Con el fantasma del bioterrorismo acechando cada vez más de cerca, debido a las grandes perturbaciones causadas por los recientes brotes de enfermedades infecciosas, es preciso hacer planes y desarrollar estrategias para prevenir y responder a la propagación deliberada de enfermedades.
El veterinario tiene la mayor formación sanitaria en los cinco campos donde la amenaza biológica puede afectar: salud pública, sanidad animal, medio ambiente, agroterrorismo y alimentación, así lo afirmaba Luis Enrique Martín Otero, coronel veterinario y coordinador de la Red de Laboratorios de Alertas Biológicas (RE-LAB) en el Centro de Vigilancia de Sanidad Veterinaria (VISAVET-UCM), que lleva más de 20 años trabajando en el área del bioterrorismo, en declaraciones a Diario Veterinario.
Martín Otero ya explicó que era necesario más formación sobre estas amenazas en los estudios de Veterinaria, “ya que son campos nuevos donde los futuros veterinarios podrían jugar un papel fundamental”.
Ahora, la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), habida cuenta del impacto de las enfermedades tanto en la salud humana como en la sanidad animal, insiste en que “es crucial que los Gobiernos adopten el enfoque de Una sola salud en todos los aspectos de la prevención, la preparación y la respuesta ante tales actos”.
Sin embargo, apuntan que, hasta la fecha, “pocos países han examinado el grado de preparación de sus servicios veterinarios para vigilar e identificar los casos de enfermedades relacionadas con la agrocriminalidad y el agroterrorismo o para coordinar su respuesta con las autoridades encargadas del cumplimiento de la ley”.
“Ya se han tomado medidas con los servicios de salud pública para que esta cooperación sea prioritaria, y lo mismo debería hacerse con los servicios veterinarios. En este sentido, existe una grave falta de integración de los veterinarios, no sólo en la respuesta dirigida por los organismos encargados de hacer cumplir la ley, sino también en lo que respecta a la capacidad de todos los organismos para cooperar eficazmente en el ciclo de gestión de emergencias de este tipo de incidentes”, explica F. Ewann, experto en bioterrorismo de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).
DESAFÍOS PARA LA COOPERACIÓN ENTRE AUTORIDADES Y VETERINARIOS
El experto de la Interpol señala que “fomentar la resiliencia para enfrentar el brote intencional de una enfermedad supone integrar plenamente a los veterinarios en la respuesta sanitaria, independientemente de que los animales estén o no directamente involucrados en el incidente”.
“Si bien existe cierto grado de cooperación entre los organismos encargados de hacer cumplir la ley y el sector veterinario en lo que respecta a la conducta delictiva, ambos se guían por perspectivas muy diferentes”, añade.
En consecuencia, la cooperación suele verse obstaculizada por la falta de comprensión de las funciones, responsabilidades y limitaciones de cada uno, aunada a la escasa conciencia de la forma en que ambos sectores pueden apoyarse mutuamente para cumplir un objetivo común: proteger la salud y la seguridad pública. “Este objetivo fundamental es un poderoso incentivo para superar tales obstáculos y reunir a ambas comunidades”.
Funciones de las autoridades y servicios de sanidad animal durante un incidente biológico.
PROYECTO EN GUINEA
La Interpol llevó a cabo un proyecto en Guinea para entablar un diálogo entre el sector veterinario y las autoridades encargadas del cumplimiento de la ley con miras a colaborar en una estrategia contra todo tipo de riesgos a fin de controlar los brotes de enfermedades.
Este proyecto se puso en marcha inicialmente para prestar apoyo a las fuerzas del orden de África Occidental, como respuesta directa a la epidemia de ébola que tuvo lugar de 2014 a 2016, haciendo especial hincapié en la bioseguridad y en las principales lecciones extraídas de dicha crisis. No obstante, muchas de las lecciones y prácticas aprendidas se pueden aplicar al contexto específico de la pandemia de COVID-19.
“El hecho de comprender los mandatos de cada uno y los beneficios de la cooperación constituyó la piedra angular de la confianza mutua que se necesitaba para aumentar la resiliencia ante las emergencias relacionadas con enfermedades animales. Este proceso se ha visto fortalecido tanto por la formación conjunta y en todos los sectores como por la participación en ejercicios conjuntos para demostrar el valor de un enfoque interinstitucional, incluso en incidentes de menor magnitud. Sin embargo, la resiliencia, entendida como la continuidad de las redes sostenibles desarrolladas a través de este proyecto, también depende de un sólido apoyo político, que sólo puede provenir de Gobiernos que estén bien informados del enfoque ‘Una sola salud’, comprendan su importancia y estén comprometidos a ponerlo en práctica”.
En este marco, se ha realizado un vídeo de información dirigido a la comunidad internacional, en el que se destaca la importancia de la cooperación y la coordinación entre las fuerzas del orden y los servicios sanitarios, y se muestran algunas de las funciones que desempeñan los organismos encargados de la aplicación de la ley en respuesta a un brote epidémico.
En el vídeo se ponen de relieve tres principios interinstitucionales esenciales: la colaboración, la coordinación y la protección. La buena aplicación de estos principios puede marcar la diferencia entre limitar las repercusiones de un simple brote de una enfermedad y ser incapaces de impedir que poblaciones enteras sufran daños irreversibles.