A principios de los años 1980, cuando el Gobierno Vasco asumió las competencias en investigación agraria, los pastores vascos estaban preocupados por una enfermedad respiratoria de las ovejas que llamaban albamina o birikakoa. Por ello, uno de los primeros proyectos de investigación que se pusieron en marcha fue un estudio para buscarle una solución.
El resultado fue la descripción, por primera vez en la Península Ibérica, de una enfermedad que había sido detectada originalmente en ovejas islandesas en los años 30 y que allí llamaban Visna o Maedi. Debido a lo lento que se desarrolla la enfermedad, los virus que la causan se llamaron Lentivirus (Small Ruminant Lentivirus, SRLV). La infección está muy extendida en todo el mundo, y su presencia en el País Vasco generó una serie de estudios que, no solo supusieron importantes contribuciones científicas, sino que fueron uno de los factores de internacionalización de la Sanidad animal vasca. El carácter insidioso y crónico de la enfermedad clínica con una incidencia del 1-2% para una prevalencia de la infección del 50%, hace difícil evaluar su impacto real en la producción ovina. Desarrollar un método para hacer tal evaluación ha sido un objetivo constante del Departamento de Sanidad Animal del Gobierno Vasco, una vez constatada la extensión de la infección y la imposibilidad de eliminarla fácilmente.
El País Vasco, gracias a su estrategia de inversión en investigación y transferencia desde los años 80, proporciona unas condiciones ideales para combinar el estudio de los aspectos económicos y sanitarios de esta enfermedad a medio y largo plazo.
Así, los expertos del Departamento de Sanidad Animal y de Producción Animal de NEIKER, han utilizado un modelo estadístico basado en el que se viene aplicando a la mejora genética de la oveja Latxa para relacionar la infección por SRLV con la producción de leche de tres rebaños durante 10 lactaciones anuales.
Los resultados obtenidos indican que la lactación tipo de las ovejas infectadas fue un 6,7 % inferior a la de los animales seronegativos. Las mayores diferencias (p<0.001) se observaron en el máximo pico de producción en la vida útil de las ovejas, entre la segunda y la cuarta lactación. Sin embargo, el efecto acumulado en toda la vida productiva de cada oveja combinando la cantidad de leche con la de corderos es todavía mayor, con pérdidas de aproximadamente 50 euros por oveja y año. Esta disminución sustancial del potencial económico de la ganadería ovina demuestra el gran beneficio que se obtendría en el caso de establecer un programa de control de esta enfermedad que, incluso en razas de producción media como la Latxa, permitiría cubrir holgadamente los gastos analíticos laboratoriales.