Hemos visto con tristeza, como en la gestión de la crisis originada por la pandemia que estamos sufriendo, el Gobierno español en ningún momento ha pedido opinión a la profesión veterinaria. Efectivamente, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, preguntado el día 3 de abril sobre la razón por la que el Comité Científico-Técnico no contaba con ningún veterinario, respondía, demostrando un total desconocimiento o menosprecio a nuestra profesión: “…puede que, en el futuro, si hay algún área concreta de trabajo que sea específica de este campo de conocimiento…”.
Es triste saber que, con esa respuesta, el Dr. Fernando Simón ha demostrado su total ignorancia sobre la profesión veterinaria, a pesar de que la Ley 44/2003, de Ordenación de las Profesiones Sanitarias incluye como sanitaria a nuestra profesión y que el patógeno causante de esta pandemia proceda de los animales, como la mayoría de las pandemias y epidemias que han surgido a lo largo de la historia de la humanidad.
El veterinario es un profesional que tiene la visión de enfrentarse a las enfermedades desde el punto de vista del colectivo, mucho más que los médicos, más acostumbrados, por lo general al tratamiento del individuo. Ignorar y renunciar al aporte que nuestra profesión puede hacer a la crisis hace que en la gestión de la misma se pueda estar cometiendo un grave error. Otros países, como Alemania, China o Islas Feroe, han contado con la contribución de veterinarios y los resultados están siendo claramente más favorables con respecto a España.
En nuestro país, la labor de los veterinarios, tanto públicos como privados, no está siendo reconocida por parte de nuestras administraciones públicas, al no hacer visible a la sociedad los beneficios que todas estas actuaciones generan. Desde esta Asociación, como no puede ser de otra manera, reivindicamos la importante labor preventiva, tanto en materia de salud pública, como en sanidad y bienestar animal y medioambiental que están desarrollando los veterinarios.
Consideramos que en esta crisis ningún recurso sanitario puede ser infravalorado y menos los de los profesionales veterinarios que han sido siempre subestimados por parte del Ministerio de Sanidad, demostrándose así el poco valor que le da este organismo al sistema preventivo.
En España, la gestión de la crisis ha sido totalmente incoherente y ha estado llena de improvisaciones y tomas de decisiones sobre la marcha, muchas de ellas ineficaces, contradictorias e incongruentes. Así, según el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades, España es el país con peor tasa de incidencia del COVID-19 del mundo.
Es vergonzoso que hasta el Gobierno Francés reconozca, agradezca y felicite la labor que realizan los profesionales veterinarios en la crisis del COVID-19 y que el Estado español nos ningunee por la ignorancia, desconocimiento y minusvaloración que tienen sus dirigentes sobre nuestra profesión sanitaria.
El Estado no ha sido previsor en esta crisis y lo que toca por parte de los políticos es aprender de los errores, unificar los esfuerzos en una sanidad desarrollando el concepto de One Health, aunar, en nuestro caso, a los funcionarios veterinarios en un solo cuerpo del estado, bajo la gestión de un solo organismo.
Reiteramos nuestra protesta para ver si, de una vez por todas, nuestros dirigentes se enteran de la gran labor que están desarrollando los veterinarios en la crisis del COVID-19 desde los diferentes campos en los que actúan estos grandes profesionales.
Nuestro reconocimiento a todos los ciudadanos por su compromiso y responsabilidad y por los aplausos que brindan a todos los profesionales sanitarios y no sanitarios. Sin duda, nuestros veterinarios, también son merecedores de una parte de esos aplausos, aunque Fernando Simón desconozca los campos de actuación y la importancia de esta fundamental y necesaria profesión veterinaria.