Muchos de los hospitales españoles disponen de servicios veterinarios que se encargan de los animalarios. Los animalarios se rigen por una normativa concreta que determina la existencia obligatoria de dos figuras de especialistas: la persona responsable de la supervisión in situ del bienestar y cuidado de los animales y la figura de veterinario designado. Habitualmente estas dos funciones son siempre desempeñadas por personal veterinario, y en prácticamente todos los animalarios, existe una figura de "director/a técnico veterinario" que coordina, gestiona y dirige el funcionamiento de la instalación, así como de todo el personal del animalario implicado en el trabajo con los animales.
Una de las veterinarias que trabajan en uno de estos animalarios es Angélica Martínez, veterinaria responsable del Equipo de Cirugía Experimental del Hospital Universitario de Burgos. “Mis funciones dentro del hospital son muy variadas, pero podría resumirlas en las siguientes: participo de forma relevante en todas las fases de la experimentación, desde el asesoramiento previo, el diseño experimental y la preparación de documentos para la solicitud de autorizaciones, hasta las inoculaciones, seguimiento clínico, toma y análisis de muestras biológicas, eutanasia y necropsia reglada de los animales, análisis de resultados, redacción de informes y presentación de resultados, en colaboración con los investigadores principales y docentes instructores”.
Paralelamente, la veterinaria también desarrolla la investigación específica que aplica directamente en los experimentos, es tutora responsable y supervisora de la formación del personal que maneje animales con fines científicos, y participa en convenios de cooperación educativa con poblaciones infantiles, estudiantes universitarios y otras actividades de ciencia ciudadana con fines de transparencia en el uso de animales en investigación científica, entre otras tareas.
La figura veterinaria hace que los procedimientos se hagan con garantías, “y se crea un ambiente de trabajo en el que el respeto hacia los animales es sin duda una prioridad”, cuenta la experta.
No obstante, Angélica Martínez no siempre tuvo claro que se dedicaría a esta rama de la veterinaria, “con los años te das cuenta que cuando acabas la carrera tienes una mínima visión de todas las opciones que tiene nuestra profesión. Siempre me decanté por la rama de la investigación, (por eso hice la Tesis Doctoral), los animales silvestres y el bienestar animal, pero al mismo tiempo tenía la necesidad de explorar otros campos como la docencia y la divulgación. No me puse ningún objetivo en concreto y me dejé llevar por lo que me ilusionaba hacer en cada momento, aprovechando las oportunidades que me iban surgiendo. Creo que lo más importante es no perder nunca la motivación y no cerrar puertas. Es conveniente también tener una actitud proactiva, porque siempre habrá algún bache que evitar”.
LA IMPORTANCIA DEL MODELO ANIMAL PARA LA INVESTIGACIÓN
Muchas personas desconocen la importancia de los animales en la investigación biomédica. Le preguntamos a Angélica Martínez que nos cuente algún ejemplo: “Les contaría muchos ejemplos, pero les diría, en general, que la medicina moderna, incluyendo los tratamientos oncológicos más novedosos y las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, no hubieran llegado hasta este punto de desarrollo y especialización sin los modelos animales. Para mayor ejemplo, el contexto actual de la pandemia por la COVID-19. Sin animales no tendríamos una vacuna segura y eficaz”.
La experta nos explica que, dependiendo de cada investigación, hay modelos más adecuados que otros. Si bien, el modelo animal más utilizado en España y en el mundo es el ratón, “ya que es una especie muy manejable y de fácil manipulación genética, por lo que se utiliza en multitud de modelos de enfermedades humanas como por ejemplo los procesos oncológicos y las enfermedades autoinmunes”. Cabe destacar que los modelos de ratones humanizados han sido imprescindibles para el desarrollo de muchas vacunas y tratamientos para diversas enfermedades como por ejemplo la COVID-19. “Recientemente se ha publicado un artículo sobre uno de los prototipos vacunales de nuestro país y su éxito en 22 ratones humanizados. Con el término ‘humanizados’ nos referimos a que son ratones modificados genéticamente para que puedan expresar el receptor ACE2 humano”.
En España, de acuerdo al último informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el ratón supone el 56 % de los usos registrados, seguido muy de lejos por diferentes especies de peces (17 %), por ejemplo, el pez cebra se utiliza para la investigación de la epilepsia y tiene mucha importancia en los estudios de genómica funcional, la gallina doméstica (12 %), que se utiliza principalmente para estudios de etología, comportamiento y nutrición animal, y los conejos, con el 2,5 % de los usos registrados.
En el Hospital Universitario de Burgos los animales más utilizados son las ratas y los cerdos. Las ratas presentan una microanatomía vascular con un calibre adecuado para el entrenamiento de la cirugía plástica y los cerdos son los modelos ideales para el entrenamiento del resto de disciplinas quirúrgicas, como la urología pediátrica y la cirugía general, tanto en técnicas abiertas como en cirugía mínimamente invasiva (laparoscópica).
Por otra parte, Martínez cuenta que el Hospital Universitario de Burgos es CSUR (Centro, Servicio y Unidad de Referencia del Sistema Nacional de Salud) de reimplantes, incluyendo la mano catastrófica, y para ello se requiere un centro asociado de cirugía experimental con un programa de entrenamiento, donde los MIR puedan adquirir las competencias que precisa el personal de un centro de referencia. Lo hacen a través de diferentes niveles, empezando por materiales inertes y modelos no vivos (muslos y alas de pollo) hasta llegar a la rata, donde realizan técnicas de dificultad progresiva hasta completar su aprendizaje.
Aun así, la veterinaria explica que el uso de animales para los fines de entrenamiento y adquisición de competencias es muy limitado, apenas el 1 % de los usos registrados. “La mayor parte de los usos corresponden a la investigación básica (47 %), pero quiero destacar que hay muchos usos destinados a la investigación traslacional y aplicada sobre enfermedades que afectan a los propios animales (21 %)”.
ONE HEALTH
Angélica Martínez es un claro ejemplo de la importancia de desarrollar el concepto One Health y cómo la profesión veterinaria contribuye al avance de la medicina humana. Ante la falta de aplicación de dicho concepto en España, la experta mantiene la esperanza de que en un futuro muy próximo la profesión veterinaria sea parte integrante de equipos multidisciplinares con un enfoque de Salud Pública. “Necesitamos hacer un frente común contra las enfermedades zoonóticas que sin ninguna duda en un futuro aumentarán. Para ello el personal veterinario debe estar integrado en el Sistema Nacional de Salud. Es realmente decepcionante que aún no lo estemos y después de esta pandemia resulta aún más inverosímil. Por otro lado, quisiera resaltar que esta pandemia ha sacado a la luz lo que llevábamos mucho tiempo denunciando: las condiciones de nuestro personal científico son tan precarias, que, a pesar de tener el talento y los conocimientos, la falta de infraestructura biotecnológica, personal e inversión ha hecho que las vacunas españolas vayan a la cola en su proceso de desarrollo, cuando posiblemente estemos ante los mejores trabajos científicos del mundo. Esto también es One Health, y el personal veterinario es fundamental para que las investigaciones con modelos animales se hagan con todas las garantías de bienestar animal”.
“Por tanto, nuestra profesión resulta imprescindible para avanzar en los tratamientos de las personas. Al igual que los ensayos clínicos en personas están supervisados por personal médico, los ensayos en animales deberían estar supervisados, estrictamente, por personal veterinario”, subraya.
TRAYECTORIA
Antes de llegar al Hospital Universitario de Burgos, la veterinaria desarrolló su carrera en el Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de León, donde hizo su tesis doctoral. “Durante este tiempo me dediqué a la investigación de las enfermedades parasitarias de los cérvidos silvestres con repercusión en la salud animal y humana. Concretamente, epidemiología y patología de parásitos con ciclos vinculados al medio, alguno de ellos con potencial zoonótico”.
Además, ha colaborado con el servicio de oftalmología del Hospital de León y de Burgos en la identificación de larvas causantes de oftalmomiasis en personas.
“Quiero agradecer a todos mis compañeros y compañeras, personal médico, enfermería, TCAES y celadores del Hospital Universitario de Burgos su trabajo, y el respeto y admiración que sienten hacia los animales y hacia nuestra profesión. Especialmente y representado a todos ellos, al Dr. José Manuel Gutiérrez Dueñas, jefe del Servicio de Cirugía Pediátrica, por su gran visión, entusiasmo y dedicación a este proyecto. De la misma forma, a todos los compañeros del Hospital Divino Valles, personal de limpieza, celadoras de recepción, seguridad y mantenimiento, y al personal administrativo de la Unidad de Investigación, ya que su trabajo es imprescindible para el buen funcionamiento de nuestro centro y la mayoría de las veces se queda en un trabajo invisibilizado”.