Joaquim Segalés, investigador del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarios (IRTA) y catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universitat Autònoma de Barcelona, ha atendido a Diario Veterinario en una amplia entrevista sobre su trabajo y la situación actual de la pandemia de la COVID-19.
Segalés es uno de los mayores expertos en sanidad animal en España que trabaja en la lucha contra la COVID-19. Actualmente, el catedrático cuenta que el SARS-CoV-2 ocupa la mayor parte de su tiempo como investigador. “Hasta día de hoy hemos puesto dos modelos animales de infección a punto (ratón transgénico que expresa ACE2 humanizado y hámster dorado Siriano), así como un modelo de inmunogenicidad con cerdos. Estos modelos los estamos utilizando para probar productos antivíricos, y en las próximas semanas empezaremos a probar un prototipo vacunal que se ha desarrollado dentro del consorcio que tenemos con IrsiCaixa y Barcelona Supercomputing Center (BSC) financiado por la empresa Grífols”.
Los resultados del estudio en este prototipo vacunal en ratones convencionales son “prometedores”, declara el experto. De esta manera, y si todo va bien, tienen previsto que esta vacuna pueda concluir durante el año 2021. No obstante, aclara que son conscientes de que este prototipo va mucho más retrasado que otros estudios, pero que se está desarrollando con la intención de ser un “un producto de segunda o tercera generación que pueda mejorar vacunas ya existentes”.
Asimismo, está involucrado en un estudio sobre el papel de las mascotas (perro, gato y hurón) en la epidemiología de la infección por SARS-CoV-2. Este estudio “permitirá conocer la existencia de animales potencialmente infectados, su frecuencia y, eventualmente, aquellos casos que tuvieron contacto con el virus y seroconvirtieron”.
Además, Joaquim Segalés se incorporó junto con Júlia Vergara al grupo de trabajo de la OMS para acelerar la búsqueda de modelos animales. Un hecho que le sorprendió: “Fue una sorpresa que se pusieran en contacto con el centro (IRTA-CReSA) solicitando la participación de investigadores que estuvieran trabajando con modelos animales para el SARS-CoV-2”. Desde el mes de marzo están participando en reuniones donde se va presentando y discutiendo la información más reciente desde cada grupo de investigación a nivel mundial. Este grupo ha generado un documento en forma de artículo científico donde se resumen los conocimientos más actualizados de los modelos animales para el SARS-CoV-2.
El investigador destaca la importancia de obtener “un modelo animal adecuado que recapitule la problemática clínica y patológica que afecta a los humanos, es decir, que pueda reproducir exactamente la COVID-19”. Sin embargo, recalca también que es muy difícil que un solo modelo pueda generar toda la sintomatología y todas las lesiones que sufren las personas. “Actualmente se piensa que los modelos de primate no humano, por similitud a los humanos, y el modelo de hámster dorado Siriano, serían los mejores modelos para demostrar eficacia vacunal o antivírica en estudios preclínicos”.
EL PAPEL DE LAS MASCOTAS
“Hasta el momento al menos hay evidencia de infección en dos gatos en España, siendo uno de ellos el que diagnosticamos en el mes de abril de este año como positivo a SARS-CoV-2 pero que fue eutanasiado por tener una patología subyacente no relacionada con el virus”, explica.
También señala que, gracias al proyecto financiado por la fundación BBVA, se podrá conocer con más detalle la incidencia y la frecuencia de infección del SARS-CoV-2 en las mascotas. “Pensamos que su papel en la epidemiología de este virus es negligible, pero este tipo de hipótesis hay que demostrarlas, y esa es nuestra intención”, comenta.
Por otro lado, relacionado con la reciente noticia del sacrificio de millones de visones en Dinamarca debido a la mutación del COVID-19, Segalés declara que “el problema con los visones no es simplemente su susceptibilidad, sino el hecho de que se crían en granjas donde habitualmente hay miles de animales en un espacio relativamente limitado. Este hecho facilita en gran medida que una vez que el virus se haya introducido en una población de visones, éste se transmita muy fácilmente (mucha proximidad entre animales que además no tienen inmunidad previa) y pueda llegar a convertirse en un patógeno endémico de estas granjas”. De este modo, apunta, el riesgo de contagio zoonótico y el riesgo de que se generen mutaciones es muy alto, ya que las poblaciones son muy elevadas.
GESTIÓN DE LA CRISIS
En cuanto a la situación actual de la pandemia del coronavirus, el catedrático afirma que la pandemia “ha puesto de manifiesto lo mal preparados que estamos para afrontar este tipo de situaciones”. Incide en que hace años varios profesionales vaticinaban una pandemia de origen zoonótico, pero que, a pesar de ello, los esfuerzos para prevenirla no se han dado y, en parte, la situación actual de pandemia es una consecuencia de ello. Además, comenta que la inmunidad de rebaño solo se puede conseguir a través de la vacunación, por lo que es importante seguir las medidas de seguridad hasta que eso ocurra.
De la misma manera, Segalés critica la manera en la que se ha gestionado la crisis de la COVID-19 en España, destacando que no se ha contado con la experiencia de los veterinarios en los comités de crisis gubernamentales ni se reconoce su labor. Insiste en que hay muchos colectivos que están siendo esenciales durante la pandemia, pero que los veterinarios han tenido un papel fundamental para la sociedad durante la crisis.
“El colectivo veterinario, y específicamente aquel dedicado a la producción animal, es probablemente aquel que tiene más experiencia en el manejo de enfermedades infecciosas que afectan a poblaciones. Contar con esta experiencia hubiera sido lógico desde el principio. Y no estamos hablando de que el colectivo veterinario tuviera que haber sustituido a otro colectivo profesional, todo lo contrario, todos son necesarios y complementarios”.
ONE HEALTH, LA ÚNICA VÍA PARA ABORDAR LA SALUD
Respecto al concepto One Health, que ha ido tomando importancia a lo largo de la crisis sanitaria, el investigador se muestra descontento y escéptico con la realidad de su uso. “Soy un ferviente creyente de este concepto, porque pienso que es la única vía que tenemos para abordar la salud del planeta; necesitamos que exista una coordinación real entre profesionales médicos, veterinarios y especialistas en ecosistemas, animales salvajes y medio ambiente. Pero en la práctica la colaboración entre estos colectivos creo que es baja y que existe mucho margen de mejora y de interacción real”. Sin embargo, también defiende que a raíz de la pandemia los colectivos han empezado a interactuar mucho más encaminándose hacia este concepto.
En este sentido, sostiene que para prevenir este tipo de enfermedades es importante atacarlas desde origen, generar relaciones de colaboración entre los diferentes actores como establece el concepto One Health y “evitar factores que puedan desencadenar contactos incontrolados entre la vida salvaje y civilización, así como aquellos que cambian el ecosistema de las especies salvajes, es definitivamente fundamental”.
Por último, hace un llamamiento para que se incrementen los fondos para investigación, ya que la COVID-19 ha provocado que se destinen más recursos “pero casi exclusivamente para esta enfermedad. Hay muchas otras enfermedades, en personas y animales, que continúan necesitando investigación básica y aplicada, con lo que no podemos olvidarnos de ellas. La financiación de la ciencia no puede ser coyuntural, tiene que ser estructural”.