Así como el lavado de manos resulta esencial a la hora de preparar alimentos o sentarnos a comer algo, mantener la higiene de la esponja o trapo representa el punto clave para llevar adelante la limpieza dentro de la cocina y utilizar estos elementos como aliados en la prevención de enfermedades transmitidas por alimentos.
Es necesario puntualizar que la cocina no es un quirófano y que a esta parte de la casa ingresan muchas materias primas como carnes crudas o productos vegetales sin lavar, que pueden tener una carga de bacterias importante e, incluso, alguna bacteria patógena. Y, sin embargo, las personas no enferman. El lavado de las frutas y verduras, y la cocción de las carnes, huevos o incluso de los productos vegetales eliminará bacterias peligrosas, pero lo importante es una correcta higiene de las tablas y utensilios usados o cualquier superficie que haya estado en contacto con las materias primas mencionadas.
Para que exista una correcta higiene, María Claudia Degrossi, experta en Microbiología de Alimentos que ha investigado en torno a “Hisopados de manos y de superficies de trabajo en cocinas comerciales” señala que la tarea es sencilla: “cada vez que terminamos de utilizar estos elementos de limpieza, por ejemplo para lavar la tabla de la cocina o higienizar la mesa de la cocina, debemos eliminar todos los restos de comida que pudieran haber quedado (eliminar todos los restos visibles), ayudados con agua y detergente, y con ‘energía mecánica’, es decir, estrujando a la esponja o el trapo para ayudar en esta tarea”.
Luego, la experta aconseja sacar todo el exceso de agua que pudiera haber quedado, dejando estos elementos de limpieza de manera que sigan perdiendo agua. “Si quedan restos de comida y humedad, las bacterias que pudieran haber quedado en la esponja o el trapo van a estar muy contentas, procesando ese alimento y multiplicándose. Entre las consecuencias estarán el mal olor que suele percibirse en estos elementos (supuestamente de limpieza) luego de unas horas. Si en estas condiciones usamos, por ejemplo, un trapo para repasar la mesa, estaremos esencialmente distribuyendo microorganismos, que desde ya son invisibles a nuestros ojos. Si bien la mayoría serán bacterias que alteran la comida, no sabemos si pudiera quedar allí alguna que sea patógena. Seguramente estará en muy baja proporción, con pocas posibilidades de causar un daño, pero es necesario prevenir este tipo de contaminación”, explica.
Al final del día, o cada vez que se considere necesario, Degrossi señala que se puede realizar la desinfección de estos elementos. "Una opción es sumergir el trapo o la esponja en una solución de lavado que habremos preparado para ese fin, siguiendo las instrucciones del fabricante. Otra opción, es colocarla en un recipiente apto para microondas húmeda, de unos 30 a 45 segundos, teniendo la precaución de no quemarse al retirarla y dejarla enfriar para volver a usarla".
“Recordar también que, cuando estos elementos empiezan a deteriorarse, puede ser más difícil limpiarlos y, por ende, conviene renovarlos”, advierte.
“Las enfermedades transmitidas por alimentos siguen siendo un problema de salud pública en todas partes del mundo y, sin dudas, la prevención es el mejor camino. La correcta higiene es una de las estrategias más económicas”, concluye.