La bacteria ácido láctica Weissella cibaria, que forma parte de los ingredientes del biosellante, tiene un efecto probiótico y antimicrobiano activo contra los principales patógenos, logrando el efecto preventivo. También tiene potencial para impedir otras enfermedades, como las causadas por las bacterias Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae, Streptococcus agalactiae y Staphylococcus aureus.
Así lo asegura el médico veterinario Omar Vladimir Pabón Rodríguez, de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, quien, junto con la profesora Liliana Serna Cock, de la Facultad de Ingeniería y Administración, fueron los creadores de la composición, según recoge la propia Universidad.
“Se estima que en la mitad de los hatos bovinos de Colombia hay incidencia de la mastitis subclínica (que no presenta síntomas), y en algunos hatos puede estar presente en el 20 o 30% de las vacas. Es una de las enfermedades de mayor prevalencia en el sector”, asegura el investigador Pabón.
La mastitis se trata de una de las enfermedades que más pérdidas económicas genera en el sector lechero de todo el mundo, y puede alterar la composición de la leche y reducir su calidad. Además, los antibióticos y químicos convencionales elaborados por los productores para tratar la enfermedad pueden dejar algunas trazas en la leche y deteriorar sus propiedades.
“El valor agregado de nuestro biosellante es precisamente su composición orgánica, que no contamina la leche ni es agresiva con el animal, evitando efectos secundarios. Por ello creemos que nuestro producto tiene una amplia proyección comercial, en la medida en que ya tenemos establecida una formulación con los ingredientes y procedimientos necesarios para obtenerlo”, afirma el investigador.
Por otra parte, explica que el biosellante se constituye en una herramienta contra la proliferación de infecciones, si se tiene en cuenta que las bacterias están desarrollando resistencia contra los productos de síntesis química y los antibióticos. Por eso el sellante biológico resultaría atractivo para grandes empresas y laboratorios, con proyección a una amplia difusión comercial.
POTENCIAL EN EL LÍQUIDO RUMINAL
El proceso de formulación y obtención del biosellante duró alrededor de dos años y se adelantó en los laboratorios de la U.N. Sede Palmira. La fase inicial partió de investigaciones previas lideradas por la profesora Serna, en las cuales se aisló, purificó e identificó molecularmente la bacteria Weissella cibaria a partir de líquido ruminal bovino.
En este trabajo se determinó el potencial tecnológico de la bacteria ácido láctica, que se debía complementar con conservantes orgánicos, polisacáridos y espesantes, para llegar a un producto funcional.
Para el estudio se analizaron cuatro concentraciones diferentes de los ingredientes. “Cada mezcla resultante se analizaba durante un mes para determinar si cumplía con las características de viscosidad específica y de conservación de la bacteria en condiciones de refrigeración. Sabíamos que solo si Weissella cibaria sobrevivía a esas circunstancias podíamos hablar de viabilidad”, explica el médico veterinario Pabón.
Para probar el producto se trabajó con siete vacas, aprovechando cada uno de los pezones de las ubres, los cuales reaccionan de forma autónoma cuando se los trata de manera diferenciada. Así, algunos se sumergieron en el biosellante líquido, a otros se les aplicaron productos convencionales y a otros no se les realizó ningún tratamiento.
“El biosellante se adhiere al pezón creando una película o capa protectora que evita que las bacterias patógenas colonicen. Comprobamos que nuestra composición no genera ningún efecto secundario en los bovinos y funciona exitosamente en la prevención de la mastitis y otras infecciones”, destaca.