Los beneficios que los perros aportan a las personas son numerosos, pero conseguir alegrar a un niño que esté sufriendo algún tipo de enfermedad crónica o ingresos continuados es una de las experiencias más bonitas que un animal puede ofrecer.
Según los expertos, la hospitalización repetida o prolongada de los niños y las niñas con enfermedades crónicas rompe su ritmo vital y conlleva un elevado nivel de ansiedad.
Por ello, existen diversas iniciativas para intentar hacer más amena la estancia de los más pequeños en el hospital. En el Día Internacional del Cáncer Infantil, que se celebra el 15 de febrero, recordamos algunas de ellas como la que realizó el Hospital de la Fe de Valencia.
Los miembros del hospital llevaron a cabo un estudio piloto con perros de asistencia y niños y niñas de entre 4 y 13 años de la Unidad de Oncología Pediátrica del hospital. Dicho estudio reflejó como los perros aportan a los niños una mejora "de la tolerancia a la hospitalización, así como la reducción del nivel de ansiedad del menor y sus familiares”.
Además, el estudio demostró que la visita del perro era vivida por el paciente como un estímulo que restaba carga negativa a la hospitalización y resultaba un incentivo de ilusión y desconexión a la rutina hospitalaria, ya que el hecho de estar pendiente de la visita de la mascota “le generaba una mejora en su estado emocional horas e incluso días antes del propio encuentro”.
Tras los encuentros, los perros “proporcionaron a los niños seguridad (sensación de protección), y se vieron más fortalecidos a la hora de afrontar otros temores relacionados con el entorno hospitalario”, señalan.
Por otro lado, otro estudio realizado a 106 niños de entre 3 y 17 años diagnosticados con cáncer, afirmó que los pacientes que estuvieron en contacto con perros de terapia “tuvieron mejoras significativas en el rendimiento escolar”.
Pero lo cierto es que el mayor beneficio pareció ser el que experimentaron los padres, ya que mostraron niveles de estrés significativamente menores, “especialmente cuando hablaban con los médicos sobre el tratamiento de sus hijos”.
Por último, los resultados del estudio también indicaron que no hubo ningún incidente negativo entre los animales y los pacientes, “no hay ningún informe de mordeduras, rasguños o infecciones causadas por los perros. Esto nos indica que con los protocolos de seguridad adecuados, ésta puede ser una medida de intervención que puede beneficiar a toda la familia”