La pandemia de COVID-19, descrita como la segunda megacrisis transfronteriza que impacta a las sociedades contemporáneas en el siglo XXI después de la crisis financiera global, ha requerido un cambio radical en los comportamientos y prácticas laborales cotidianas en la mayoría de los países.
En el aspecto veterinario, se tradujo en que todos los profesionales de todo el mundo se adaptaran al distanciamiento social, las restricciones en los tipos de servicios ofrecidos, la restricción de viajes no esenciales y la presión para reconsiderar lo que cuenta como una relación veterinario-cliente-paciente. Además, la limitada capacidad de respuesta de los sistemas de atención de salud humana significó que algunos veterinarios donaran o renunciaran a equipos de protección personal, como guantes o mascarillas.
Para valorar el impacto de estas circunstancias en los trabajadores veterinarios, se ha llevado a cabo un estudio sobre más de 500 trabajadores del sector veterinario de 22 países como Australia, Italia, Nueva Zelanda, EE. UU. o el Reino Unido, para determinar la frecuencia, el estrés y los tipos de situaciones éticamente desafiantes (ECS, por sus siglas en inglés) experimentadas por veterinarios, técnicos y auxiliares veterinarios desde la llegada de la pandemia mundial de COVID-19 en marzo de 2020.
De la encuesta se pudo extraer que las ECS más comunes (encontradas al menos varias veces por semana) fueron las decisiones sobre cómo proceder cuando los clientes tienen recursos económicos limitados (64,4 %) "Aunque las limitaciones financieras de los clientes siempre han sido una preocupación importante, eso se incrementó durante la pandemia debido a que muchos clientes perdieron sus trabajos o tuvieron ingresos restringidos", comentan los autores.
El siguiente punto relevante, fue el conflicto entre el bienestar personal y el desempeño profesional (64,3 %), y el conflicto entre los intereses de los clientes y los intereses de sus animales (59,6 %). En este sentido, los investigadores comentan que los miembros de los equipos veterinarios se vieron obligados a decidir qué era más importante: su propia salud y seguridad, o el cuidado de los animales y las personas que dependen de ellos.
Estas situaciones fueron seguidas de dudas en las decisiones sobre lo que se considera un servicio veterinario esencial (48,1 %), conflicto entre el bienestar de los miembros de la familia y hogar y la función profesional (46,3 %) y cuestionar las decisiones sobre si realizar visitas veterinarias sin contacto (46,3 %).
Por otra parte, las ECS reportadas como muy estresantes fueron los conflictos entre los intereses de los clientes y los intereses de sus animales (50,2 %). Seguidamente, con un 42,5 % los profesionales señalan a los conflictos entre los intereses del jefe y sus propios intereses; un 39,4 % de los encuestados indicaron las cuestiones relacionadas sobre cómo proceder cuando los clientes tienen poder adquisitivo limitado (39,4 %); y un 38 % consideró muy estresante el problema entre bienestar personal y trabajo.
El análisis de las respuestas posicionó a la bioseguridad, las limitaciones financieras de los clientes, el bienestar animal, las condiciones de trabajo y las relaciones con los clientes como temas destacados.
Según los autores, “este es, a nuestro leal saber y entender, el primer estudio que describe los impactos de la pandemia en las situaciones éticamente desafiantes experimentadas por los equipos veterinarios a nivel mundial. Se identifica un aumento en la frecuencia de ECS provocadas por la pandemia COVID-19 y una serie de factores estresantes exclusivos de la pandemia”.