La Comisión de Animales de Compañía de la Organización Colegial Veterinaria de España (OCV) ha elaborado un documento para tratar de dar una visión sobre la situación actual a causa de la pandemia de la COVID-19 y de señalar el estado del control sanitario de los animales de compañía, tanto dependientes de sus dueños como callejeros.
Entre las principales claves del documento destacan que el origen de la pandemia COVID-19 son los animales, “parece seguro que el origen de la actual pandemia de COVID-19 son murciélagos”, y que son conocedores de que “felinos y mustélidos son susceptibles a la COVID-19, pudiendo contagiarse a partir de humanos enfermos y, también, entre ellos. El posible contagio inverso, desde estos animales al hombre, está actualmente en estudio. Los animales infectados, como sucede en el caso del hombre, pueden permanecer asintomáticos o desarrollar problemas de salud leves”.
En materia de salud pública, uno de los pilares básicos de la prevención de enfermedades infecciosas de origen animal (zoonosis) reside en su control en los animales evitando, con ello, su transmisión al hombre.
Por ello, la OCV recomienda a los Ayuntamientos que lleven a cabo un control sanitario de los animales con el fin de vigilar y, en su caso, prevenir, cualquier enfermedad específica o sospechosa de zoonosis. “El papel del veterinario es insustituible y crítico para que el control sea efectivo y permita una convivencia saludable con los animales de compañía y el medio ambiente”.
PAPEL DE LOS ANIMALES EN LA TRANSMISIÓN DE LA COVID-19
Los expertos de la OCV señalan que el papel que desempeñan los animales de compañía en la crisis sanitaria de la COVID-19 es aún incierto. “La urgencia y las necesidades en el tratamiento y recuperación de los pacientes humanos han dejado a un lado la comunicación de los informes preliminares de esta zoonosis en los animales que conviven directamente con los ciudadanos”.
En este sentido, recogiendo la opinión de la OIE, remarcan que “resultados preliminares de estudios de laboratorio sugieren que, en las especies animales investigadas hasta ahora, los gatos son la especie más susceptible a la COVID-19 y pueden afectarse por la enfermedad clínica. En condiciones de laboratorio, experimentales, los gatos pueden transmitir la infección a otros gatos. Los hurones también parecen ser susceptibles a la infección, pero menos a la enfermedad. En condiciones experimentales, los hurones transmitieron la infección a otros hurones. Los perros parecen ser susceptibles a la infección, aunque menos que los hurones y los gatos”.
Con respecto a la posibilidad de contraer la enfermedad en el contacto diario con sus dueños y cuidadores, la OIE recoge hasta junio de 2020 diferentes casos reportados en animales como perros, gatos, tigres, leones y visones. Aunque son casos muy puntuales. La OCV subraya que “parece claro que las referencias a animales de compañía afectados son puntuales. Con una población de alrededor de 510 millones de personas, 103 millones de gatos y 85 millones de perros censados, es posible suponer que unas 500.000 mascotas hayan estado, de un modo u otro, expuestas al SARS CoV-2. Los casos reportados de COVID-19 en animales se podrían considerar, por el momento, anecdóticos”.
Así, añaden que, aunque se pueda pensar que haya animales infectados con una sintomatología inaparente o muy débil y que no lleguen a conocimiento de las Administraciones porque el foco de atención está en los humanos, “en países con una estructura sanitaria como la europea no solo a nivel de sanidad humana, sino también de sanidad animal, los casos de animales con síntomas, incluso leves, deberían ser detectados con los patrones normales de comportamiento sanitario por parte de los dueños de mascotas”.
EL CONTAGIO PARECE PRODUCIRSE DE HUMANO A ANIMAL
El informe explica que todos los animales a los que se refieren los estudios anteriores recogidos por la OIE y otras administraciones, salvo el caso de un tigre de la India presentan una circunstancia común, incluidos los casos reportados de animales de zoológico infectados por coronavirus, “se trata de animales que conviven muy estrechamente con sus dueños o cuidadores y estos se encontraban infectados o enfermos, por lo que probablemente se han contagiado por contacto estrecho con estas personas positivas a coronavirus. Parece claro que para el control de la enfermedad y que los posibles animales contagiados e infectados no tengan la oportunidad, posible, de transmitir el virus a otras personas distintas a los dueños o cuidadores, en caso hipotético de ser infecciosos, los protocolos de actuación no deben ser diferentes a los que se aplican entre las propias personas afectadas”.
RECONOCER A LOS CENTROS VETERINARIOS COMO SANITARIOS
Aunque los animales de compañía no juegan un papel clave en la transmisión del coronavirus COVID-19, el documento recuerda la importancia de reconocer a los centros veterinarios como partes integrantes del Sistema Nacional de Salud por el papel clave que realizan en el control de las zoonosis como la rabia, enfermedad vírica mortal que afecta al hombre y a todos los mamíferos. “Se configuran como un primer eslabón de la medicina preventiva humana en el ámbito de las enfermedades infecciosas. Reconocer a estos centros como partes integrantes del Sistema Nacional de Salud ya no es una opción, sino un paso más para concienciar sobre la tenencia responsable de las mascotas no solo a los propietarios de los animales de compañía sino a toda la Sociedad”.
“Todos los lugares en los que se realice una convivencia efectiva con animales de compañía deben tener el adecuado control sanitario para que no suponga un problema de salud pública ni de sanidad animal. Eso incluye no solo los hogares sino los criaderos, centros de venta, centros de recogida y colonias felinas. Está muy claro que el control sanitario de todos los animales es uno de los pilares fundamentales de la salud pública, y este control recae sobre los veterinarios, que son los únicos profesionales facultados para tomas decisiones que tienen que ver con la protección y el bienestar animal”, concluyen.