducir la inflamación y promover la curación. Las longitudes de onda infrarrojas producen mayores cambios fotofísicos que afectan la conducción nerviosa en los nervios periféricos e inhiben los nociceptores para mitigar el dolor.
Por otra parte, las longitudes de onda azules (450 nm a 495 nm) son cada vez más populares por su conocida acción antimicrobiana en el tratamiento de infecciones, problemas dermatológicos y uso durante procedimientos dentales. Además, el uso de múltiples longitudes de onda concurrentes está comenzando a demostrar efectos beneficiosos que son más fuertes que los que puede producir una sola longitud de onda por sí sola.
El tipo de respuesta, como reparación tisular o alivio del dolor, depende principalmente de la longitud de onda de la luz, que controla la profundidad de penetración. Asimismo, también influye la cantidad de energía o potencia del dispositivo. Es decir, la luz debe poder penetrar en la piel y debe absorberse una cantidad adecuada de energía para que surta efecto. Por tanto, la longitud de onda y la potencia están relacionadas.
La confusión surge al determinar cuánta potencia es necesaria. Una mayor producción de energía significa que la dosis deseada se administrará a la superficie del tejido más rápidamente. Puede parecer lógico utilizar láseres de alta potencia para reducir el tiempo de tratamiento. Sin embargo, la dosis en la superficie no equivale a la dosis que alcanza un objetivo dentro del cuerpo.
La cantidad de luz que penetra en la piel depende de las características de la longitud de onda y no de la potencia que la impulsa. Entonces, "mientras que cientos de julios pueden estar expuestos a la piel, solo una fracción de esa energía puede penetrar en el interior del organismo", explican los autores. Esto, a su vez, puede no acortar el tiempo de tratamiento, ya que la dosis en el objetivo puede no ser suficiente. Por lo tanto, se puede mejorar la eficiencia de la energía y la longitud de onda con varias consideraciones. Cualquier energía que no se transmita se pierde debido al reflejo o la piel la transforma en calor.
En este sentido, se ha establecido que las longitudes de onda más largas penetran mejor en músculos y huesos más profundos, mientras que las longitudes de onda más cortas (rojo) penetran menos profundamente y son más adecuadas para condiciones superficiales. La elección de las longitudes de onda adecuadas en función del objetivo a tratar, puede reducir el tiempo necesario al aportar una mayor proporción de luz una zona del cuerpo.
Si bien un dispositivo de muy baja potencia puede entregar algo de energía a un objetivo deseado, se necesita una acumulación adecuada para desencadenar una reacción biológica. "Si el dispositivo tiene una potencia demasiado baja, podría llevar un tiempo increíblemente largo para alcanzar la dosis necesaria", explican.
Por el contrario, aumentar en gran medida la potencia puede aumentar el riesgo (seguridad para los ojos, seguridad para la piel, controles reguladores del dispositivo) o crear un efecto térmico no deseado. En pocas palabras, la penetración de la barrera cutánea no se puede compensar con una mayor potencia de salida. Se necesita un equilibrio de poder en lo que se refiere a la longitud de onda. Las salidas típicas que se ven en los dispositivos oscilan entre 100 milivatios y varios vatios.
APLICACIONES DE LAS TERAPIAS LASER
La terapia con láser ha tenido éxito en ayudar a los animales a recuperarse de enfermedades, lesiones y procedimientos quirúrgicos. Sus efectos sobre el control del dolor, la resolución de la inflamación y la promoción de la curación se han demostrado clínicamente para una variedad de afecciones.
Como herramienta de alivio del dolor, el efecto directo de la terapia con láser en las terminaciones nerviosas periféricas de los nociceptores evita que el nervio alcance los umbrales de activación, de manera similar a los opioides que causan inhibición postsináptica. Este efecto inhibidor puede crear analgesia en tan solo 10 a 20 minutos después de un tratamiento. Por lo tanto, puede ser útil en el manejo de fracturas, dolores posoperatorios, esguinces de ligamentos y distensiones musculares. La terapia con láser también estimula la vasodilatación y la activación del sistema de drenaje linfático, reduciendo así la hinchazón.
En cuanto a medida de control de la inflamación, aunque el estándar de atención para muchas enfermedades inflamatorias son los agentes inmunosupresores, como los corticosteroides con toxicidades indeseables, la terapia con láser ofrece un enfoque único al no ser invasiva y tener efectos secundarios mínimos. Según los autores, estos mecanismos antiinflamatorios y la naturaleza no invasiva de la terapia con láser sugieren que se podría usar eficazmente para animales que padezcan trastornos crónicos como la osteoartritis, y enfermedades inflamatorias como otitis, estomatitis o dermatitis.
Respecto a su uso para promover la cicatrización de heridas, el uso del láser resulta de especial interés. En general, las heridas cicatrizan en un proceso complejo ordenado que consta de tres fases superpuestas: reacción inflamatoria, proliferación y remodelación. Estudios recientes en medicina veterinaria muestran el beneficio potencial de la cicatrización de heridas mediante la terapia con láser, incluida la cicatrización acelerada de heridas. El uso temprano del láser se asocia con una menor intensidad de la infiltración inflamatoria y una mayor proliferación y epitelización temprana.
"Recientemente, la luz azul antimicrobiana ha sido objeto de varios ensayos clínicos de heridas, cuyos resultados podrían demostrar la viabilidad de esta tecnología como tratamiento clínico para reducir diferentes bacterias resistentes", añaden los expertos.
También se pueden aplicar los beneficios de esta terapia en los cuidados perioperatorios. La mayoría de los procedimientos dentales y quirúrgicos, especialmente una castración o esterilización, crean cierto grado de inflamación aguda, seguida de una fase de reparación del tejido y la necesidad de un tratamiento del dolor posterior al procedimiento. Varios estudios sugieren que el pretratamiento del sitio quirúrgico puede mejorar los resultados posoperatorios, especialmente la formación de cicatrices cuando se aplica antes del procedimiento, y ayudar a minimizar el dolor posoperatorio.
Por lo tanto, un paciente quirúrgico debe ser tratado hasta una hora antes de la cirugía (para evitar la vasodilatación provocada por el láser), y postoperatoriamente. El bloqueo neural que ocurre 20 minutos después del procedimiento permanecerá presente en el momento de la cirugía y la recuperación.
Asimismo, durante la rehabilitación, la terapia con láser puede ser un gran complemento. En comparación con muchas otras modalidades, se puede integrar fácilmente en el plan de atención. Un componente vital y una meta del programa de rehabilitación es el manejo adecuado del dolor, si el dolor está bajo control, el paciente podrá volver a funcionar, aumentando la fuerza y la amplitud de movimiento.
La aplicación de la terapia con láser en las articulaciones y los músculos doloridos antes y, a veces, después del ejercicio terapéutico puede ayudar a minimizar las molestias. Por lo tanto, la terapia con láser es una modalidad extremadamente valiosa para lograr los objetivos del veterinario y del paciente.
EXPANSIÓN DEL USO EN EL HOGAR DEL LÁSER
Algunas afecciones tratadas con terapia con láser pueden requerir que los dueños lleven a sus mascotas a la clínica de manera regular. En casos más crónicos, puede ser necesario un tratamiento continuo para mitigar o controlar los síntomas. En palabras de los autores, esto puede crear una gran presión al tener transportar al animal al centro veterinario, encontrar tiempo en un horario diario agitado, y posiblemente, lidiar con la ansiedad de la mascota durante las visitas. Incluso para los dueños de mascotas más comprometidos, los beneficios pueden no justificar esos esfuerzos.
Ante esta situación, hay nuevas opciones para la terapia con láser en el hogar. Estos dispositivos pueden ofrecer tratamientos útiles para que los realice el propietario en la comodidad de su hogar. La atención domiciliaria puede acelerar la recuperación de la lesión y reducir la ansiedad de las mascotas y la cantidad de viajes a la clínica. Al agregar la terapia con láser como parte del programa de manejo del dolor, esto puede reducir el tiempo que la mascota permanece con dolor y reducir el uso de medicamentos.
Los veterinarios pueden orientar a los propietarios sobre el uso adecuado del dispositivo en solo unos minutos. Los láseres se pueden alquilar de forma diaria o semanal, con visitas de seguimiento programadas para comprobar el progreso del paciente.
En resumen, prácticamente sin efectos secundarios y con contraindicaciones mínimas, en el marco de los nuevos avances en medicina veterinaria, los tratamientos de terapia con láser de bajo nivel están ganando reconocimiento y popularidad en la medicina veterinaria. Los estudios son prometedores para ayudar con las dolencias y procedimientos más comunes que se ven en la clínica veterinaria, incluido el manejo del dolor, la reducción de la inflamación, la curación de heridas, en entornos posoperatorios y de rehabilitación.
"La sencillez y seguridad de esta modalidad ofrece un beneficio adicional de los tratamientos a domicilio para mascotas. La terapia con láser promete a los veterinarios una nueva herramienta para brindar atención segura y no invasiva para mantener a las mascotas sanas", apuntan.