En noviembre de 2019, más de 11.000 científicos de todo el mundo publicaron un manifiesto en el que expresaron que la salud humana, animal y de los ecosistemas se enfrentaba a una amenaza inmediata y declaraban que el cambio climático era una emergencia mundial. El impacto de esta emergencia climática global en la salud y el bienestar de los animales es complejo, con efectos directos e indirectos. Los efectos directos se deben principalmente a la alteración de las temperaturas, el aumento del nivel de los océanos y el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, ciclones, tifones, tornados, sequías, inundaciones, etc.
El estrés por temperatura afecta las actividades fisiológicas de los animales y puede resultar en vulnerabilidad a enfermedades y disminución de la productividad. Los efectos indirectos del cambio climático en la salud y el bienestar de los animales incluyen patrones cambiantes de enfermedades transmitidas por vectores y migración de la vida silvestre, así como niveles crecientes de producción de micotoxinas en la alimentación animal y la carga de enfermedades parasitarias en los animales. El impacto del cambio climático en la ganadería se puede ver en la reducción de las tasas de crecimiento animal y la productividad en los sistemas pastoriles y en la disminución de la seguridad alimentaria en las tierras secas y las regiones de alta montaña.
La Cumbre de Acción Climática de las Naciones Unidas de 2019 reforzó el concepto de que un aumento de 1,5 ℃ en las temperaturas globales para fines del siglo XXI, en comparación con las de la era preindustrial (1850-1900), es el límite máximo seguro del calentamiento global. Además, para no exceder este límite máximo, el mundo debe trabajar para lograr emisiones globales netas de gases de efecto invernadero cero para 2050.
Aunque la contribución de la ganadería al cambio climático global es significativamente menor que la de otras industrias (p. Ej., Transporte, construcción y energía), la producción animal influye en el cambio climático a través de la emisión de gases de efecto invernadero como el metano, el óxido nitroso y dióxido de carbono. “Como tal, los cambios en las prácticas específicas de producción animal pueden brindar oportunidades para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como para aumentar el secuestro de gases de efecto invernadero. La utilización de mejores prácticas y criterios de sostenibilidad ambiental para la producción animal, que pueden incluir sistemas de ganadería intensiva y de pequeña escala, proporciona numerosos beneficios para la salud continua de los animales, los seres humanos y los ecosistemas”, explica la Asociación Mundial de Veterinaria (WVA, por sus siglas en inglés).
La WVA señala que “los veterinarios, en su papel de defensores de la salud y el bienestar de los animales y la salud pública, tienen la responsabilidad de proteger la salud de los ecosistemas y demandar acciones para minimizar el cambio climático”.
A nivel mundial, los veterinarios contribuyen activamente a la mitigación del cambio climático y la protección del medio ambiente de muchas formas, que incluyen, entre otras, asesorar sobre el uso aceptable de los recursos (piensos, estiércol y subproductos animales) y el manejo adecuado de los desechos médicos.
POSICIÓN DE WVA
1. Reconoce que el cambio climático es una emergencia mundial y alienta la investigación, la vigilancia y la educación para aumentar el conocimiento y la comprensión de los impulsores e impactos del cambio climático en la salud animal, humana y de los ecosistemas.
2. Apoya un enfoque de Una sola salud para abordar el cambio climático y pide la coordinación y colaboración entre las partes interesadas para mitigar sus consecuencias perjudiciales sobre la salud animal, humana y del ecosistema.
3. Insta a los miembros de la profesión veterinaria a investigar, revisar y adoptar prácticas que minimicen las emisiones de gases de efecto invernadero.
4. Apoya la investigación continua y la adopción de técnicas modernas, eficientes y sostenibles de producción de alimentos y animales que mejorarán la salud y el bienestar de los animales, reducirán los efectos del cambio climático y mejorarán la seguridad alimentaria a nivel mundial.
5. Insta a sus Asociaciones Miembros a desarrollar y mejorar la capacidad veterinaria dentro de su país y región para prevenir y abordar las consecuencias asociadas con el cambio climático, incluido el tratamiento de los animales domésticos y la vida silvestre afectados por fenómenos meteorológicos extremos, prevención de enfermedades emergentes y reemergentes, y posibles alteraciones en los sistemas de producción animal con prioridad en el bienestar animal y el menor impacto ambiental posible.
6. Apoya el fortalecimiento de la vigilancia agrícola y otras medidas de mitigación en la ganadería, con énfasis en el papel de la profesión veterinaria en la mejora de la salud pública y animal.