Los perros entrenados con estímulos aversivos, que implican castigos por comportamientos incorrectos, muestran evidencia de niveles de estrés más altos en comparación con los perros entrenados con métodos basados en recompensas, según un estudio publicado PLOS ONE por Ana Catarina Vieira de Castro, de la Universidad de Porto, Portugal, y sus compañeros.
Los investigadores observaron el comportamiento de 92 perros de 7 escuelas de adiestramiento canino en Portugal que utilizan métodos aversivos, métodos de recompensa (que se centran en recompensar los comportamientos deseados) y métodos mixtos (que combinan el uso de ambos, recompensas y estímulos aversivos). Filmaron sesiones de entrenamiento y analizaron muestras de saliva para detectar la hormona cortisol relacionada con el estrés. Los perros entrenados con métodos aversivos y mixtos mostraron más comportamientos relacionados con el estrés, como agacharse y aullar, y mostraron mayores aumentos en los niveles de cortisol después del entrenamiento que los perros entrenados con recompensas.
Los autores también realizaron una prueba de sesgo cognitivo en un lugar desconocido fuera del entorno de entrenamiento habitual del perro con 79 de los perros, para medir su estado emocional subyacente. Descubrieron que los perros de las escuelas que usaban métodos aversivos respondían de manera más pesimista a situaciones ambiguas en comparación con los perros que recibían un entrenamiento mixto o basado en recompensas.
Estudios previos basados en encuestas y evidencia anecdótica han sugerido que las técnicas de entrenamiento basadas en castigos pueden reducir el bienestar animal, pero los autores afirman que este estudio es la primera investigación sistemática de cómo los diferentes métodos de entrenamiento influyen en el bienestar tanto durante el entrenamiento como en otros contextos. “Estos resultados sugieren que las técnicas de entrenamiento aversivas pueden comprometer el bienestar animal, especialmente cuando se usan con alta frecuencia”, afirman.