Altas temperaturas, copiosas lluvias y la falta de mantenimiento de segundas residencias -debido al confinamiento por el coronavirus- de esta primavera “han constituido el perfecto cóctel molotov que ha impulsado la vertiginosa proliferación de mosquito tigre este verano. Es un hecho: el Aedes albopictus está invadiendo España. Sólo en el primer semestre de 2020 esta plaga ha aumentado un 70% con respecto al año anterior, según datos del proyecto Mosquito Alert”, apuntan desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla).
La Asociación señala este año un especial incremento de estos insectos debido a que, “durante el periodo de confinamiento, muchas segundas residencias han permanecido cerradas y sin mantenimiento por parte de sus dueños, que no han podido acudir a ellas. Las lluvias que han tenido lugar en este periodo han llenado bebederos de animales domésticos, macetas, juguetes que hayan quedado en los jardines… Todos ellos son lugares excepcionales para que la hembra del mosquito tigre deposite allí sus huevos”, explica la directora general de Anecpla, Milagros Fernández de Lezeta.
Los riesgos de la presencia del mosquito tigre radican en su capacidad para transmitir hasta 22 tipos de virus diferentes, asociados a enfermedades potencialmente mortales como el virus Zika, el Dengue o el Chikungunya, entre otras. Enfermedades que, si bien hasta hace unos años nos eran completamente ajenas, cada vez resultan más familiares.
Según el Ministerio de Sanidad, los últimos cinco años, periodo en que este insecto ha doblado su presencia en nuestro país, España ha registrado más de 1.800 casos de estas tres enfermedades.
Desde 2018, España comenzó a registrar casos autóctonos de Dengue, una enfermedad contagiosa para la que a día de hoy no existe cura. En concreto, en 2018 se registraron seis casos y uno más en 2019. El riesgo de nuevos brotes este año es una realidad, sobre todo en la zona de Levante, donde su prevalencia es mayor y donde la movilidad de personas en los meses de verano es también más alta. Estos factores, sumados a la humedad y las altas temperaturas ponen el foco de los expertos en esta zona, sin descuidar muchas otras del territorio nacional. Y es que el Aedes albopictus se encuentra asentado prácticamente en todas las Comunidades Autónomas, salvo Cantabria y Castilla y León, donde en su caso la amenaza tiene nombre de un pariente cercano: el Aedesjaponicus.
Por todo ello, y en plena pandemia por el coronavirus, con los servicios de salud pública bastante colapsados, consideran “de vital importancia reforzar las medidas de control, tanto por parte de las Administraciones Públicas como de la población en general, a fin de intentar contener al máximo la presencia de esta especie y frenar su propagación”. Y aplauden medidas como las instauradas por el Ayuntamiento de Valencia y el municipio valenciano de Alzira que han lanzado sendas ordenanzas municipales con capacidad para establecer multas de hasta 3.000 euros a todos aquellos ciudadanos que no tomen las medidas para la aparición de focos de mosquito tigre.
RECOMENDACIONES PARA EVITAR LA PROPAGACIÓN
Las recomendaciones de ANECPLA, en línea con las de la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluyen el control profesional de estos mosquitos unido a otras medidas cotidianas llevadas a cabo por parte de la población para evitar que el mosquito deposite sus huevos:
1. Vaciar el agua de los platos de las macetas.
2. Renovar el agua de las piscinas de plástico y cubrirlas cuando no se utilicen.
3. Mantener limpios canalones y desagües y evitar acumulaciones de agua.
4. Cambiar frecuentemente el agua de los bebederos de los animales domésticos.
5. Cubrir cualquier objeto que pueda acumular agua.
Asimismo, la directora general de ANECPLA, advierte de que “es de máxima importancia mantener una alerta constante ante una posible incursión de otra especie de mosquito, también transmisor del Zika, como es el Aedes aegypti”.