El uso prudente y responsable de los antibióticos tanto en animales como en personas puede reducir el riesgo de que las bacterias se vuelvan resistentes.
Esto es especialmente importante en el caso de los antibióticos que se usan para tratar tanto a personas como a animales y de los antibióticos que constituyen la última línea de tratamiento para infecciones críticas en personas.
Por ello, el Grupo de Expertos Ad Hoc en Asesoramiento Antimicrobiano (Antimicrobial Advice Ad Hoc Expert Group, AMEG) de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha clasificado los antibióticos sobre la base de las posibles consecuencias para la salud pública de un aumento de la resistencia a los antimicrobianos cuando se usan en animales y la necesidad de su uso en medicina veterinaria.
El objetivo de esta clasificación es servir como herramienta para apoyar en la toma de decisiones de los veterinarios sobre qué antibiótico utilizar.
EMA insta a los veterinarios a que comprueben la clasificación del AMEG antes de prescribir cualquier antibiótico a los animales que atiendan. La clasificación del AMEG no sustituye a las directrices de tratamiento, que también deben tener en cuenta otros factores, como la información complementaria de la ficha técnica de los medicamentos disponibles, las limitaciones de uso en las especies productoras de alimentos, las variaciones regionales de las enfermedades y la resistencia a los antibióticos y las políticas nacionales de prescripción.
Así, establece cuatro categorías. La “Categoría A” que serían los antibióticos a evitar. Los antibióticos en esta categoría no están autorizados como medicamentos veterinarios en la UE. No deben usarse en animales productores de alimentos, pero pueden administrarse a animales de compañía en circunstancias excepcionales.
La “Categoría B” serían aquellos con un uso limitado. Tienen una importancia trascendental en la medicina humana y su uso en animales deberá limitarse a fin de mitigar el riesgo para la salud pública. Se considerarán únicamente cuando no haya antibióticos de las Categorías C o D que puedan ser clínicamente eficaces. Su uso se basará en pruebas de susceptibilidad antimicrobiana, siempre que sea posible.
Por otra parte, para el uso de los antibióticos de “Categoría C” los expertos piden precaución. “Para los antibióticos en esta categoría existen alternativas en la medicina humana. Para algunas indicaciones veterinarias, no hay alternativas pertenecientes a la Categoría D. Se considerarán solo cuando no haya antibióticos de la Categoría D que puedan ser clínicamente eficaces”.
Por último, los antibióticos clasificados en la “Categoría D”, EMA explica que “se usarán como tratamientos de primera línea, siempre que sea posible. Como siempre, se usarán con precaución, y solo cuando sea necesario desde el punto de vista médico”.
Clasificación de las clases de antibióticos para uso veterinario.
Para los antibióticos de todas las categorías deberá evitarse un uso innecesario, períodos de tratamiento excesivamente largos y dosis insuficientes, el tratamiento de grupo se limitará a las situaciones en las que no sea factible el tratamiento individual, y se deberá seguir las directrices de la Comisión Europea sobre el uso prudente de antibióticos en animales.