Las jaulas enriquecidas están recibiendo un escrutinio cada vez mayor, ya que restringen la capacidad de las gallinas ponedoras para realizar comportamientos inherentes y, por lo tanto, disfrutar de experiencias positivas y una buena vida. Algunos países y varios minoristas ya se han comprometido a no utilizar jaulas.
Los sistemas de jaulas no enriquecidas para gallinas ponedoras surgieron originalmente para mejorar la productividad y la eficiencia de la producción de huevos con los beneficios de una mejor higiene y menor incidencia de enfermedades. Desde la prohibición de la UE de los sistemas de jaulas no enriquecidas en 2012, los sistemas de jaulas enriquecidas han sido el único sistema de jaulas permitido para el alojamiento de gallinas ponedoras en la UE.
Si bien, los desafíos de bienestar de los sistemas alternativos actuales, ya sean viviendas en el piso o aviarios, pueden incluir problemas como que los sistemas alternativos generalmente involucran grupos de aves que exceden el número de gallinas que pueden formar una estructura social jerárquica. “Algunos estudios han sugerido que es más probable que ocurran comportamientos no deseados como el picoteo de las plumas y el canibalismo en bandadas más grandes”, indica la FVE.
Por ello, la FVE apunta que la profesión veterinaria debe liderar la transición de jaulas enriquecidas a sistemas alternativos proporcionando orientación sobre cómo mejorar el bienestar de las gallinas ponedoras en los sistemas alternativos actuales y contribuyendo al desarrollo de mejores alternativas. “La transición debe ser gradual con un período de transición razonable (pero no excesivo). Se debe tener cuidado de que los sistemas recientemente recomendados estén preparados para el futuro en términos de satisfacer las necesidades físicas, mentales y de comportamiento de los animales, garantizar la seguridad alimentaria, tener una baja dependencia de los medicamentos veterinarios y ser viables desde una perspectiva socioeconómica y ambiental”, indican.
Las gallinas ponedoras son seres sensibles. Son una especie gregaria con elaborados comportamientos sociales basados en una estructura de grupo definida cuando se mantienen en bandadas. Tienen una excelente visión y audición. Pueden reconocer a los compañeros de bandada. Se comunican entre sí mediante exhibiciones o cambios de postura o llamadas distintivas. El comportamiento de picoteo y la señalización social son muy importantes. El deseo de posarse o posarse sobre el suelo es un mecanismo protector inherente contra los depredadores terrestres. Acicalarse y bañarse en el polvo son otros comportamientos inherentes para mantener la condición de las plumas.
El bienestar animal, incluida la salud física, es un aspecto esencial de los sistemas de producción ganadera sostenible. “Esto implica que los animales deben mantenerse en entornos en los que puedan hacer frente, estar libres de sufrimientos innecesarios y ser capaces de expresar comportamientos importantes y no sufrir frustración y aburrimiento. Los sistemas de cría de animales deberán permitir una buena calidad de vida de los animales. En general, el entorno se diseñará para adaptarse a las necesidades de los animales, no al revés”, explican.
La FVE señala que la tendencia es que la demanda de huevos libres de jaulas aumente en un futuro próximo. Ponen el ejemplo de Dinamarca y Suecia, “algunos grandes minoristas han dejado de vender huevos y productos de huevo de los sistemas de jaulas debido a la disminución de la demanda de los consumidores y la presión de las sociedades de protección animal. En Dinamarca y Suecia, estas tendencias del mercado han llevado a una fuerte disminución en el número de sistemas de jaulas enriquecidas para gallinas ponedoras, y se puede observar una tendencia similar pero más lenta en otros países”.
La creciente preocupación entre el público y los consumidores también es evidente, una reciente iniciativa ciudadana europea recogió más de 1,5 millones de firmas en 2019 pidiendo poner fin al confinamiento extremo de animales de granja en la UE.
PAPEL DE LA PROFESIÓN VETERINARIA
Ante esta situación, la FVE remarca que la profesión veterinaria debe informar y aumentar la conciencia social, inspirar, facilitar y liderar los debates sociales sobre el bienestar animal proporcionando conocimientos basados en la ciencia, razonamiento ético y orientación práctica. “La profesión veterinaria debe participar activamente y facilitar la colaboración entre los investigadores, la industria (ej., agricultores y empresas de cría), las autoridades y otras partes interesadas pertinentes para estimular mejoras duraderas en el bienestar animal. Se deben realizar más investigaciones sobre la etología y los principios de las ciencias del bienestar en torno a la cría de gallinas ponedoras”.
Además, los veterinarios deben asesorar sobre el uso responsable y prudente de medicamentos veterinarios, adaptados a los diferentes sistemas de cría.
FVE promueve visitas veterinarias periódicas y la capacitación sobre aspectos del bienestar animal y estrategias preventivas de enfermedades en todos los establecimientos con animales. “El conocimiento específico de la granja de los veterinarios es fundamental para minimizar los posibles impactos negativos durante las transiciones a sistemas de cría alternativos”, subrayan.
A la luz de la evidencia científica y la evolución del bienestar animal, la profesión veterinaria cree que pasar de las jaulas enriquecidas a sistemas de cría más respetuosos con el bienestar mejorará el bienestar de las gallinas ponedoras en la UE. Reconocen los beneficios que brindan las jaulas enriquecidas en términos de salud física y eficiencia. “Es esencial que las futuras transiciones a sistemas de cría alternativos no se realicen a expensas de la salud física o la seguridad alimentaria, sino que se tomen todas las medidas posibles para garantizar que los futuros sistemas de cría alternativos brinden buenos resultados de salud, así como respalden las necesidades de comportamiento y brinden una variedad de oportunidades de comportamiento”.
En este sentido, recuerdan que las gallinas ponedoras deben mantenerse de forma que no afecten negativamente a su salud ni las hagan más susceptibles a enfermedades infecciosas. Las condiciones del alojamiento (por ejemplo, espacio, temperatura), calidad del aire, enriquecimiento, calidad del lecho, etc., y la calidad del alimento y el agua deben satisfacer las necesidades de las aves. “Cuando las aves tienen acceso al aire libre, existe una mayor exposición a ciertas enfermedades bacterianas, virales, parasitarias o fúngicas, como la influenza aviar y la enfermedad de Newcastle. Deben tomarse medidas preventivas y de seguimiento adecuadas”, advierten.
Los veterinarios juegan un papel clave en el control y prevención de enfermedades, utilizando programas adecuados de vacunación y monitoreo de enfermedades. “Se debe prestar especial atención a las infecciones parasitarias e infestaciones cuando se cambia a sistemas que no son jaulas, y se deben utilizar medidas de control y prevención de enfermedades adecuadas”, insiste la FVE.
FVE alienta a las asociaciones y organismos veterinarios nacionales a promover el papel de los veterinarios para garantizar que las decisiones sobre cambios en los sistemas de cría tengan en cuenta el bienestar animal, tanto la salud física como las oportunidades para realizar comportamientos naturales. “La profesión veterinaria debe continuar promoviendo que los consumidores valoren los alimentos de origen animal, reflejados en precios justos que respalden una buena vida y una muerte humana para los animales de granja”, concluyen.
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