"En los últimos años, el perro se ha convertido en uno de los animales más importantes para los investigadores que buscan comprender el trasfondo biológico de rasgos complejos", explica Enikő Kubinyi, etóloga de la Universidad Eötvös Loránd en Budapest, Hungría.
Anteriormente, los perros no se consideraban un buen modelo para los estudios sobre el comportamiento animal, ya que se pensaba que eran una "especie artificial" que había sido moldeada por humanos. Pero esta visión ha cambiado en los últimos 25 años, afirma Kubinyi.
Si bien, un proyecto llevado a cabo en su universidad señala que el hogar familiar es el entorno natural de los perros debido a sus adaptaciones durante muchos miles de años para vivir con las personas. La iniciativa se amplió en 2016 para analizar específicamente el envejecimiento cognitivo. Kubinyi, investigadora principal del proyecto, apunta que los perros tienen una serie de ventajas clave como modelo de envejecimiento para los humanos sobre los simios y los animales de laboratorio tradicionales como los roedores.
Para empezar, vivir con personas significa que los perros experimentan a diario influencias sociales y ambientales casi idénticas. También son susceptibles a muchas enfermedades similares relacionadas con la edad, como una forma de demencia similar al Alzheimer, que los ratones no desarrollan naturalmente.
Además, el rápido aumento del big data y la ciencia ciudadana, en el que el público en general contribuye a proyectos científicos, significa que se ha vuelto mucho más fácil conseguir que las personas ofrezcan voluntariamente a sus mascotas para participar, comenta la experta. Han recopilado datos a través de pruebas de comportamiento y encuestas de más de 20.000 perros.
"Cuando comenzamos el proyecto, establecimos un grupo de propietarios que prometieron venir al laboratorio varias veces al año, y recopilamos datos longitudinales sobre esos perros".
ENVEJECIMIENTO
"Nuestros resultados apoyan el potencial del perro como modelo de envejecimiento cognitivo y proporcionan conocimientos para mejorar la calidad de vida de los perros y de los dueños. Encontramos diferencias relacionadas con la edad en la actividad cerebral, la cognición, la personalidad, el microbioma intestinal, la expresión génica y las variantes genéticas en varios aspectos similares al envejecimiento humano... Hemos encontrado paralelos una y otra vez", indica.
Al analizar los cambios de comportamiento en un estudio reciente sobre 217 border collies de entre seis meses y 15 años, el equipo, junto con el Clever Dog Lab en Austria, encontró similitudes con los humanos en la tenencia de los perros de rasgos de personalidad tanto maleables como estables a medida que envejecen, junto con trayectorias variables entre rasgos.
Por ejemplo, el interés de los perros en la resolución de problemas tendió a aumentar hasta la mediana edad, aproximadamente de tres a seis años, antes de estabilizarse, mientras que la búsqueda de novedades cambió poco hasta la mediana edad y luego disminuyó constantemente. Por el contrario, como en los humanos, los rasgos de personalidad se mantuvieron bastante estables entre los perros: por ejemplo, los perros jóvenes que eran más activos tendían a permanecer así cuando eran mayores.
El equipo también ha descubierto que los perros mayores parecen experimentar un 'efecto de positividad' similar al de las personas mayores, reaccionando menos a los sonidos negativos como el llanto que a los positivos, como la risa.
“Tengo un labrador de 13 años y medio, y cuando digo 'ven aquí', simplemente no me escucha. Pero cuando me oye mover su caja de comida, viene de inmediato”, asegura Kubinyi. "Los perros mayores parecen escuchar lo que quieren escuchar... En los seres humanos, las personas mayores están más sintonizadas con las emociones positivas y menos con las negativas".
VÍNCULOS GENÉTICOS
Además de analizar los aspectos conductuales del envejecimiento, el proyecto analiza los procesos a nivel molecular y establece una base para comprender los vínculos neurales y genéticos subyacentes específicos con el envejecimiento.
Un estudio respaldó el análisis de los patrones de actividad en el cerebro de los perros dormidos como un biomarcador del envejecimiento cognitivo en todas las especies; otro descubrió que los perros con mejor desempeño en las pruebas de memoria tendían a tener niveles más bajos de ciertas actinobacterias en su intestino, imitando algunas observaciones en personas con enfermedad de Alzheimer. "Esta es una investigación preliminar, pero nuevamente hubo paralelismos con la investigación en humanos", explica Kubinyi, y agregó que también podría arrojar luz sobre los mejores tipos de dieta para mantener a los perros sanos a medida que envejecen.
Y en el lado de la genética, analizando la secuencia completa del genoma de dos caninos de raza mixta de 22 y 27 años, mucho más viejos que el promedio de vida de un perro de aproximadamente 10 a 13 años, y apodados 'perros Matusalén', los investigadores identificaron más de 80.000 mutaciones genéticas novedosas en comparación con 850 perros con una esperanza de vida normal.