Por todo el mundo es conocida la profesión veterinaria en clínica de animales o en el campo, pero seguramente muchos desconozcan algunos de los perfiles que estos profesionales pueden desarrollar dentro de su profesión.
En este sentido, es importante señalar la figura del perito veterinario, que además plantea una nueva oportunidad laboral surgida a raíz de los cambios que en la sociedad se han ido produciendo estos últimos años.
Tal y como explica Alfredo Fernández, doctor en Veterinaria y perito del Consejo General de Colegios Veterinarios, en declaraciones a Diario Veterinario, “cada vez, con mayor intensidad, se juzga la intervención del veterinario. Si un acto quirúrgico ha sido adecuado, si un procedimiento de quimioterapia se ha aplicado de forma correcta, si un tratamiento médico se ha desarrollado de forma justificada… lo que lleva a muchas personas a reclamar la figura del perito veterinario, para que valore los daños de manera adecuada, ya que cada vez más, existe una mayor sensibilidad por parte de la sociedad respecto al mundo animal, donde también entraría el tema de los animales maltratados”.
Y es que, la peritación veterinaria “actualmente está presente en todos los ámbitos inherentes de la sanidad profesional, que hoy en día parece estar puesta bajo una lupa cada vez más grande”, apunta Fernández.
En este sentido, en lo que concierne a la justicia, “el perito veterinario puede estar presente en el ámbito civil, a la hora de determinar si se ha producido un daño accidental a un tercero, por ejemplo, al consumir un producto alimentario en mal estado por culpa de la mala conservación de la cadena de frío. En ese caso, el profesional debería estimar en qué condiciones se ha producido la alteración de la cadena de frío, e incluso cuál es la valoración económica de ese producto en un momento determinado en el mercado”, explica el experto.
Por otra, también apunta que “la necesidad del perito se puede ver representada en el ámbito penal, porque un veterinario, ya no accidentalmente, sino con intención, pueda haber desarrollado un comportamiento recogido dentro del Código Penal y tipificado, por lo que sería responsable y tendría que tener aplicada una pena dentro de los ámbitos penales”.
Además, “la acción del veterinario puede ser evaluada dentro del ámbito deontológico por un perito, para ver si cumple con los preceptos disciplinarios que la profesión veterinaria debe mantener como elemento fundamental de su práctica profesional, y dentro del ámbito administrativo, ya que tiene que cumplir una serie de preceptos que marca dicho ámbito, por ejemplo, en la relación de la emisión de una receta veterinaria o en la ley de protección de datos”.
En definitiva, es evidente que existen muchas situaciones en las que el veterinario puede ser requerido como perito, “para informar de todos esos escenarios que puedan ser susceptibles de generar una duda al juez antes de impartir justicia”, lo que supone nuevas oportunidades laborales para aquellos veterinarios que estén dispuestos a ejercer esta tarea, con lealtad y veracidad”, concluye el veterinario.