Como especie, los gatos son bastante estoicos, lo que hace que diagnosticar su dolor sea muy difícil. Una encuesta veterinaria informó que solo el 8.1% de las prácticas veterinarias usaban un sistema de calificación del dolor, pero el 80.3% de los encuestados estuvo de acuerdo en que era una herramienta clínica útil.
Hay una serie de escalas de puntuación del dolor desarrolladas específicamente para medir el dolor en los gatos, pero solo dos han sido validadas para uso clínico: la Escala de dolor compuesta multidimensional de UNESP-Botucatu y la Escala de dolor de medida compuesta de Glasgow.
Si bien, ahora han desarrollado una nueva escala de dolor: la Escala de mueca felina (Feline Grimace Scale, en inglés), que interpreta los cambios en la expresión facial y podría ayudar a los veterinarios, y posiblemente a los dueños de mascotas, a obtener pistas adicionales.
Investigadores de la Universidad de Montreal (UM) realizaron un estudio donde evaluaron las expresiones faciales de los gatos para identificar diferencias en ellas. Clasificaron, evaluaron y puntuaron cinco expresiones faciales indicativas de dolor en gatos.
En primer lugar, la posición de las orejas: orejas mirando hacia adelante, orejas ligeramente separadas u orejas planas y giradas hacia afuera. La posición de los ojos: ojos abiertos, ojos parcialmente abiertos u ojos entrecerrados. Tensión del hocico: hocico relajado (redondo), hocico ligeramente tenso o hocico tenso (elíptico). Posición del bigote: bigotes sueltos y curvos, bigotes ligeramente curvados o rectos, o bigotes rectos y avanzando. Por último, la posición de la cabeza: cabeza sobre la línea del hombro, cabeza alineada con la línea del hombro o cabeza debajo de la línea del hombro o inclinada.
Cada expresión facial tuvo una puntuación de 0, 1 o 2. Una puntuación de 0 significa ausencia de expresión facial, 1 es apariencia moderada o incertidumbre y 2 es apariencia obvia. Una puntuación total de 4 o más significa que el gato tiene dolor y necesita analgesia. El puntaje total máximo es 10.
Los coautores del estudio Paulo Steagall, profesor asociado de anestesia y analgesia veterinaria en UM, y Marina Evangelista, candidata a doctorado en UM, aseguran que "el FGS es una herramienta simple, práctica y confiable que ha sido validada científicamente". "La validación original se realizó mediante la evaluación de imágenes, pero un estudio reciente también ha demostrado su aplicabilidad clínica mediante la evaluación en tiempo real". (El estudio está en revisión y está pendiente de publicación).
"[El FGS] utiliza cambios en las expresiones faciales para la evaluación del dolor agudo en los gatos, teniendo en cuenta el contexto clínico", destacan.
Hasta la fecha, el FGS ha sido validado principalmente para su uso por veterinarios, pero señalan que están probando su fiabilidad cuando lo aplican otros profesionales de atención veterinaria.