Un equipo liderado por científicos del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Castilla-La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha) ha estudiado la incidencia del lince sobre depredadores como el zorro y el meloncillo (Herpestes ichneumon). Los resultados, que aparecen publicados en la revista Biological Conservation, muestran que la abundancia de estos mesopredadores se redujo tras la restauración del lince.
Superdepredadores como el lince juegan un papel clave en el funcionamiento y estructuración de los ecosistemas, ya que controlan las presas y mantienen la biodiversidad. “Sin embargo, la consideración de que su impacto sea positivo, particularmente en paisajes humanizados, resulta controvertida. La ausencia de aproximaciones experimentales está detrás de esta controversia, e incide sobre la aceptación social de la recuperación de estas especies”, explica José Jiménez, del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos.
El equipo de científicos, en un estudio a lo largo de tres años financiado por el Ministerio para la Transición Ecológica, ha mostrado cómo las abundancias de mesopredadores se redujeron después de la restauración de un superdepredador, con evidencias de efectos positivos en cascada en los niveles tróficos inferiores, es decir, en la abundancia de especies presa como el conejo y la perdiz.
Tras la reintroducción del lince ibérico en el Valle de Matachel (Badajoz) se produjo una reducción de la abundancia de zorros y meloncillos de aproximadamente un 80%. En la zona de estudio, el establecimiento de un macho y una hembra territoriales y sus crías, supuso la desaparición de 19 zorros, 11 meloncillos, 3 garduñas y 1 gato asilvestrado al segundo año tras la reintroducción. “Este cambio en la comunidad de carnívoros estuvo ligado a la recuperación del conejo y la perdiz roja en las zonas ocupadas por el lince. La reducción del consumo de conejo por toda la comunidad de carnívoros se estimó en el 55,6%”, destaca el estudio.
“Estas investigaciones muestran un impacto positivo de las reintroducciones, no solo en el estatus de conservación del lince, sino también de la restauración de su funcionalidad ecológica”, agrega Jiménez. Destaca además cómo “apoya la aceptación social de las reintroducciones de lince ibérico, que es fundamental para su futuro”.
El estudio ha contado con la colaboración de TRAGSATEC, el Ministerio para la Transición Ecológica, la Junta de Extremadura, el CBD-Hábitat, la Estación Biológica de Doñana del CSIC y la Universidad de Oviedo.