Durante el último Congreso Mundial de la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA, por sus siglas en inglés), se presentó una encuesta mundial sobre el bienestar veterinario. Este estudio fue realizado a más de 4.000 profesionales, de los cuales 29 fueron profesionales españoles, y fue dirigido por la psicóloga Nienke Endenburg de la Facultad Veterinaria de la Universidad de Utrecht y miembro del Comité de Bienestar Animal de WSAVA.
Los resultados confirmaron un alto riesgo de problemas de salud mental entre los profesionales veterinarios, pero los más afectados parecen ser las mujeres, los profesionales más jóvenes, los enfermeros y técnicos de veterinaria. Diferentes factores como un mal entorno laboral, cuestiones personales, financieras o incluso presiones y agresiones de los clientes hacen que los profesionales veterinarios sufran este tipo de afecciones. En una reciente entrevista a Diario Veterinario, la doctora Endenburg afirma que estos problemas pueden haberse incrementado durante la pandemia de la COVID-19.
Nienke Endenburg explica que, tras la realización y presentación de la encuesta, se están redactando los resultados para poder elaborar una publicación científica que complemente a los recursos y herramientas ya existentes con el fin de apoyar y defender el bienestar veterinario y así compartirlo con el resto de los miembros de WSAVA.
Respecto a esos resultados, cuenta la doctora que los principales problemas encontrados relacionados con el bienestar y la salud mental son la depresión, la fatiga, el agotamiento y la ansiedad. Como consecuencia de ello, muchos profesionales deciden dejar la profesión y, en casos más graves, se puede llegar a desarrollar problemas severos que requieren de intervención profesional. “El hecho de que la profesión veterinaria tenga una tasa de suicidio superior a la media también es motivo de gran preocupación”, declara.
Los resultados muestran que existe una reticencia a hablar de problemas mentales en las zonas de África y Asia, ya que allí la profesión se está desarrollando muy rápidamente y no es un tema fácil de tratar en ninguna cultura.
MEDIDAS A TOMAR
En relación a las medidas que se pueden tomar para poner fin a estos trastornos, Endenburg afirma que no es un problema que puede ser erradicado como tal. Insta a los veterinarios a llevar prácticas de cuidado personal y a tomar buenas decisiones, de manera que se pueda reducir el problema poco a poco. Asegura que es importante que todo el equipo veterinario sea educado para detectar signos primerizos de problemas de salud, además de aprender cómo prevenirlos o tratarlos. Pero también es importante entender que no en todos los países las medidas funcionan de igual manera. En Australia las tutorías a profesionales veterinarios funcionan muy bien, pero “no cabe duda de que debería hacerse más hincapié en el bienestar veterinario durante la formación de todos los profesionales veterinarios”. Incluso defiende que hay que capacitar mejor a los veterinarios en áreas como la eutanasia y el trato con los propietarios.
En este sentido, recomienda “absolutamente incluir en los estudios de Veterinaria la prevención y el tratamiento de enfermedades y problemas mentales”.
Endenburg y su equipo están en contacto con asociaciones de diferentes países y de manera especial con aquellas que ya han desarrollado recursos y herramientas para el bienestar veterinario y pueden nutrirse las unas a las otras. Con respecto a España, mantienen contacto con AVEPA (Asociación Veterinarios Españoles Especialistas Pequeños Animales).
Los próximos objetivos son compartir los recursos ya creados por algunas asociaciones veterinarias. “También desarrollaremos herramientas adicionales para garantizar que todos los miembros del equipo de atención médica veterinaria puedan acceder a la ayuda cuando la necesiten, idealmente antes de tener un problema de salud mental. Esperamos que nuestros esfuerzos sean otro paso importante para lograr un cambio positivo y mejorar el bienestar de todos los veterinarios a nivel mundial”.