La Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad a los Animales del Reino Unido ha publicado la historia y las imágenes de uno de los casos más crueles de descuido animal ocurridos en Gran Bretaña en los últimos años.
Lisa Crossley, de 45 años, era la dueña de Abbie, un perro de raza labrador de cuatro años. Cuando Abbie comenzó a desarrollar una erupción en su rostro el pasado mes de abril, su dueña no se preocupó de llevarlo al veterinario, “lo que hizo que sus ojos se irritaran hasta tal punto que no los podía mover, provocando que los párpados se doblaran sobre sí mismos y se frotaran contra las córneas”, explican.
Así, un miembro de la Rspca, que se enteró de tal atrocidad, informó a las autoridades y llevó al labrador al veterinario.
Pero cuando Abbie llegó ya era tarde, tras examinar al perro vieron que lo mejor era ayudarle a no sufrir más por medio de una inyección y que su sufrimiento terminara para siempre, ya que el dolor que estaba sufriendo el animal era insoportable.
Además, el veterinario también descubrió que tenía “problemas en la cadera, además de otros problemas de salud crónicos”, señalan.
Según los informes de la veterinaria, “el labrador sufrió esa condición durante al menos tres meses, sin embargo, los registros muestran que tenían una afección cutánea que se remonta a cuando tenía ocho semanas de edad”.
Imagen de Abbie.
Finalmente, el pasado 18 de enero Crossley se declaró culpable en el Tribunal de Magistrados de Telford de un delito de bienestar animal por no haber buscado atención veterinaria para su perro durante todo este tiempo y haberle causado un sufrimiento innecesario.
Tras el juicio, a la mujer se le ha prohibido tener cualquier animal durante cinco años, teniendo que renunciar también a sus otros dos perros y siete gatos en un plazo de 10 días. Además, se le impuso una multa de 344 euros y se le ordenó pagar los costos del veterinario que ascendían a un total de 438 euros.