Quien tenga como mascota un gato, seguramente sabrá lo ‘sibaritas’ que pueden llegar a ser estos felinos con la comida. Pero es importante saber distinguir entre gatos selectos con lo que van a comer y gatos que están perdiendo o han perdido por completo el apetito, porque existe una gran diferencia.
Según indican los expertos de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), “el término médico para la falta de apetito es la anorexia que, por lo general, distingue entre dos tipos. Por un lado está la anorexia parcial, es decir, el gato todavía come pero mucho menos. Por otro, la anorexia completa, en donde el animal ya no come nada”, apuntan.
En este sentido, advierten que “la verdadera anorexia debe distinguirse de la pseudoanorexia, en la que el apetito es normal, simplemente existe una disminución de la ingesta de alimento debido a factores secundarios como por ejemplo, dolores o fractura en la mandíbula, lesiones en la lengua o infecciones respiratorias”.
Por el contrario de lo que ocurre con el aumento del apetito, en donde los gatos presentan menos problemas de salud, desde la Universidad informan que “la lista de posibles enfermedades por la disminución del apetito es enorme, y presentan un desafío diagnóstico mucho mayor”.
Así, las dolencias que pueden derivarse de la anorexia en los gatos, provocan en ellos una mala nutrición. “Como carnívoros que son los gatos, requieren un mayor consumo de proteínas y aminoácidos que otros animales. Cuando los gatos se vuelven anoréxicos, las proteínas rápidamente se convierten en proteínas desnutridas, y alrededor de entre 3 y 5 días sin apenas comer, las grasas corporales se descomponen en triglicéridos que sus cuerpos pretenden utilizar para obtener energía, pero a veces, esto no se cumple y los gatos acumulan triglicéridos dentro de sus células hepáticas, lo que les puede provocar lipidosis hepática", señalan desde la Universidad.
ESTIMULANTES DEL APETITO
Aunque siempre es preferible inducir al gato a que coma voluntariamente antes de obligarlo a que lo haga contra su voluntad, lo cierto es que el uso de estimulantes del apetito puede ayudar a que este problema mejore, “siempre y cuando el animal no se encuentre muy enfermo, ya que en ese caso serían ineficaces”.
Entre estos estimulantes, una variedad de medicamentos han sido los utilizados para intentar que coman. “Durante años, nuestra mejor opción fue la ciproheptadina. Sin embargo, el uso exitoso de la mirtazapina del que se informó por primera vez en 2006, y los estudios posteriores, informaron sobre un aumento significativo en los alimentos consumidos por los gatos después de que se le administrara a gatos sanos. Como resultado, la mirtazapina ha reemplazado a la ciproheptadina, como una opción de medicamento más popular para muchos veterinarios”, explican los expertos.
A pesar de que los efectos adversos de la mirtazapina son poco frecuentes, “entre ellos pueden aparecer contracciones musculares, hiperactividad, aumento de la vocalización y nerviosismo”.
Otros de los medicamentos para ayudar a estimular el apetito de un gato “son los esteroides anabólicos, como el decanoato de nandrolona y el estanozolol. Desafortunadamente, los efectos adversos en este caso son comunes y pueden ser bastante graves. Por esta razón, ya no se recomiendan para la estimulación del apetito”.
Por último, quieren dejar claro que “el aumento farmacológico del apetito nunca debe reemplazar un diagnóstico exhaustivo para determinar la causa de la anorexia. Los estimulantes del apetito, si se usan correctamente, pueden ayudar a reavivar el apetito de un gato. Sin embargo, si el gato no responde a los estimulantes del apetito, puede justificarse la alimentación asistida con un tubo de alimentación, o incluso la alimentación intravenosa”.
Aunque la información proceda de instituciones o profesionales veterinarios, desde Diario Veterinario siempre recomendamos que acudan a su veterinario de confianza.