Esta actualización adapta el procedimiento autonómico que rige la campaña de saneamiento ganadero a la declaración de Asturias como zona libre de tuberculosis bovina. También incorpora el procedimiento de calificación frente a la tuberculosis caprina.
La resolución establece que la campaña se realizará con carácter obligatorio en explotaciones de ganado vacuno, ovino y caprino, entre las que se seleccionará un muestreo para realizar la inspección. También se examinarán las explotaciones de ganado caprino que convivan o mantengan una relación epidemiológica con rebaños de bovino, así como las que produzcan leche o productos lácteos y aquellos establecimientos que voluntariamente se acojan al programa de calificación de tuberculosis.
En cuanto a la especie porcina, se realizarán controles serológicos para la detección de la enfermedad de Aujeszky y muestreos aleatorios de peste porcina clásica y peste porcina africana. Por su parte, en las instalaciones de acuicultura continental se procederá a hacer controles de septicemia hemorrágica viral y necrosis hematopoyética infecciosa. La resolución también recoge los requisitos que deben cumplir las explotaciones trashumantes.
La Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial podrá decidir, en aquellas explotaciones o zonas con alta incidencia de alguna de las enfermedades objeto de la campaña, la investigación de otras especies de la explotación susceptibles de padecerlas.
Las explotaciones sometidas a la campaña de saneamiento tienen que estar inscritas en el registro correspondiente y los animales identificados individualmente, conforme exige la normativa reguladora, que también establece aspectos tan importantes como los relativos al diagnóstico, periodicidad y desarrollo de las pruebas.
Las campañas de saneamiento ganadero han permitido que Asturias sea zona oficialmente indemne de leucosis bovina enzoótica, brucelosis bovina, brucelosis ovina y caprina, y libre de perineumonía contagiosa bovina y de tuberculosis. Esta situación permite disminuir las pérdidas económicas originadas por dichas enfermedades, minimizar el riesgo para la salud pública por un descenso de la incidencia de tuberculosis y brucelosis en humanos y aumentar las posibilidades de comercialización en los mercados de ganado con garantía sanitaria.
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