A principios de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) envió un equipo de expertos a Wuhan, donde se detectaron los primeros casos humanos de COVID-19 en diciembre de 2019, con el objetivo de investigar qué podría haber desencadenado la pandemia que ahora se atribuye a casi 4,5 millones de muertes en todo el mundo, con más de 10.000 personas al día falleciendo a pesar de más de 5 mil millones de dosis de vacunas administradas.
En su primer análisis, el equipo de la OMS, liderado por la veterinaria Marion Koopmans, concluyó que el virus probablemente saltó a los humanos desde los animales. Pero los expertos explicaron que había que seguir investigando sin demora, ya que "la ventana de oportunidad para realizar esta investigación crucial se está cerrando rápidamente, y cualquier retraso hará que algunos de los estudios sean biológicamente imposibles".
En este sentido, matizan que "los anticuerpos disminuyen, por lo que recolectar más muestras y analizar a las personas que podrían haber estado expuestas antes de diciembre de 2019 producirá rendimientos decrecientes".
PLAN ESPECÍFICO DE RASTREO DEL BROTE INICIAL
Para desvelar el origen de la pandemia, en su primera misión, los expertos realizaron una construcción detallada del origen del primer brote, comenzado en Wuhan. Para ello, se elaboró un plan especifico con estudios sobre las enfermedades respiratorias a nivel general en la región, el número de enfermos ingresados con síntomas respiratorios, y también revisaron los registros de defunción.
Además, se llevaron a cabo otras vías de actuación, como un mapeo extenso y rastreo de la cadena de suministro de productos vendidos en el mercado de mariscos de Huanan en Wuhan, realización de pruebas para detectar evidencia de infección con SARS-CoV-2 a una amplia gama de animales de producción, vida silvestre, mascotas y animales de zoológico, análisis de datos genómicos virales publicados y no publicados, y una revisión de la literatura relevante relacionada.
Según explican los expertos, “la enorme carga del trabajo preparatorio en la primera misión, fue asumida por el equipo en China, que incluyó a más de 1.000 profesionales de la salud que recopilaron, analizaron, presentaron y discutieron datos y resultados del estudio durante nuestra misión conjunta”.
Asimismo, “se intercambiaron grandes cantidades de información sobre la base del trabajo realizado, y fueron necesarios días de debate para desarrollar recomendaciones sobre el trabajo adicional a desarrollar. También elaboramos un modelo de las posibles 'vías de aparición' para estructurar nuestros pensamientos”.
“Nuestro informe conjunto resumió la base de pruebas que se generó durante esta primera fase de rastreo de origen. Concluyó que no había pruebas definitivas a favor o en contra de ninguna de las cuatro vías propuestas: introducción zoonótica directa (a través de un desbordamiento de animales salvajes) y tres vías indirectas de introducción. Estos tres son: infección zoonótica por el manejo de animales de granja infectados; introducción zoonótica a través del consumo de alimentos contaminados o de animales infectados; o introducción por escape de un laboratorio que trabaja con virus animales. El informe señaló que consideramos la introducción directa o la introducción zoonótica indirecta a través de un hospedador intermedio como lo más plausible”.
RETICENCIAS A LA COLABORACIÓN
A pesar de la importante misión de los trabajos de investigación realizados sobre los laboratorios chinos, el equipo de expertos lamentó que “el equipo chino fue y sigue siendo reacio a compartir datos íntegros (por ejemplo, sobre los 174 casos identificados en diciembre de 2019), citando preocupaciones sobre la confidencialidad del paciente”.
Además, los científicos de la OMS también lamentan de haber dispuesto de un tiempo limitado para trabajar, por lo que “priorizamos la comprensión del papel de los laboratorios en los primeros días de la epidemia, los procedimientos generales de bioseguridad del laboratorio y las posibles enfermedades o absentismo del personal debido a enfermedades respiratorias a fines de 2019”.
Por otra parte, también “revisamos el trabajo publicado por estos laboratorios para evaluar su historial científico de trabajo con coronavirus relacionados con el síndrome respiratorio agudo severo (SARS)”.
SARS-COV-2 DURANTE DICIEMBRE DE 2019
En una primera lectura de los resultados, el grupo de expertos llegó a la conclusión de que el virus circulaba por la ciudad de Wuhan en diciembre de 2019. “Informamos evidencia de una presencia anterior, pero no llegamos a una resolución sobre cuándo, dónde y cómo ocurrió”, comentan.
Los científicos de la OMS también llegaron a la conclusión de que “el mercado de productos del mar de Huanan tuvo un papel importante en la primera parte de la pandemia y que había vínculos suficientes con los mercados de animales silvestres para realizar un seguimiento en profundidad. Además, descubrimos que probablemente se habían pasado por alto los primeros casos de COVID-19, como es común en los brotes de nuevas enfermedades”.
No obstante, afirman que no se pudieron obtener hallazgos claros, y que tampoco se “esperaba que este estudio inicial proporcionara respuestas definitivas al origen del SARS-CoV-2. Más bien, la fase 1 siempre tuvo la intención de formar la base de un proceso más largo de investigación científica que podría durar meses o años”.
Por lo tanto, “el informe inicial presentó recomendaciones para los estudios de fase 2 que seguirían la evidencia y profundizarían en las vías más probables de aparición. Como informe de un estudio conjunto OMS-China, estas recomendaciones fueron acordadas por miembros del equipo internacional y chino”.
RECHAZO DEL ESTUDIO INICIAL
Antes incluso de la publicación del primer informe, los científicos lamentan que se “distribuyeron declaraciones formales a la OMS de algunos gobiernos, con tres argumentos: que China no había compartido datos de manera adecuada; que no habíamos prestado suficiente atención a la hipótesis de la fuga de laboratorio; y que nuestras conclusiones científicas se vieron influidas por la postura política de China con respecto a la transmisión a través de la cadena alimentaria”.
En este aspecto, los científicos señalan que, “en nuestro informe, declaramos que si la evidencia que respalda alguna de las hipótesis se conoce después de la publicación, los estudios de fase 2 deben examinar esto cuidadosamente. Por ejemplo, describimos que había evidencia de la presencia de animales vivos en el mercado a fines de diciembre de 2019, pero que los datos presentados al equipo no mostraban evidencia definitiva de mamíferos vivos. Esta evidencia salió a la luz después de la publicación”.
En opinión de los expertos de la OMS, parte del discurso público negativo en torno al informe probablemente se origina en la falta de comunicación y la incomprensión sobre la naturaleza del trabajo.
“Aunque el informe publicado se denomina correctamente como un estudio conjunto para reflejar lo establecido, fue llamado públicamente una investigación por algunos periodistas, por representantes de algunos estados miembros y, en ocasiones, por representantes de la OMS. Esto podría haber generado expectativas de que el informe proporcionaría pruebas contundentes basadas en auditorías formales de los institutos involucrados en los estudios”, lamentan.
ESTUDIOS EN LA FASE 2
La búsqueda de los orígenes del SARS-CoV-2 “se encuentra en una coyuntura crítica”, tal y como explican los expertos.
Tanto el equipo internacional como el equipo chino han presentado las prioridades de la OMS para los estudios de fase 2, entre las que destacan la realización de más estudios de rastreo sobre los primeros casos de la enfermedad, evaluación de posibles huéspedes como murciélagos salvajes, u animales domésticos, como los usados en peletería, así como la búsqueda de nuevas pistas sobre el origen del virus.
La realización de estas investigaciones es urgente, ya que, con el paso del tiempo, cada vez se hace más difícil la “viabilidad biológica de realizar el rastreo crítico de personas y animales dentro y fuera de China”.
Por otro lado, muchas de las granjas de China que suministraron millones de mamíferos vivos a varios puntos del país, “en respuesta a la pandemia de SARS-CoV-2, ahora están cerradas y los animales han sido sacrificados, lo que hace que cualquier evidencia de propagación temprana del coronavirus sea cada vez más difícil de encontrar”, advierten.
Por todo ello, hacen un llamamiento “a la comunidad científica y a los líderes de los países para que unan sus fuerzas para acelerar los estudios de fase 2, mientras aún hay tiempo”, concluyen los expertos en el artículo recientemente publicado.