El veterinario militar se encarga, además de la clínica de animales (perros y caballos), “de la seguridad alimentaria, control sanidad ambiental y control de plagas”, explica Manuel Requena, coronel veterinario de la Dirección de Sanidad del Ejército del Aire, en declaraciones a Diario Veterinario.
Actualmente, el ejército español tiene alrededor de 130 veterinarios distribuidos entre los ejércitos de Tierra, Aire y Mar y en organismos dependientes del Ministerio de Defensa, y las funciones, salvando la idiosincrasia propia de cada ejército, son prácticamente las mismas en cualquier ejército.
Aunque pueda parecer extraño que un veterinario trabaje en el ejército del aire, como el propio Requena confiesa, la verdad es que la figura del veterinario militar es fundamental para asegurar la salud de los españoles.
Concretamente, el ejército del aire tiene distribuidos alrededor de 150 instalaciones alimentarias militares, entre cocinas y bares, y el veterinario es el encargado de realizar, de forma exclusiva, la inspección de los alimentos antes de cocinarlos, “todo el proceso de almacenamiento, envasado, elaboración…, todo es de Veterinaria. Realizamos inspecciones en instalaciones de riesgo de legionella, a más de 60 Unidades y llevamos la clínica canina con más de 140 perros policía del Ejército del Aire”, indica.
Por otra parte, el ejército del aire tiene desplegados 4 destacamentos, 3 de ellos son en África (Yibuti, Senegal y Gabón), zonas consideradas de alto riesgo, tanto sanitarios como alimentarios.
En este sentido, el veterinario es el encargado de acudir al terreno y hacer una evaluación de los restaurantes de la zona y analizar que sitios son seguros para los soldados españoles. “Hay sitios muy bonitos que la cocina no asegura unos estándares mínimos de seguridad alimentaria”, afirma.
Además, la gran diferencia del ejército del aire con el resto de los ejércitos es que se encargan del “control de desinfección y desinsectación de las aeronaves. Todos los aviones que salen de España y van a países de riesgo, como los países tropicales o países africanos, todos deben venir debidamente desinfectados y desinfectados para que en España no entre ninguna enfermedad emergente y ningún vector que pueda trasmitir enfermedades”.
Según cuenta Requena, en anteriores Destacamentos en Zona de Operaciones, el veterinario se desplegaba durante 3 o 4 meses para vigilar la comida de los españoles, realizar control de plagas y llevar el control de las aeronaves. Si bien, desde hace 3 años los veterinarios del Ejército del Aire acuden una semana cada tres meses a dar instrucciones del control de plagas, así como inspeccionar en materia de seguridad alimentaria, los lugares de restauración utilizados por las tropas españoles allí destacadas.
Manuel Requena junto a otros compañeros tratando a un perro.
¿CÓMO OPTAR A VETERINARIO MILITAR?
Para optar a ser veterinario militar primero se debe tener la carrera de Veterinaria y, posteriormente, aprobar las oposiciones.
Una vez dentro, durante un año escolar el veterinario pasa los por las tres academias (Tierra, Aire y Mar), pasando más tiempo en la de Tierra, pasando los últimos seis meses en la academia de sanidad que es el Centro de Instrucción en Sanidad Veterinaria.
La instrucción del veterinario no es una instrucción igual que los militares de armas. Los veterinarios militares están en las academias junto a los jurídicos, músicos, médicos..., “con todos aquellos que tienen carrera civil y se presentan a la carrera militar”, explica Manuel Requena.
Una vez pasada la instrucción, los veterinarios irán ocupando las vacantes vacías en los diferentes ejércitos.
Manuel Requena junto a otro militar sobre el terreno.
TRAYECTORIA
Manuel Requena, licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid y Doctor en Veterinaria por la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, cuenta con una larga trayectoria.
En el año 83 ingresó en el cuerpo militar y su primer destino fue la Unidad de Veterinaria de la División de Montaña Urgel IV, “durante ese tiempo desarrollé mi vida con el ganado equino”, confiesa.
Requena, un experto en clínica equina, diplomado en Genética y Reproducción Equina por el Ministerio de Defensa y con un máster en Equinotecnia, a posteriori fue destinado a la base aérea de Zaragoza convirtiéndose así en el primer veterinario militar destinado al Ejército del Aire, “donde estuve 20 años, antes el servicio veterinario en el EA lo cubría el Ejército de Tierra,”, apunta.
Manuel Requena en una misión.
Al ser pionero en este Ejército, hizo de todo menos caballos, aunque en su vida profesional seguía trabajando en clínica equina, “antiguamente se podía compaginar”.
Al cabo de los años se hizo cargo de toda el área de medio ambiente, también pionera en la base aérea, hasta que ascendió a coronel y le ofrecieron ser jefe de veterinaria del Ejército del Aire, puesto que ocupa actualmente.
Durante su carrera profesional, Manuel Requena ha sido distinguido con diferentes condecoraciones, entre las que destacan la Placa, Encomienda y Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo; 2 Cruces al Mérito Aeronáutico con distintivo blanco, la Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil con distintivo blanco; o 2 medallas de la O.T.A.N por misiones realizadas en Afganistán, entre otras.