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Crean una guía de buenas prácticas para un examen de compraventa o precompra de caballos
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Crean una guía de buenas prácticas para un examen de compraventa o precompra de caballos

​La Asociación de Veterinarios Especialistas en Équidos de España (AVEE) ha publicado una “Guía de buenas prácticas examen compraventa o precompra” destinada a caballos

Un examen compraventa (ECV) representa un estudio clínico y, opcionalmente, la realización de pruebas complementarias (principalmente examen radiográfico, que pueden realizarse bajo recomendación del profesional veterinario o a petición del solicitante del examen) de un caballo en nombre de un posible comprador.


Con la publicación de la “Guía de buenas prácticas examen compraventa o precompra” por parte de la Asociación de Veterinarios Especialistas en Équidos de España (AVEE), se busca ayudar a tratar de identificar los factores que podrían evitar que el sujeto en estudio sea inadecuado para el uso previsto. En la mayoría de los casos, este examen será solicitado por un posible comprador y debe permitirle, unido a otros factores, tomar una decisión sobre si continuar con dicha compra o no.


AVEE recuerda que esta última decisión recae sobre el solicitante del examen, “los veterinarios no tomamos la decisión de efectuar la compra o no del animal, en este sentido, podemos decir que nuestra labor como profesionales es similar a un peritaje de la situación clínica y el resultado de las pruebas complementarias en la actualidad, así como las posibles repercusiones de los diferentes hallazgos o anormalidades en un balance de probabilidades”.


El solicitante del ECV debe analizar todos los hallazgos con el veterinario examinador, que le detallará y resolverá las dudas ocasionadas de la forma más precisa posible. “Ningún équido es perfecto y si existen hallazgos ‘anormales’, éstos pueden o no afectar a la idoneidad del caballo para el propósito previsto. En definitiva, el veterinario le dará al solicitante su opinión profesional sobre si los resultados pudiesen afectar para el desarrollo del uso al que se quiere destinar al equino”, indican.


Por otra parte, la guía recoge que es aconsejable que el solicitante esté presente durante el examen, en caso contrario, el veterinario se pondrá en contacto con éste para trasladarle los hallazgos más relevantes del examen.


En caso de que posteriormente se quiera contratar un seguro, el solicitante debe saber que el certificado o informe CV no es de utilidad, en muchos casos, para la contratación de la póliza. Las aseguradoras suelen pedir una inspección veterinaria previa a la contratación del seguro, de tal manera, el solicitante puede facilitar este certificado CV a la aseguradora y es ésta la que decide si es o no válido para la contratación, eximiendo de toda responsabilidad al veterinario que lo emite.


¿EN QUÉ CONSISTE?


El ECV se trata de un examen externo del animal en reposo, con observación visual, palpación y manipulación para detectar signos clínicamente representativos de lesión, enfermedad o anomalía física.


Posteriormente se evalúa biomecánicamente de forma visual en los diferentes aires y superficies, así mismo se realiza (en caso de que el solicitante no indique lo contrario) una manipulación para las diferentes pruebas de flexión y se realizarán las pruebas complementarias solicitadas.


“El veterinario debe reseñar tanto los hallazgos, normales o anormales, como las pruebas básicas que no se puedan/soliciten y las condiciones relevantes que puedan influir en el resultado del estudio realizado (por ejemplo, si no se dispone de una superficie adecuada para la realización de examen dinámico en círculos sobre superficie dura, o bajo qué condiciones se realiza el examen ocular)”, apunta la AVEE.


Dentro de las situaciones más comunes, destacan que el examen ocular no incluye la dilatación de la pupila, así como no se inspecciona el interior del prepucio, ni se realiza una medida de altura ni examen de gestación (si no es solicitado expresamente) y estas condiciones deben ser conocidas por el comprador o solicitante, “ya que nunca estaremos realizando la totalidad de las pruebas diagnósticas que podemos desarrollar ante una situación clínica específica”.


Si el veterinario examinador considera que la historia clínica representa un riesgo mayor al normal para el uso que el comprador quiere dar al animal, deberá ponerlo en conocimiento en el informe de tal forma que el comprador pueda tomar una decisión en base a un análisis de riesgo / beneficio.


Por último, señalan que los exámenes no son transferibles a otro comprador.

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